None
Algunos de los integrantes de la Peña "Los Nocheros".
AMISTAD, CAMARADERÍA Y DEPORTE

La peña juninense "Los Nocheros" cumple 48 años de vigencia y de pasión por la pesca

Las primeras reuniones se realizaron allá por 1972 y los fundadores del grupo eran, en su gran mayoría, empleados del ferrocarril. Darío Reincheshammer, uno de los pioneros, recordó los inicios y aseguró que la actividad representa un acto de liberación.

La peña juninense "Los Nocheros" cumple 48 años de vigencia, de amistad y de una profunda pasión por la pesca. Allá por junio de 1972, el puntapié inicial lo dio un grupo de amigos que en su mayoría eran empleados del ferrocarril. Entre ellos, Mario Biscaro, Víctor Clancik, Luis Manelo, Enrique Porte, Aldo Pagella, Sebastián Palumbo, Héctor Rimoldi, Bernavé Robledo, Ernesto Samperi, Omar Singolani, Alberto Varela, Juan Giménez, Claudio Larenti, Rodolfo Bueno, Hugo Vivieri y Dido Spasandin.

Yo pesco desde los 13 años y tengo 70, casi toda una vida. Es algo que me tranquiliza, que me relaja. Hoy, siendo jubilado, lo disfruto mucho.

Yo trabajé de guía de pesca y se sabe que la Laguna de Gómez es una laguna donde el pejerrey está de paso.

En el 74 se sumó Darío Reincheshammer, quien hoy, a los 70 años, no solo se mantiene en plena actividad sino que también es uno de los "próceres" de la peña. Y la historia continúa porque el espíritu es el mismo. Se juntan a cenar, a charla y de vez en cuando organizan un torneo nocturno para despuntar el vicio. Para sentir esa libertad y esa adrenalina que solo los pescadores entienden. 
En diálogo con Democracia, Darío recordó los inicios, habló de los primeros viajes, repasó el presente y confesó que una vida sin pesca le sería difícil de imaginar. 

- ¿Qué recuerda de los inicios?
- Bueno, que al principio la mayoría de los integrantes de la peña eran empleados del ferrocarril, que lógicamente les gustaba la peña y que se juntaban a comer y a pescar en el Club de Pescadores. Ese grupo de amigos decidió hacer una peña. Y empezaron a organizar concursos, a la noche y en pleno invierno, de ahí el nombre de Los Nocheros. Llegó un momento que no se pudieron organizar más concursos en el Club de Pescadores y por eso la peña se trasladó al Club de Cazadores. 

- Amigos, cena y pesca; linda combinación. 
- La pasábamos muy bien. En los comienzos me acuerdo que hacíamos comidas a la olla, como locros, busecas, guisos de mondongo, guiso de lentejas. Teníamos a nuestros cocineros, algunos hacían las comidas con menos picantes y otros todo lo contrario. La verdad que la pasábamos muy bien. Llegó un momento que en la peña éramos más de treinta integrantes. También, dentro de algunas competencias en las que participábamos, armábamos viajes en grupo. Competíamos en los concursos que organiza FEPYLBA, que es la Federación de Pesca y Lanzamiento de la provincia de Buenos Aires. 



- ¿Cómo eran aquellos viajes?
- Te imaginarás que treinta años atrás no todos teníamos la posibilidad de tener un vehículo propio, como te dije anteriormente, la mayoría eran empleados del ferrocarril, empleados de comercio o de alguna industria, éramos laburantes. Entonces lo que hacíamos para viajar era alquilar un colectivo. Armábamos viajes a San Blas, Claromecó, Monte Hermoso. Señábamos primero el transporte y después, el día del viaje, le pagábamos el resto. Me acuerdo que hicimos muchos viajes con Omar Laiolo. Íbamos con nuestras familias, eran viajes muy lindos. Y también la peña, a fin de año, organizaba una cena para todos sus integrantes. La pasábamos muy bien. 

- ¿Qué cambios nota con el paso del tiempo?
- Bueno, muchos de los fundadores de la peña han fallecido, te diría que más del setenta por ciento. Después muchos tuvimos la posibilidad de comprar un auto y ya con un vehículo es distinto porque uno va a pescar cuando quiere. Se facilitaron mucho las cosas. De todas maneras la peña sigue vigente, nos juntamos a comer y de vez en cuando vamos a algún campo a pescar un rato.

- ¿Qué buenos momentos le regaló la pesca?
- Conocer muchos amigos, gente muy buena. Hoy en día muchos pescadores tienen su lancha y su auto; y quizás un poco por eso las peñas se fueron perdiendo. Nosotros seguimos juntándonos, por suerte hemos podido mantener ese espíritu. A veces solamente nos juntamos a comer y charlar, a recordar anécdotas, pero nos juntamos y la pasamos bien.

- ¿Antes se pescaba más?
- No sé, puede ser, antes, todos los concursos se realizaban en el Carpincho. Me acuerdo que un año, con mis dos hijos, salimos segundos en un concurso con 150 pescados. Se pescaba tremendo. Después se hicieron algunas obras, apareció un bagre blanco, muchas cosas. Yo trabajé de guía de pesca y se sabe que la Laguna de Gómez es una laguna donde el pejerrey está de paso. Hubo épocas en donde los pescadores venían a Junín y ocupaban todos los hoteles. Era impresionante. 

- ¿Tamaños del pejerrey?
- He pescado de un kilo, un kilo cien. Pero sé que han sacado hasta de un kilo cuatrocientos. Pero yo creo que ese pescado ya no lo vamos a ver más. Todo pescado va en contra de la corriente, como los argentinos (risas). No sé por qué va en contra de la corriente, la verdad que no sé, pero cuando uno pesca tiene que tener en cuenta ese dato. 

- Buen dato, ¿algún otro?
- Más que datos te voy a decir que, en mi opinión, el pescador tiene que tener más conducta. He visto a padres comprarle cañas de dos metros para que sus hijos pesquen mojarritas. Y no es así. A los chicos hay que enseñarles de otra manera, con una caña chiquita, que tenga anzuelo mosquita. Y la carnada ideal es la lombriz. Y una boya bien chiquita. No redes, por favor, porque he visto pescar en redes y a los pescados chiquitos los dejan tirados. Es una cuestión de educación. Después el pescador más grande, no entiendo cuando pesca 30 tarariras y se las queda. Para qué quieren treinta tarariras si con dos o tres grandes ya pueden hacer una buena comida. Todas esas cuestiones tenemos que aprender. 

- Lo último, ¿cómo describiría la sensación de pescar?
- Yo pesco desde los 13 años y tengo 70, casi toda una vida. Es algo que me tranquiliza, que me relaja. Hoy, siendo jubilado, lo disfruto mucho más te diría. Me siento solo, distendido, me relaja. Libero la mente. Y hoy en día, si no voy a una laguna y no tengo pique o no pesco no me pasa nada. Es una sensación muy linda, uno libera presiones. La verdad es que no me imagino una vida sin esto. Es más, en el edén creo que se puede pescar.

COMENTARIOS