Nací en Junín el 22 de agosto de 1988, en el barrio 9 de Julio. Fui a la escuela número 24 y luego al Comercial hasta que me fui a River Plate. Allá terminé el secundario los últimos tres años. Ya a los 15 estaba en Buenos Aires, con el equipo de la Selección Nacional de Natación.
Tuve muchos amigos en la primaria, con varios de los cuales sigo hablándome hasta el día de hoy. Una mistad a lo lejos, pero con mucho cariño.
La secundaria fue rara porque fui perdiendo muchos amigos del primario, máxime cuando me fui a Buenos Aires y allá la mayoría de los nuevos amigos eran los que estaban para jugar básicamente al fútbol en River y éramos solamente dos chicas. Fue algo que me costó mucho y lamento hasta hoy haber perdido algunos amigos en el camino. Pero tampoco me arrepiento porque era algo que yo tenía que hacer para seguir creciendo en lo mío.
Anteriormente hice voley, hockey y tenis. Lo mío iba más para el deporte individual. Me atrapaba el tenis, pero por ahí no tuve un profe que me terminara de convencer que era lo mío.
Mi primer entrenador de natación fue Gerardo Leonard y le debo mucho de toda mi carrera deportiva. El hizo que yo amara este deporte, que me apasionara por él. Me enseñó muchísimos valores dentro del deporte. Además tuve el apoyo incondicional de mis padres, hermanos y amigas. Estábamos en el CEF 55 Santa Paula que fue a quien representé hasta que me fui a River Plate. Fue una época fantástica. Recuerdo con mucho cariño a Josefina Maggi y Belén Pedernera, dos grandes compañeras de equipo.
Mi primera competencia fuera de la ciudad seguramente ha sido algún torneo de FANNBA. Mis padres me llevaban a todos lados, junto con mis hermanas. San Nicolás, San Pedro, Baradero, entre otras ciudades. Allí corrí en pileta como federada.
La primera carrera fuera de la pileta que gané fueron los 700 metros de la Laguna de Gómez. Creo que hoy muchos chiquitos arrancan con eso. Fue un incentivo clave para mi carrera. Creo que hoy faltan remarcar estímulos de ese estilo en todos lados para que los chicos desde ese entonces empiecen a tomar el buen sabor, la satisfacción de correr y recibir una linda copa u otro reconocimiento, que salgan en los diarios porque ayuda mucho a que ellos se puedan ver, que piensen que pueden ser tal vez un referente el día de mañana. Que vean que van logrando cosas en su vida, por más pequeñas que sean. El apoyo de la ciudad misma.
El primer torneo importante que competí fue un Argentino en Córdoba y a los 6 meses en La Pampa, que fue donde subí al podio saliendo campeona nacional de 50 metros libres. Nunca me voy a olvidar la sensación de ese día porque era algo impensado para mí. Otro que recuerdo siempre fue mi primer torneo internacional en Mococa –que todavía se sigue haciendo- yo con doce años ya integraba una selección nacional. Fue fantástico.
Otro, a los 13 años, salí campeona juvenil en Joao Pessoa (Brasil) que fue un torneo increíble, con una larga concentración previa, cosa que no había hecho nunca. Había salido de mi casa casi por un mes a otro país, entrenando, con chicos que no conocía. Ahí uno aprende lo que te da el deporte, el trabajo en equipo, la amistad, el ser amigo del rival, el ganar-perder, el compromiso, el tiempo, la distancia, el extrañar, el poder sobrellevar todo eso.
Me retiré de la Selección Nacional a los 28 años. Nunca deje de nadar. Si de competir entre los 28 y los 30.
A fines de 2018 empecé a nadar en Máster. Gané un campeonato sudamericano y el año pasado salí campeona del mundo en Corea del Sur en un torneo increíble que compartí con mi mamá. Fue algo soñado. Fue una competencia de 100 metros mariposa. Y obtuve medallas de plata en 50 libres y 50 mariposa, con mis mejores registros históricos. Fue algo que valoro mucho y subrayo para quienes están en esto y quieran seguir con el paso del tiempo. Nunca hay que decir que es tarde. Siempre que uno quiere, puede. Está claro que el reloj corre, pero las ganas tienen que estar siempre por sobre todas las cosas.
Son varios los mejores nadadores de la historia. Georgina Bardach y José Meolans están entre ellos. Pero he conocido muchos nadadores que realmente han sido referentes. Hoy me vuelvo a encontrar en máster con María Virginia Garrone, una velocista increíble. Florencia Sigue-tti que está en EE.UU. pero fue una referente en su momento. Y muchas compañeras de selección como Julia Sebastián, que la aprecio mucho.
Hay muchos más que a pesar de no estar en primera línea son más que respetables y considerados por todos. Llegaron a ser olímpicos, cada uno en su tiempo, su espacio, su categoría. Siempre hay referentes que no llegan a ser famosos, pero han hecho una gran carrera dentro de la Nación Argentina.
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