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La cancha del Turco Lorenzo resistía al paso del tiempo.
UNA ACTIVIDAD QUE CRECIÓ A LA PAR DE LOS PUEBLOS DE LA PAMPA HÚMEDA

Monumento histórico: derribaron la mítica cancha de pelota paleta del Turco Lorenzo

Fue un ícono en la primera mitad del siglo pasado. Hasta hace unos meses permaneció ubicada sobre calles Ordiales (y Borchex) resistiendo al paso del tiempo. Este deporte, inventado en Argentina por un inmigrante vasco - francés, tuvo una gran difusión en Junín.

La cancha de pelota paleta del Turco Lorenzo, que estuvo ubicada sobre calles Ordiales (y Borchex), fue hasta hace unos meses, una de las más antiguas de Junín, tras más de 100 años resistiendo al paso del tiempo y a los cambios culturales y deportivos.
En una recorrida realizada por Democracia en el barrio Prado Español, una nueva imagen cambió esa esquina donde también funcionaba el boliche tradicional que supo reunir a los parroquianos luego de amplias jornadas laborales.
Es que el mítico frontón, un monumento histórico de ladrillos a la vista, fue derribado y eliminado de la escena cotidiana en ese sector de la ciudad que tuvo su auge en la primera mitad del siglo XX.
Este deporte, inventado en la Argentina por un inmigrante vasco-francés, tuvo una gran difusión en nuestra ciudad que llegó a tener campeones nacionales. Se desarrolló mediante la transmisión de generación en generación, en un juego que por sobre todo predominaba la camaradería.
La paleta pelota fue, más que un deporte, un modo de vida, parte de los orígenes de los pueblos y localidades de la provincia de Buenos Aires donde, además de la estación de ferrocarril, la escuela y la iglesia, también se levantaba una cancha.
La realidad es que en Junín existieron alrededor de 20 frontones donde los contrincantes jugaban jornadas eternas, por diversión o apuestas: Aramburo, Centro Español, Sarmiento, Club Junín, Turco Lorenzo, Boliche Balestrasse, Los Varela, Paco Ojeda, Centro Vasko , Rincón del Carpincho, La Agraria, Camicia, Mariano Moreno (Carlos Pellegrini e Italia), San Martín y Jorge Newbery, entre otras. 
“Una vuelta en Espeleta enfrentamos a Domingo Olitte y Ángel Armas quienes habían sido campeones del mundo. Le ganamos por un tanto. La gente no lo podía creer. Hicimos una fortuna, si todos nos jugaron plata en contra”, exclamó Horacio Ricardo “Pocho” Silvetti a Democracia, bicampeón provincial en el ´64 y ´65 junto al Vasco Larrañaga (compañeros durante 16 años) y campeón nacional en 1969 representando al Centro Español en Bahía Blanca en yunta con Jorge Lecumberry.
“Caminábamos kilómetros para conseguir hacer un partido, y hacer un mango, para poder vivir. A la paleta se jugaba por plata, mucha plata. Existían por ahí en Buenos Aires algunos jugadores federados que, como tenían apoyo de clubes u otros estamentos, esquivaban el bulto y no te querían jugar, pero eran los menos”, recordó.
En la actualidad, el Club Junín posee la única cancha que se mantiene en pie y sobrevive al paso del tiempo, donde se puede practicar este deporte todos los jueves atesorando los días dorados que supo vivir nuestra ciudad que creció a la par y en concordancia con el fútbol con el equipo ferroviario BAP.
“El deterioro de los ferrocarriles fue letal para la paleta. Se cerraron los bolichones y las canchas se fueron deteriorando con el paso del tiempo, ya sea por falta de recursos o mantenimiento. En nuestra ciudad quedó una sola, la del club Junín. Pareciera que hay un intento de recuperar este deporte, pero con los tiempos que corren va a ser mucho más difícil”, explicó el “Pocho”.
No es descabellado pensar sobre la gran popularidad que tuvo en Junín y en el territorio bonaerense esta disciplina creada y practicada por los inmigrantes que iban llegando en barcos repletos al puerto de Buenos Aires en busca del sueño americano y una vida placentera. 
“Jugué de compañero con El Manco de Teodelina que si no jugaba por plata, no jugaba. Una vuelta salimos de recorrida por la ruta 2 hasta que llegamos a Mar del Plata, ciudad por ciudad, pueblo por pueblo. Primero nos dejábamos ganar y cuando la gente se prendía nos quedábamos con toda la guita. Eran otras épocas”, reafirmó Silvetti.
Es de destacar que en Junín desfilaron jugadores de muy buen nivel, entre ellos se encuentran Marturano, Cornago, Tuso, Pesce, Vasco Larrañaga, Smith, Del Rosso, Casteulane, “Pocho” Silvetti, Noel Madama, Américo, Sangiovani, Saccardi, Zapata, “Rana” Miranda, el “Zurdo” Ferreira, “Negro” Pinto, Santos Sánchez, Anastasio Larrañaga, Delledone, Carlos Franco, “Loco” Valles, “Perro” Elisei, Mena, Paisano Díaz, Pinino Sigliano y los Hermanos Pampeanos.

“Jugaban mucha ‘guita’”
“Nací en Rufino. Mis viejos se vinieron a Alberdi, justo cuando yo terminé la primaria. Allí pusieron un boliche con una cancha de Paleta. El bar andaba bárbaro porque mi mamá hacía minutas y vendía un montón”, recordó Silvetti.
 “Ahí comenzaron a desfilar grandes pelotaris, tal vez hoy leyendas inolvidables. Y mientras ellos jugaban, yo peloteaba contra un frontón. No me cansaba nunca. Recuerdo que había un paisano de apellido Díaz, que fue quien me inició en la competencia de paleta, además de enseñarme algunas de las primeras mañas que fui teniendo a lo largo de mi carrera”, recordó.
“Al tiempo me tomaron en el Ferrocarril y sobre la marcha me vine a Junín porque me salió una vacante. Vivía en la calle Newbery, enfrente del predio. La ventaja que tuve al jugar de chiquito es que después me adaptaba a cualquier cancha. Todas tienen sus cosas, las abiertas que son cortas y largas, las cerradas. Había algunas con el frontón muy alto, otras poceadas”, explicó.
“Comencé representando al Centro Español. Salía siempre a ganar, aun sabiendo que el rival era difícil. No me importaba nada. Me debía a la gente porque jugaban mucha ‘guita’ a mi favor siempre”.
Fue una época dorada de la paleta con primera, segunda y tercera. Si hasta se había creado un semillero para los pibes que surgían más allá de irse a divertir un rato. Ahí salieron muchos jugadores en el pasado. Pero se perdió todo.

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