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Ariel Molina: “Quiero ser el nuevo Julio Gómez de Junín e imitar su trayectoria”

Comenzó hace poco más de diez años en el atletismo y hoy es uno de los fondistas más destacados de Argentina. En octubre fue el mejor atleta nacional en la octava maratón internacional de Buenos Aires, pero no se conforma y quiere correr en un Juego Olímpico.

Al buscar el significado de la palabra apostar en el diccionario de la Real Academia Española uno se encontrará, entre otros conceptos, con el siguiente párrafo: “Arriesgar cierta cantidad de dinero en la creencia de que algo, como un juego, una contienda deportiva, tendrá tal o cual resultado…”. Eso fue lo que Ariel Molina hizo junto con un par de amigos una tarde de diciembre del año ´97. Apostaron que, quien saliera último de los tres en la Carrera de la Amistad, pagaría el asado. Esa simple contienda llevó a que Molina se “enamorara” del atletismo y lo tenga hoy, diez años más tarde, entre los fondistas más importantes del país.
Con sólo 27 años crece a pasos agigantados en este deporte y tiene en su entrenador, el experimentado Julio Gómez,  la llave que lo puede catapultar al deseo de todo atleta: los Juegos olímpicos. “Conocer a Julio fue lo mejor que me pudo haber pasado”, afirma.


-Tu iniciación deportiva fue extraña, no todos comienzan a través de una apuesta…
-Fue por una cosa de adolescentes (risas). Esa carrera me marcó y posibilitó que hoy esté hablando con vos. Arranqué bien porque sin prepararme llegué 13º y por eso empecé a entrenarme en la asociación cristiana. A lo mejor si me iba mal, hubiese sido sólo una anécdota.

-¿Cuál fue la apuesta?
-Fue con dos amigos más: el que llegaba último pagaba el asado. No fue una buena experiencia porque quedé muy dolorido por la falta de entrenamiento, pero lo bueno es que zafé de pagar el asado (risas). Me gustó el ambiente que hubo entre los competidores y por eso empecé a practicar. Comenzaron las competencias más seguido, los viajes a la zona; eso me fue dando mucha satisfacción, me hacía sentir bien. Ni hablar cuando a los seis meses de entrenar salí campeón provincial de 10.000 metros en Bahía Blanca, y sub campeón en 5.000: me dio más fuerza para seguir y no parar más.

La llegada del “gran entrenador”

No es una persona más en la trayectoria de Ariel Molina: con la aparición de Julio Gómez en su vida atlética ganó en nivel de entrenamiento y, por ende, de competencia. No es para menos, el mejor competidor que tuvo Junín en la historia puso sus conocimientos y experiencias en los pies del pupilo que sueña con imitarlo. “Ojalá haga el 10% de lo que él logró”, pide.

-¿En qué momento te encontraste con Gómez?
-Cuando salí campeón provincial Roberto Casas me dijo que ya lo había superado y que necesitaba otro entrenador para seguir creciendo. Me deriva a Alfredo Castelazzi y luego de unos años de trabajo me dijo lo mismo. Me recomendó que lo vea a Julio que era el mejor entrenador y que me iba a servir mucho. Fue en el 2003 y hace cinco años que venimos trabajando juntos de gran manera.

-Cuando comenzaste a trabajar con él, ¿sentiste que era el mejor entrenador?
-Sin duda. Es una persona que está muy al tanto de todo lo que es el entrenamiento para un deportista de alto rendimiento. Yo tenía muy buenas referencias de Julio y sabía que fue un atleta de elite, que ganó mucho en el país, corrió en Europa, un Juego Olímpico y que me iba a servir estar a su lado para recibir toda su sabiduría.  

La primera maratón

El 12 de octubre Ariel se lanzó a un nuevo objetivo: correr una maratón. Una tarea nada fácil, pero con ímpetu convenció al entrenador y ese día demostró nuevamente sus aptitudes al llegar cuarto en la general (mejor argentino clasificado) con un tiempo de 2h.34m.22s. Todo un logro, no sólo por el resultado final, sino porque era su primera experiencia. “El año que viene voy a estar en el podio”, promete.

-¿Cómo se fue gestando la idea de correr una maratón?
-Fue por iniciativa mía: Julio no quería saber nada pero lo fui convenciendo de a poco. En media maratón me venía sintiendo muy bien y quería ver cómo me iba en los 42 kilómetros. Es algo muy distinto, una carrera aparte en la que tenés que estar muy bien físicamente, psicológicamente y espiritualmente para hacer una buena competición: es un trayecto muy largo. Por eso al principio Julio no estaba muy de acuerdo pero le fui demostrando en los entrenamiento que podía hacerlo.

-¿Cuándo terminaste y estabas de regreso a Junín cuáles fueron las primeras sensaciones?
-Sentí mucha satisfacción en haber llegado a lo que era el primer objetivo, en la próxima ya nos vamos a poner más exquisitos. Me recuperé bien, el cuerpo no sintió el cansancio porque a la semana ya estaba compitiendo y gané una carrera. Esas son cosas muy positivas porque queda en claro que el trabajo que se hizo fue muy bueno.

-¿Alguien se te acercó por ser el primer argentino en la clasificación?
-Creo que en ese momento la organización no le dio mucha importancia a eso, una lástima, pero la gente que estaba viendo la carrera me gritaba “vamos que sos el primer argentino” y eso me ayudó mucho: me vine con las manos vacías pero con un orgullo y una satisfacción que superó todo lo que ellos me pudieran haber dado materialmente.

 -¿Te da bronca que por ejemplo desde el Municipio se apoye mucho a los deportes en conjunto y a vos que representás tan bien a la ciudad no te aporten nada?
-No sé si bronca, sí impotencia porque soy un deportista como los demás y merezco una oportunidad como la tiene el fútbol, el básquet o el automovilismo. No hay que desmerecer al atletismo porque es un deporte muy sacrificado y se le tiene que dedicar mucho tiempo. Tengo gente que me apoya pero a veces se necesita un poco más para que los resultados cada día sean más auspiciosos.
 
-¿Tu objetivo máximo cuál sería?
-Me gustaría imitar la trayectoria de Julio, el me inspira mucho y sería bueno llegar a donde él estuvo. Ya sea desde batir el récord en la Carrera de la Amistad, como estar en un Juego Olímpico ese es mi techo: ser el próximo Julio Gómez de la ciudad y llegar a competir en lo máximo para un deportista que es un Juego Olímpico. Sé  que es difícil, pero la estamos luchando mucho y no es imposible hacerlo.

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