PARTICULAR ATLETA JUNINENSE

Mario Fernández corre descalzo y aspira a crear una escuela para enseñar esta técnica

El deportista destacó que "En dos o tres meses se puede lograr dicho objetivo, pero se necesita tener un tutor, y a eso apunto".

A veces lo que parece imposible da un vuelco total y demuestra que, con entereza y decisión, se pueden revertir ciertos impedimentos deportivos que parecen quedar estancados en un ideal.
Este es el caso del atleta juninense Mario Fernández, quien fue imponiendo un estilo de competir de manera distinta a lo convencional y es así que corre descalzo, sin utilizar zapatillas.
El deportista local, destacó inicialmente, sobre su etapa de entrenador: “me recibí en la década del ´90 y recuerdo que recayó en nuestra ciudad una filial de la empresa Weider, que es la creadora del trabajo de sobre-carga. Fue el fundador de la Federación Internacional de Fisicoculturismo, que es la que hace la premiación ´Miss Olimpia´ y ´Míster Olimpia´, además de manejar mundialmente las revistas más especializadas de fitness. El segundo de Weider es Rafael Santoga Gómez, un español que vino a la Argentina y abrió un cupo para trabajar como entrenador. No lo dudé y fui a realizar el curso, junto a mi esposa”.
“Después, cuando colapsó la economía de nuestro país allá en 1991, la empresa se fue del país, retiraron la firma y yo decidí comenzar mi carrera de instructor en fisicoculturismo. Empecé con Carnelli–Croccinelli, en un gimnasio que tenían en calle General Paz e Hipólito Yrigoyen. Tuve la suerte de tener entre mis pupilos a Fabián Correa, Pedro Scandar, Horane, Etchevarría, quien era mi ayudante y hoy tiene su propio gimnasio, Diego Mac Namara y otros, que llegaron muy lejos con la actividad”.
Siguiendo con su relato, Fernández expresó: “también practiqué artes marciales, algo que me gusta mucho, pero me quebré el metatarso y ahí es donde comienza mi incursión en el atletismo. Al principio, tenía el tobillo endurecido, porque la lesión te lleva a tener todo el pie inmovilizado. Eso me llevó a un trabajo muy minucioso, ya que había perdido parte del arco de estabilidad. Al poco tiempo, ya sin vendaje, me propusieron caminar y si podía, empezar a trotar suave. Así fue que, junto con mi señora, empezamos a intervenir en algunas pruebas y me empezó a gustar. A partir de ahí no pare, probé con pruebas de 5 y 10 kilómetros de calle, y a la vez empecé a hacer cursos y capacitaciones de atletismo. Entre ellas, de ´Población Infanto–Juvenil, ´Técnicas de carrera´, ´Carreras de Trai-Running, de Montaña y de Fondo´. Fue allí donde comencé a correr varias maratones, pero en una que se hizo en Buenos Aires, venía un grupo de atletas por el kilómetro 28, trotando suave, distendidos y charlando. A esa altura de la competencia, el cuerpo empieza a sentirse distinto y ellos iban como jugando, algo que me llamó la atención. Cuando llego yo al final de la carrera, encuentro a todo ese grupo juntos, charlando. Me arrimo y veo que estaban descalzos. Eran españoles y me contaron que eran corredores minimalistas, un término genérico que no solo se escucha en el deporte sino en todo ámbito de la vida. Podemos decir que es una cultura de lo despojado, de lo necesario, de lo imprescindible, desechar todo lo que está de más. Quien patentó a uno de estos estilos es Nicolás Romanovc, que había emigrado de Rusia hacia los Estados Unidos".

Corredor minimalista
Continuando con el relato al programa radial local "Deportes en Acción" que encabeza Sergio Gabriel, el deportista entrevistado manifestó: "al principio, intenté practicarlo por mis propios medios, siendo todo tedioso, doloroso. No encontraba una metodología que pudiera aplicar, hasta que descubrí -tras haber hecho un curso-, que todo estaba en la transición, es decir que un atleta que corre con el sistema pendular, con el eje en la cadera, con zancadas largas, aplicando el talón y la fuerza de cuádriceps para volver a tomar aceleración, es un corredor minimalista, quien hace una técnica parecida a la del garrochista. Es decir, primero clava el antepié en el piso debajo de la masa del cuerpo y descarga toda la energía cinética en los tendones. Son técnicas que se aplican y que parece difícil de llevar adelante, pero son sencillas, solo hay que entrenarlas".
Sobre la técnica propiamente de correr descalzo, Mario contó: “es menester adquirir esa habilidad, que hemos perdido por tener el pie envuelto en protección. Es entonces que el cuerpo pierde noción del balance, la ubicación y el equilibrio. Los grandes deportes de precisión requieren que el pie esté descalzo, y hay claros ejemplos, por ejemplo, para anillas, caballetes, la viga, es decir todos los deportes olímpicos de precisión, las artes marciales, todo lo que sea exacto, se hace descalzo. Así, el cuerpo se mueve en el espacio y tiende a ser muy preciso. Para correr es todo muy paulatino, se comienza trabajando con medias, haciendo ejercicios hasta sentirte seguro y decidido de que lo vas a hacer, que se logrará. Progresiva y lentamente se hacen unos metros sin calzado, después algún kilometro, y a partir de ahí, ya está, la planta del pie trabaja como una esponja, es decir la piel se retrae y todo marcha normalmente".
Ya sobre el final, Mario Fernández dijo: "en dos o tres meses se puede lograr dicho objetivo, pero se necesita tener un tutor, y a eso apunto. Muchos están queriendo volver a lo natural y es mi idea tener una escuela, para enseñar a andar, a correr descalzo. Sé que en poco tiempo lo voy a lograr, podré armar un grupo de atletas que corra descalzo", cerró, esperanzado, el entrevistado.

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