Muchas veces hemos escuchado que el deporte es salud, y no están equivocados quienes opinan esto.
Pero cabe aclarar que es salud siempre y cuando se realice a conciencia y siempre y cuando se tengan en cuenta los diferentes factores que influyen al realizar actividad física a esos niveles tan exigentes.
Pero, cuando nos encontramos con las exigencias de ganar un torneo, de llegar a ser el número uno del mundo, de querer ganarnos un puesto en el equipo, parecería que no importan tanto nuestra salud y los sobreesfuerzos en los entrenamientos, con tal de llegar en las mejores condiciones a la competencia, sino que lo que interesa es el orgullo de ser mejor que el otro, de llegar a tener un récord mundial, de ganar una medalla más…
¿ Podríamos hablar, entonces, acerca de una falta de ética profesional por parte de los entrenadores ?. ¿ O bien hay que poner en el ojo de la tormenta a esa exagerada ambición de los deportistas ?.
Muchas veces, el entrenador tiene más ganas de alcanzar más prontamente la gloria que el deportista mismo. Por lo tanto, no tiene en cuenta los trabajos demasiado intensivos que puede llegar a realizar ni sus repercusiones en sus entrenados.
Aunque es cierto también que esa ambición ilimitada de algunos deportistas lleva a esas sobrecargas en los entrenamientos, sin prestar atención a la futura aparición de esas obvias pero inconscientemente esperadas lesiones, producto del estrés físico y psicológico.
Si queremos nombrar a algunos deportistas conocidos que hayan sufrido lesiones como consecuencia del exigente entrenamiento del alto rendimiento, tenemos que mencionar al enorme goleador de la Selección Argentina de fútbol, Gabriel Omar Batistuta, quien tuvo que dejar la práctica profesional de este deporte (si bien ya tenía edad para retirarse) debido a que, en primera instancia, su rodilla derecha y, luego, sus tobillos desgastados no lo dejaban en paz.
Otro deportista que padeció el desgaste del alto rendimiento deportivo en sus músculos fue el gran tenista español Rafael Nadal, quien se encuentra en actividad pero no rindiendo de igual manera como lo venía haciendo en años anteriores.
Distintas consecuencias
El estrés en los deportistas de alto rendimiento trae distintas consecuencias:
- El sistema inmunitario del organismo se debilita.
- Se puede llegar a lograr que se ignoren informaciones y a tomar decisiones equivocadas, aumentando la probabilidad de lesiones deportivas.
- Se puede ver que el estado de ánimo aparece en un nivel bajo.
- Aparecen el cansancio y el agotamiento físico en el deportista.
- Se produce una sobreactivación muscular, perjudicando la calidad de los movimientos.
- El miedo al fracaso hace que estos deportistas se exijan al máximo en sus entrenamientos, muchas veces autocorrigiéndose hasta de los trabajos dispuestos por sus técnicos.
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