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Sebastian y Agustín recibieron a Democracia en su casa de Primera Junta.
PASIÓN POR EL DEPORTE

Agustín y Sebastian Cavallín, la historia de dos hermanos que sueñan a lo grande

El menor integra el plantel profesional de Argentino y formó parte de la Selección Argentina de Básquet Sub 17. El mayor juega en la Reserva de Sarmiento y ya tuvo minutos en la Primera división. Los dos tienen mucho más para dar.

La historia de los hermanos Agustín y Sebastian Cavallín está rodeada de pasión, esfuerzo, compromiso y de sueños. El menor, que tiene 17, en la actualidad forma parte del plantel profesional de Argentino y también integró el Seleccionado Argentino de Básquet Sub 17. El mayor, Sebastian, tiene 22, juega en la Reserva de Sarmiento y también tuvo su debut en la Primera división del fútbol argentino.  
Los dos comparten la pasión por el deporte y en la siguiente charla hablan de los sacrificios, de las alegrías, de los proyectos y de los sueños. 

- ¿Cómo fueron sus inicios?
Sebastian Cavallín (SC) -
Arranqué a los cuatro en Moreno donde hice las inferiores hasta los 13 que me fui a Lanús; ahí estuve hasta cuarta división y Reserva. Ahora hace dos años que estoy en Sarmiento. Desde chico también jugué al básquet, pero me decidí por el fútbol. Nos llevamos cuatro años y medio.
Agustín Cavallín (AC) - Yo arranqué a los cinco años a jugar al básquet luego de haber dejado futbol y siempre en Argentino.

- ¿Cómo está conformada la familia?
SC-
Vivimos con nuestros padres. Papá jugó un tiempo al fútbol en su pueblo, América, de manera amateur, pero le sigue gustando mucho. Gracias a él yo comencé. Los vecinos siempre me dicen que de chico yo siempre andaba con una pelota. 
AC- Mi papá me acompaña siempre, pero no le gusta mucho el básquet. 

- ¿Cómo es esto de compartir la pasión por el deporte?
SC –
Siempre que podemos nos vamos a ver, dependiendo del horario. Por ahí él juega en la semana y a mí se me complica. Dentro de lo posible tratamos de aconsejarnos. Yo mucho de básquet no sé; pero por ahí lo aconsejo con el cuidado alimenticio, del entrenamiento básico. 

- ¿En qué momento se lo tomaron en serio?
AC –
En mi caso, cuando me convocaron por primera vez a la Selección Argentina, a los 13 años. Habían citado a 16 jugadores para un torneo sudamericano y fui a concentrar en una preselección a Buenos Aires. Les avisaron a mis viejos y ellos a mí cuando estaba en un entrenamiento. Fue una alegría tremenda. Después de eso empecé a cambiar mi vida diaria y a cuidarme en las comidas: desayunar fuerte para enfrentar los días de entrenamiento. Hoy estoy jugando en Argentino y desde el año pasado ya formo parte del plantel de Liga; en la Selección vengo de jugar un Mundial Sub 17, acá en nuestro  país, donde tuve buenos partidos. Jugamos contra Francia, Croacia y Filipinas; Montenegro, Serbia y China.
SC – Yo particularmente creo que siempre lo tomé bastante en serio porque era mi sueño dedicarme a esto y vivir del fútbol. Siempre fui bastante profesional y algo que me ayudó mucho fue estar en Lanús, en la pensión, donde viví cuatro años con una buena alimentación en las cuatro comidas que era la base de todo, regulado por una nutricionista.

- ¿Qué cosas fueron priorizando y qué cosas dejando de lado?
SC –
Siempre fue mi deseo jugar al fútbol, y no voy a decir que nunca salimos ni nada, pero siempre pidiendo que nos vayan a buscar un rato antes, compartiendo con amigos, con ciertos límites. No nos costaba nada volver a casa antes para descansar mejor.

- ¿Qué entrenadores y jugadores los marcaron?
AC – Tuve muchos y siempre aprendí de todos, pero no soy mucho de hablar. De todos los planteles de la Selección siempre tuve muchos amigos y los sigo teniendo.
SC- Con bastantes chicos que compartí pensión y plantel en Lanús. Técnicos recuerdo a todos porque cada uno me fueron enseñando. Acá en Junín, Alegre, el "Biyu" Gaspar y "Lalo" Garialdi. En Lanús al Tino Ribonetto que lo tuve el primer año que fue mi adaptación allá y el estuvo encima nuestro en lo físico y personal, cuando yo tenía 13 años. Era muy chico y jamás me arrepentiría de la decisión que tomé. Por suerte tuve muchos compañeros y amigos con quienes luego de los entrenamientos nos juntábamos a comer y a tomar unos mates. 

- ¿Qué partido recuerdan como el mejor? Ese que te sale todo bien. 
AC-
El mejor partido que me acuerdo fue contra China en el Mundial. Metí 19 puntos y me fue bien. Ganamos por más de 20 tantos. 
SC- El partido que recuerdo es el que me tocó convertir en la reserva de Lanús contra Chicago. Entré faltando 15 minutos y la primera pelota que toqué la metí. En ese momento alternaba bastante con reserva, jugaba algunos partidos con quinta división y por lo general iba al banco. Venía habituado a convenir goles en las divisiones inferiores, pero fue como un gran salto. Después recuerdo cuando viajé con la primera división de Sarmiento a Rafaela, en la última fecha del torneo y también los amistosos que me tocó jugar con el plantel.

- ¿Qué te dio el básquet?
AC –
Muchas enseñanzas, amigos y buenos recuerdos desde el Club Argentino y la Selección nacional. Soy hincha de Argentino y jugar ahí es hermoso, tengo buenos recuerdos en mi categoría, de jugar las finales. Salir campeón es algo lindo y no pasa sólo por algún jugador, sino por todo el equipo.

- ¿Alguna situación particular?
SC –
Yo me vuelvo loco cuando lo voy a ver a mi hermano porque no soporto que le peguen y menos que lo insulten. Reacciono de la peor manera para defenderlo y después cuando estoy volviendo a mi casa reconozco que estuve mal. Él es mucho más tranquilo, pero en la cancha me ponen mal esas situaciones. 
AC – No entiendo mucho de fútbol, pero lo veo de otra manera. En el básquet, por ahí hay mas roce. 

- ¿Un sueño?
AC – Jugar lo que mejor pueda internacionalmente y un sueño que todos tenemos, es jugar en la NBA. Es muy difícil, tenés que tener muchas condiciones y más que nada la suerte de llegar, con un paso previo por Europa. Pero ahora voy pensando el momento, ahora estoy en Argentino y no me quiero ir porque estoy bien acá. 
SC – El sueño es poder vivir de esto porque es lo que me gusta hacer y no lo consideraría como un trabajo. Obviamente poder formar una familia y mantenerla con el fútbol llegando al tope del rendimiento personal que uno tenga. Ver las ligas europeas es hermoso y es un gran sueño poder jugar ahí. Cada acto en la vida es en base a esa motivación.

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