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Cuatro historias, la misma pasión.
NUNCA ES TARDE

Practicar deporte a los 50, un cable a tierra indispensable para mejor la calidad de vida

Democracia reunió a cuatro reconocidos deportistas de nuestra ciudad para conocer sus experiencias. Las historias de Juan Pablo Pontelli (básquet), “El pelado” Claudio Rabadan (fútbol), “El chacho” Ignacio Sarobe (rugby) y Mauricio Bonet (tenis).

Practicar un deporte a los cincuenta años representa un cable a tierra indispensable para mejor la calidad de vida. Así lo entienden Juan Pablo Pontelli (básquet), “El pelado” Claudio Rabadan (fútbol), “El chacho” Ignacio Sarobe (Rugby) y Mauricio Bonet (tenis); todos ellos deportistas de nuestra ciudad que se mantienen en vigencia gracias a una enorme voluntad y al deseo de sentirse bien.
La historia de cada uno de ellos representa el sacrificio, el talento y las ganas de disfrutar del deporte. En el caso de Pontelli (51 años) su gran amor es el básquet. Sus primeras armas las aprendió en su querido Club Los Indios. Después jugó el TNA con la camiseta de Gimnasia y Esgrima de La Plata y también defendió la de Estudiantes. 
Juan Pablo también vivió en Italia donde siguió jugando y también tuvo la posibilidad de recibirse de entrenador. En 2007 regresó al país y uno de los primeros lugares que pisó fue su segunda casa, el Club Los Indios. En la actualidad defiende esos colores, los del “Canario”, en el torneo de segunda que se desarrolla en nuestra ciudad.

Sobre su vida, dijo: “El básquet ha estado siempre. Desde chico hasta la actualidad. Hoy, a mis 51 años, juego en el maxibásquet y las ganas son las mismas. Lógicamente tengo otros cuidados pero las ganas siguen siendo las mismas”.
Sobre los torneos de maxibásquet, remarcó: “Este tipo de competencias nos permiten a nosotros seguir estando. Pero  últimamente se mezclan mucho las edades y a veces se hace complicado. A veces me toca jugar con chicos de 25 años y los chicos no tienen reparos, van con todo. En este sentido considero que se ha perdido un poco el respeto”.
Por último, añadió: “Más allá de las críticas que uno pueda hacer, participar del torneo y jugar con algunos muchachos de mi edad es muy lindo. El deporte en sí es algo que personalmente me hace muy bien. Además de jugar al básquet yo hago natación y ando mucho en bicicleta”.
“He aprendido muchas cosas del deporte. Más allá de los beneficios para la salud, en mi caso me ha ensañado valores, me regaló amistades, he conocido lugares y la verdad es que estoy muy agradecido”, finalizó.


    
“El Pelado” Rabadan, un crack de Independiente
Claudio “El pelado” Rabadan tiene 58 años y forma parte del plantel que representan al Club Independiente de Junín en el Torneo oficial de Fútbol Senior que organiza la Liga Deportiva del Oeste. 
“El Pelado la rompía, era un crack”, dicen los que saben. Pero lo que no muchos saben es que Claudio también jugó al básquet hasta que en un momento determinado tuvo que elegir. Y, evidentemente, apostó al fútbol.
Sobre su paso por este hermoso deporte, en el encuentro con Democracia expresó: “Siempre digo que hay que dejar una buena imagen como persona, después, desde lo deportivo te puede ir bien o mal, pero es lindo que a uno lo recuerden como buena persona”.
Añadió: “En mi caso guardo recuerdos maravillosos. Por ejemplo, a los 16 años tuve la posibilidad de hacer una gira con Independiente de Avellaneda, tuve la posibilidad de jugar con Bochini, con Enzo Trossero. Pero bueno, la verdad es que cuando era chico me gustaba mucho salir. Esa es la verdad (risas)”.
Queda claro que “El pelado”  Rabadan no perdió las mañas. Sigue siendo el mismo tipo sencillo, gracioso, divertido, ese que le pone un poquito de humor a cada charla. 
“Cuando sos pibe hay cosas que no te das cuenta. A mí me encantaba jugar al fútbol pero también me gustaba la noche. Mi padre tenía un buen pasar económico y eso quizás me favoreció un poco. Era chico y me gustaba salir. Hasta que conocí a mi actual esposa, en aquel entonces mis amigos me daban diez días con ella y llevamos 35 años. Tengo dos hijos, Juan y Leandro”, remarcó.
Lo cierto es que Claudio sigue derrochando su magia en los canchas de nuestra ciudad. Sobre este presente, dijo: “Yo veo que en los torneos de fútbol senior hay chicos que juegan como si fuera una final del mundo. Noto que quieren hacer ahora lo que no pudieron hacer antes. Y en realidad muchos vamos a jugar para divertirnos”. 
Por último, sobre el bienestar que le genera mantenerse en actividad, consideró: “Yo soy viajante y jugar al fútbol me sigue generando una alegría enorme. Me libera de las tensiones del trabajo. Entrar a un vestuario, compartir un equipo con un pibe de 40 y jugar medianamente bien me hace sentir vivo”.

