ENFOQUE

Directores técnicos de fútbol, una profesión verdaderamente arriesgada

Existen sobrados motivos para considerar que en nuestro medio ser director técnico de fútbol constituye una profesión de riesgo. Y para corroborarlo basta con observar las estadísticas que marcan, como dato saliente, la convocatoria de 50 entrenadores por parte de los 24 clubes que jugaron en la primera división durante 2011 y la friolera de 60 profesionales en 23 equipos, un año antes.
Al respecto, son incluidos en la nómina de conjuntos Huracán, Quilmes, Gimnasia y River que descendieron y San Martín, Unión, Rafaela y Belgrano que lograron escalar al círculo privilegiado.
Para no perder la costumbre, cuando se le bajó la persiana al último Apertura, varios adiestradores debieron dejar sus lugares por diversos motivos: Jorge Da Silva, Diego Cagna, Ricardo La Volpe y Diego Simeone, por lo que el mercado de pases estuvo mucho más activo en lo referente a los DT que a los propios jugadores.
Las novedades

Como novedades salientes deberá marcarse el retorno de Alfio Basile a su primer amor, Racing, y la aceptación por parte de Gerardo Martino -uno de los más requeridos aquí y en varios países-, de asumir la difícil tarea de enderezar el rumbo en el devaluado Newell’s.
La ruleta de los entrenadores giró sin detenerse desde el mismo momento que paró la pelota a mediados de diciembre y una vez más se terminaron ciclos abruptamente, sin otorgar el tiempo que merece cualquier proceso futbolístico.
En este clima frenético que envuelve a los directores técnicos, la excepción se llama All Boys, que tiene como responsable del fútbol de la entidad a José Romero, que fue convocado para trabajar en 2007 cuando el equipo militaba dos escalones abajo de la primera división, en la B Metropolitana.
En la vereda de enfrente se destacan los casos de cuatro entrenadores que fueron contratados por dos clubes distintos en el transcurso del año: Leonardo Madelón (Quilmes y San Lorenzo); Ramón Díaz (San Lorenzo e Independiente), Miguel Angel Russo (Racing y Estudiantes) y el Polillita Da Silva, que arrancó 2011 en Godoy Cruz y terminó el año firmando contrato con Banfield.
Los conjuntos que más cambiaron fueron Estudiantes y Newell’s. El equipo de Estudiantes  empezó el año con Alejandro Sabella, recurrió posteriormente a Eduardo Berizzo y tras un interinato de Luis Suárez y Guillermo Trama recurrió para el Apertura a Miguel Angel Russo quien, finalmente, fue reemplazado por el juninense Juan Manuel Azconzábal.
Los rosarinos no le fueron en zaga: empezaron con Roberto Sensini a quien le sucedió el interinato de Ricardo Johansen, después recurrieron a Javier Torrente para dejar todo posteriormente en manos de Diego Cagna. Los rojinegros, como queda dicho, acaban de poner en funciones a Gerardo Martino.
Con cuatro adiestradores en un sólo ciclo está San Lorenzo, que empezó confiando en Ramón Díaz a quien reemplazó con Miguel Angel Tojo, que le dejó su lugar a Omar Asad. Hubo un interinato muy breve de Esteban González y coronó la temporada con la convocatoria de Leonardo Madelón.
Frente a tantos cambios, se ubican los equipos que optaron por mantener a sus conductores a lo largo de los doce meses. Ellos son Boca -finalmente consagrado campeón de la mano de Julio César Falcioni-, Belgrano, Lanús, Vélez, Atlético Rafaela, Unión, Arsenal y All Boys.

Inestabilidad

Ahora, de cara a los desafíos que marca el Clausura, con puntos decisivos para definir promociones y descensos seguramente el clima de inestabilidad volverá a provocar el tembladeral al que ya se están acostumbrando los DT criollos . El tiempo de trabajo que debe otorgarse a cualquier proceso futbolístico serio sigue ausente y los apresuramientos continúan aventajando a la sensatez.
Los entrenadores -mientras tanto- siguen padeciendo el rigor de un medio implacable, cada vez más exigente y menos pensante. ¿Hasta cuándo?