Independiente lo dio vuelta sobre el final y festejó en Bahía Blanca

Independiente es un equipo que busca su identidad. Tras el golpe que fue la derrota ante Vélez (0-4), el pedido generalizado fue plantear un juego más equilibrado. El DT Almirón respondió con una formación más "balanceada" para enfrentar a Olimpo en Bahía Blanca, pero sólo logró resignar peso ofensivo. El Rojo perdía 0-1 y el partido se hacía cuesta arriba. Entonces apareció el otro Independiente. El que libera a sus mejores jugadores de ataque para que hagan lo que mejor saben hacer. Desde el banco llegaron las respuestas apropiadas y el equipo encontró un triunfo (2-1) en los últimos tres minutos que lo llena de optimismo de cara al futuro y le da alguna definición más sobre esa identidad aún por definir.
Almirón planteó tres en el fondo, mucha gente en el medio, Montenegro de media punta y solo Penco arriba. Pero en definitiva, lo que logró este planteo fue reducir el circuito ofensivo a una mínima expresión. Y cuando el equipo se vio 0-1 abajo, no encontraba caminos para dar vuelta la historia. Durante la primera parte, Olimpo tuvo menos la pelota que su rival, pero fue mucho más simple a la hora de atacar. Ya en la segunda mitad, con sólo cuatro minutos el local encontró la apertura del marcador gracias a un penal de Diego Rodríguez a Cuero que Jonathan Blanco cambió por gol.
Almirón cambió a tiempo: primero entró Lucero y más tarde, Pisano. Ya con mejor compañía, Montenegro lastimó a un Olimpo que con 10 ya se dedicaba con exclusividad a defender. El empate llegó a tres del final gracias a Penco y en el último minuto, Mancuello de-sató el festejo Rojo.