El “Chacho” Sarobe y  su pasión por el rugby
Ignacio Sarobe es más conocido como “Chacho”. El rugby es y sigue siendo su deporte preferido. En la actualidad, a los 58 años, integra el plantel de Los Miuras Classic  que compite en los torneos provinciales, nacionales e internacionales de la categoría.
Sobre su historia, contó: “Arranqué a jugar en el año 74, yo tenía 14 años. Teníamos una pelota y un grupo de amigos que jugábamos. Hasta que un día Eduardo Cognigni nos invitó a jugar de una manera más seria y a partir de ahí no paré más”.
También contó: “Jugué al rugby hasta que me fui a estudiar a La Plata. Y en La Plata no lo pude evitar y seguí jugando para el Club Los Tilos y también representé al Centro de Estudiantes de Bahía Blanca. En el 87 volví y jugué para Los Miuras hasta que me retiré a los 42 años”.
“En realidad el rugbier nunca se retira, es una filosofía de vida. Yo siempre digo que el ex rugby no existe. Una vez me tocó participar de un encuentro internacional y ahí pude ver y disfrutar a jugadores de 70 y pico de años”, puntualizó “Chacho”. 
A sus 58 años y habiendo jugado gran parte de su vida al rugby, Ignacio describió: “Soy un convencido de que a partir del juego se pueden transmitir un montón de valores que luego sirven para la vida. En el rugby el respeto ocupa un  lugar importantísimo. La caballerosidad ante el rival es algo que los entrenadores le enseñan a los chicos desde chicos”.
Por último, completó: “El tercer tiempo también es algo que nos inculcaron desde chicos. en el rugby es algo muy tradicional, después de jugar un partido, de haber chocado un montón de veces, se arma un espacio donde compañeros y rivales compartimos un momento, tomamos una gaseosa, una cerveza, lo que fuera y los roces del partido quedan atrás”.
“Yo creo que la vida te va dando parámetros, en este caso uno sabe hasta dónde le puede dar el físico. Eso te lo va enseñando la vida. Hoy también se vive una relación confusa entre los profesores y los padres. Cuando un profesor le dice a un padre que su hijo se está portando mal, a veces el padre se enoja con el profesor. Está un poco distorsionada esa relación”, finalizó.

“No me imagino una vida sin el tenis”
Mauricio Bonet tiene 51, es médico e integra el plantel de deportistas del Centro de Entrenamiento CAS Tenis Junín. En la charla con Democracia, contó que nació en Pergamino, que arrancó a jugar a los ocho y que desde los 12 a los 17 compitió en torneos del circuito nacional.
En relación a su vida, Mauricio remarcó: “Paré de jugar cuando me fui a estudiar pero una vez recibido y ya instalado en Junín me hice un tiempo para volver a jugar. Hoy lo hago dos o tres veces por semana y lo complemento con un buen entrenamiento. El tenis es mi pasión y también mi cable a tierra”.
Agregó: “A mi edad no hay tantos jugadores, entonces me tengo que adaptar a jugar con chicos más jóvenes. Uno puede mantener la técnica pero el estado físico hay que trabajarlo. Lógicamente la recuperación es más larga. Si un domingo juego algún torneo, el lunes tengo que ir a trabajar. Pero bueno, hay que estar convencido. La verdad es que no me imagino una vida sin el tenis”.
Al hablar sobre la actualidad de los deportes en general, Mauricio tuvo una mirada que fue apoyada por el resto de los entrevistados. Al respecto, señaló: “Hoy estamos en una etapa donde lo físico es más importante que lo técnico. Creo que esa tendencia se traslada a todos los deportes. Por eso es que es muy importante tener una vida ordenada, descansar bien y por supuesto entrenar”.
Completando su punto de vista, remarcó: “Yo creo que lo que hoy se perdió fue la educación deportiva, antes un club era la extensión de la escuela. Hoy es muy distinto. No sabría decirte cuáles son los motivos del cambio pero te puedo asegurar que hoy es diferente, no veo ese perfil en los entrenadores. Son muy pocos los que realmente sienten la vocación de educar a los chicos desde el deporte”.
Finalizó: “Yo siento que el deporte es un estilo de vida, es un cable a tierra, es todo. Lógicamente que el trabajo, la profesión de cada uno es importante, pero el deporte es esa segunda casa que todos deberíamos tener. También por una cuestión de salud, pero principalmente creo que es una pata más para el desarrollo personal”.
En definitiva, las cuatro historias tienen algo en común y es esa gran pasión por el deporte. De ese punto nacieron los relatos y las anécdotas. Ahora resta ajustar los cordones y convencerse de que nunca es tarde para empezar a entrenar.

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