"Yo de chico jugaba al fútbol. Nací en el barrio San Cayetano en el año 1971. Creo que con una pelota en el pie (risas). Pero el campito estaba del lado del Barrio Obrero, cerca de la Policía de Infantería que era donde se encontraban los pibes de mi edad y algunos más grandes. Allá estaba la movida y yo tenía que ir de alguna manera. Entonces tenía una abuela cerca de la canchita y me iba a la casa de ella para poder cruzarme hasta el baldío donde se hacían los partidos.
Fui a la escuela 30 y en los recreos se armaban los partidos. Salíamos derecho a la canchita para jugar hasta que la luz lo permitiera.
Antes era la pelota de fútbol o de básquet, pero mucho más la de fútbol que desde siempre fue pasión de multitudes. No había play station como ahora que cuesta sacar a los chicos del televisor para que practiquen deportes. Era la pelota o nada.
Hoy se perdieron los campitos y por eso cuesta sacar los jugadores de antes, los del picado que la rompían. Hoy hay miles de jueguitos, no sé si es bueno o malo, pero que cambiaron radicalmente los tiempos no hay ninguna duda”.
“A mi me ve jugando en el Barrio Obrero el gordo Moyano. Me habló a mi y a varios pibes. Después fue a hablar con mi viejo. Estábamos que si íbamos a Villa Belgrano, Rivadavia… el grupo de pibes no sabíamos a que club ir a ficharnos. Antes se fichaba a los 12 años y a los 11 ya estaba Moyano firme buscando talentos en los campitos. Era un adelantado en esos tiempos porque se llevaba la mayoría de los chicos, andaba en bicicleta por todos los campitos reclutando pibes.
Ahí Moyano nos llevó a Sarmiento y nos fichamos todos los chicos juntos.
Después hice toda la carrera en Sarmiento hasta que me fui a otros clubes. Las campañas del Verde sacando la del ´93 que nos fuimos al descenso donde hicimos un semestre muy bueno metido entre los ocho primeros y después nos caimos, fueron bárbaras.
Hubo dos ascensos memorables con Montes y con Mario. Esto es lo que más guardo, incluyendo las vivencias en el club. Antes era todo mucho más sacrificado. Ir a entrenar a cinco cuadras del club, se hacía de noche, no teníamos luz. Detrás de la cancha estaba el anexo que tenía piedras y uno las iba sorteando. Pero siempre hubo buenos grupos que suplía todo con el buen humor y la predisposición al trabajo. Desde Taqueta, Luciano, Melillo, que nos fueron enseñando cómo era el fútbol y cómo teníamos que andar en este deporte.
La mejor campaña de ascenso fue la que subimos al Nacional “B” del 92 al 93 cuando le ganamos a San Miguel acá 5-0 y después fuimos allá y empatamos 1-1. Creo que a la mayoría de los pibes que integramos ese plantel fue la que más nos pegó”.
Después de Sarmiento (1991-1994) estuve seis meses entrenando con Signorini en Lincoln. Me fui a Vélez Sarsfield (1994-1995), luego pasé a Platense (1995). De ahí salté a un equipo de Concepción de Chile (Deportes, 1996-1998), en el sur, me fui al Audax Italiano de Chile (1999), volví a Concepción y me vine a Sarmiento (2000-2001) donde decidí dejar el fútbol.
En Chile me fue medianamente bien. Lo que pasa es que en esa época no se televisaba el fútbol como ahora, esporádicamente pasaban un gol en la tele, y había que hacer una campaña muy buena para que la gente hable de uno, no alcanzaba con uno o dos partidos bárbaros.
Cuando me vine a Junín me fueron a buscar unos dirigentes. Yo ya estaba alejado del fútbol. Me costó muchísimo ponerme en forma, me lesioné mucho. Cuando más o menos llegué a un buen estado físico se terminó el campeonato. Jugué los últimos cinco partidos donde perdimos un octogonal con Temperley después de una campaña muy buena donde el primero no salía campeón. Hicimos 81 puntos y no salimos campeones. Tuvimos que jugar sí o sí un reducido. Después de tantas lesiones decidí abandonar la práctica activa”.
“En la actualidad nos juntamos los sábados en el Marianista. Somos siempre un mismo grupo. Ya con los movimientos más lentos, más años y más kilos encima. Pero igual se disfruta, siempre el fútbol se disfruta en cualquier etapa de la vida”.
“Mucho no estoy siguiendo la campaña de Sarmiento, no he ido a ver los partidos salvo en contadas ocasiones que el trabajo me lo permitió. Estoy contento con el ascenso, lograron algo increíble. Por lo que me contó gente conocida el club está súper bien y eso me alegra mucho. Yo les mandé las felicitaciones. Ojalá se pueda mantener la categoría porque Junín se merece estar en la “A”. Ojalá la gente lo apoye y mucho porque realmente lo va a necesitar”.
El sueño del pibe
Actualmente Daniel regentea una agencia de Lotería de la Provincia de Buenos Aires sobre el boulevard de la Avenida José de San Martín a una cuadra y media de la cancha del club Ciclista Juninense.
Mereció mejor suerte
Yo vi jugar a Daniel. Fue un mediocampista distinto que mereció mejor suerte en el fútbol, tal vez una oportunidad en Europa. No se le dio en Vélez donde lo llevó nada menos que Carlos Bianchi en una época importante de la entidad de Liniers. En Platense hizo un gol pero tampoco pudo ser.
Tuvo una pegada imponente cuya calidad demostraba fundamentalmente en los tiros libres donde solía colgar la pelota donde las arañas tejen su nido.
FÚTBOL
Daniel Gustavo Cangialosi: El ídolo de Sarmiento en los '90.
Deportivamente nació en Arias y Necochea, llegó a cumplir el "Sueño del Pibe" ascendiendo dos veces con el club de sus amores. Se fue al fútbol Chileno donde jugó en dos equipos.
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