Emiliano Olivero: El campeón que hoy juega básquetbol
FÚTBOL

Emiliano Olivero: El campeón que hoy juega básquetbol

Nació en Junín. Atajó en Arsenal de Sarandí y ganó la Supercopa y la Copa Argentina. Ascendió con el Douglas Haig que comandaba el recordado Sergio Lippi. Hoy defiende los colores de Unión Carmeña en el torneo de la Asociación Juninense.

Nací en la ciudad de Junín. Vivía en el campo, cerca de la localidad de Ferré y mi mamá decidió a tenerme en Junín.

Me crié en el campo hasta los 8 años con mi abuelo, a pesar que mi familia vivía en la ciudad de Colón. Después de un tiempo se mudaron a la localidad de Ferré. Ahí empecé a transcurrir entre las ciudades de Colón y Ferré.

Se jugaba al fútbol en esa época pero no lo tenía naturalizado, era algo como para distraerme un poco.

Igual fiché para 12 de Octubre de Ferré a los once años, era marcador de punta izquierdo. Había atajado algunos partidos, pero no tenía un puesto definido.

Un día fueron unos chicos, Renzo Rae, Pablo Norese y Emiliano Demario de Colón a probarse a Estudiantes de La Plata y yo estaba ahí también.  

El Bocha Flores me dijo que faltaba un arquero para la práctica y si yo quería atajar. Inmediatamente le dije que sí.

Ahí comenzó una nueva etapa para mi vida porque me quedé cinco años en Estudiantes de La Plata. 

Acá arranqué mi carrera futbolística que me llevó a Defensa y Justicia otros cinco años donde peleamos dos ascensos a primera división.

Había debutado a los 18 años y al tiempo llegó una gerenciadora de fútbol al club, Bragarnik. No tuve más lugar en esta entidad.

Me fui a Douglas Haig de Pergamino, donde ascendí dos veces hasta llegar a la “B” Nacional. Lo tuve a Sergio Lippi como técnico. Un referente. Una persona extraordinaria. Gran entrenador y un ser humano increíble.

Ahí me compró Arsenal de Sarandí. Estuve tres años en primera donde ganamos la Supercopa.

Copa Argentina
Pasé a Ramón Santamarina de Tandil por tres temporadas y en el primer año peleamos el ascenso donde había cinco plazas por zona –que se había hecho el torneo de treinta equipos-. Me estaba por ir a Racing de Avellaneda y me rompí la rodilla.

Se me frustró el pase y el campeonato, porque jugábamos contra Atlético de Tucumán y se me rompieron los ligamentos.

Al otro año  volvimos a perder la final con Patronato. Ganamos dos a cero de local y perdimos dos  a cero de visitante. Luego caímos por penales en cancha de ellos.

Después de esto me fui tres años a Ecuador, a un entidad de primera que se llama Mushuc Runa Sporting Club. 

Después de ahí sentí que había dado todo por el fútbol y a los 31 años decidí dejar.

Volví a mi ciudad, Colón. Acá la vida me llevó a entrar en el consumo de estupefacientes. Todo se volvió problemático y tras dos años y medio decidí internarme en una Comunidad de Segunda Oportunidad, de rehabilitación, en la ciudad de Carmen de Areco para recuperarme.

En esta nueva etapa me reencontré con el básquet, que ya conocía porque había jugado un poco de chico –y también al Voley-.

Empecé como una distracción fuera de la comunidad, como para hacer un deporte. Lo conocí a Bernardo Ochoa que me llevó para el maxibasquet y un día me dijo si no quería entrenar con la primera.

Hoy me encuentro jugando en la Liga de Junín, algo totalmente nuevo para mí, otra experiencia. Sobre todo en lo personal me ayuda a salir del submundo en que me encontraba. Hace dos meses que estoy en la Comunidad, el deporte me cambió la vida, tengo dos hijas y una esposa.

Hoy me toca disfrutar de todo esto, ver los estadios, jugar al básquet y saber que hay otra oportunidad en la vida.

En el fútbol de hoy el negocio que hay en el medio hace que haya menos jugadores. Antes había gran demanda y hoy tal vez los intereses mezquinos de los que manejan el negocio lo hacen más cerrado. Hay muchos negocios que hoy no le permiten al chico crecer. Se mueven en un mercado donde los clubes optan por traer gente de afuera, que ya esté de vuelta, y no darle lugar al pibe de las inferiores.

Hay instituciones que bancan a muerte los procesos, Defensa y Justicia por ejemplo, y eso también tiene sus costos. Tal vez los procesos se están adelantando por demás y no permite crecer a los chicos y a las instituciones.

¿Maradona o Messi?. Messi.

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