ENFOQUE

Un año de gran experiencia, pero con varias cosas por mejorar para Jaguares

El primer año de Jaguares en el Super Rugby se puede calificar como "experiencia", sin tratar de buscar el resultado propiamente dicho, pero quedó en claro que habrá muchas cuestiones para mejorar en lo que viene, que el desafío es grande y que, más allá de todo, la apuesta es valedera.
Si uno va al frío análisis de los números verá que Jaguares, la franquicia de la Unión Argentina de Rugby (UAR), solo ganó cuatro partidos y perdió once de los quince que jugó, y que uno de los objetivos que era el de entrar a los playoff quedó lejos, por lo que podría utilizar la palabra "fracaso".
Sin embargo, la apuesta para este nuevo emprendimiento es un trabajo a largo plazo, que permita, no solo hacerse un nombre en la máxima competencia, sino también darle más roce internacional a los jugadores, muchos de los cuales son o serán parte de Los Pumas.
De hecho, en los últimos encuentros de local, el entrenador Raúl Pérez ya tuvo a su cargo a varios "Pumitas" y señaló que el objetivo es "tener una buena base de jugadores que permitan aportarles variantes a Los Pumas".
Si se toma en cuenta que en Jaguares hay un 80% de "Pumas" o algunos que lo serán en un futuro próximo, el saldo parece positivo, por el hecho de lograr sumar partidos ante jugadores potencias del hemisferio sur, que además permitirá darle a la Selección argentina más herramientas a la hora de encarar el Rugby Championship ante Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
"No es fácil esto, yo sería muy cauto en eso. Pero si no tomamos experiencia de lo que pasamos este año, vamos a estar complicados. La competencia la tenemos que tomar con calma, porque es larga. La vez pasada hablé con gente de Crusaders y me decían que a ellos les llevó ocho años interpretar y convivir con los viajes", reconoció Pérez.
Incluso aclaró: "Si a ellos les llevó ocho años, tenemos que estar atentos a todo eso".
También en el análisis hay que mejorar "los detalles", esos que en apenas minutos pueden provocar perder partidos que y parecían controlados, pero además saber convivir con los  viajes, el cansancio, el desgaste, la logística y la convivencia.
"Estuvimos un mes en Nueva Zelanda y Japón. Eso hay que saberlo sobrellevar, fue el primer año y creo que eso lo pagamos", reconoció Pérez, al pensar en lo que vendrá.
Incluso los jugadores entendieron que este juego de rugby, de ataque permanente, choque, roce, velocidad y estrategia, les tenía deparadas más tristezas que alegrías desde el marcador puro, pero un tremendo bagaje de experiencia para sumar a futuro.

El futuro y los objetivos
Está visto que, en el juego, Jaguares puso muchas de las cualidades del rugbier argentino como pudieron ser el scrum, el tackle, los mauls, el espíritu de competencia, cualidades que  llevan en el ADN.
Pero en el "haber" las deudas pendientes siguen siendo el line, la falta de concentración en ciertos pasajes de los partidos, el no saber contener la ansiedad -muchas veces traducidas en penales en contra o amonestaciones- y en "leer" bien lo que sucede dentro del campo.
Para destacar también están los nombres propios como Martín Landajo, Nicolás Sánchez, Matías Lavanini, Facundo Isa, Agustín Creevy, o los mismos Joaquín Tuculet, Santiago Cordero y Manuel Montero.
El torneo exige al ciento por ciento al jugador porque no es jugar cada fin de semana a la vuelta de la esquina, sino que insume viajes, horas (jet lag incluidos) y convivencia que muchas veces hace las cosas complejas y cuesta arriba.
También se deberá replantear la cantidad de jugadores, dado que ante lo demostrado en el primer año pareció "corto", aunque, claro está, que la sabia mirada de Juan Martín Hernández lo dejó bien en claro cuando se le consultó sobre lo más positivo de los Jaguares  en el Super Rugby: "Empezar a jugar este torneo".

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