Fernando Gastón Burgos
FÚTBOL

Fernando Gastón Burgos

De la savia nueva de dirigentes deportivos, como presidente le dio otra impronta al club Rivadavia de Junín y lo puso en el tapete como uno de los mejores de la Provincia.

De chico mi mamá me decía Tulín. Y en la cancha de Rivadavia mi vieja a los gritos dale, dale, corré Tulín. Y no sé quien fue que en vez de Tulín, comenzó a gritar Turi, Turi, Turi y ahí quedó. Hasta en mi profesión de hoy en día me ha pasado estar en una audiencia con una jueza y al final preguntarme mi nombre, porque me conoce por Turi… todo el mundo.

Nací en 1972 en el barrio Ferroviario, cerquita de la cancha de Rivadavia, en Vuelta de Obligado 84. Un barrio de gente trabajadora. No existían los Fonavi, solamente estaban el barrio Uocra y el barrio Provincia tiempo después llegaron los Fonavi. Hoy en día sigo en contacto con los amigos del barrio, muy buenas familias.

Jugábamos en el campito, en la calle de tierra y parábamos para que pasara el colectivo blanco, ibamos  escuela, hacíamos los deberes y a la calle. Primero íbamos al club y cuando nos cerraban el club seguíamos en el campito, sin descansar.

Después de la pelota se jugaba a la escondida, a la bolita y a robar mandarinas también. Salíamos por las quintas cruzando la ruta 188. Era nuestro pasatiempo con los chicos del barrio.

Fui al Jardín Tribilín que estaba en calle Alsina y después a la Escuela San Jorge. Me pasé al Padre Respuela en tercer grado. Luego fui a la Escuela N°18, frente a la plaza Sarmiento. Comencé la secundaria en el Comercial. Fue cuando comenzaron a hacer sorteo por la gran cantidad de chicos que había y tuve la suerte de quedar. Pasé por la Escuela Nacional y terminé el secundario en Buenos Aires.

A los cinco años ya estaba jugando al fútbol en una cancha auxiliar del club Rivadavia, donde actualmente están las canchas de tenis. Ahí estaban como técnicos Randazzo y Cianfagna. Después se crea la escuelita de fútbol a cargo de Pepe Rusiñol, que se denominó Cuca Galeano. Fue la época donde se iniciaron las escuelas de fútbol en toda la ciudad.

Hice todas las inferiores en el club hasta los 16 años que debuté en primera. El técnico que me promovió fue Daniel González. Estaban también Sergio Lippi y el Colo Cavagna.

A los 14 integré la selección de la Liga Deportiva del Oeste. Ganamos el torneo regional superando en la final a San Nicolás y después fuimos a jugar el torneo nacional a Buenos Aires. Estuvimos dos semanas. Nos tocó en la zona la selección de Miramar y dos equipos de AFA: Laferrere y Racing de Avellaneda. Se clasificaba uno solo y fue Racing. Teníamos muy  buenos jugadores, algunos de ellos llegaron al profesionalismo en Sarmiento como el Vasco Olavarriaga, el Chiqui Pereyra y Antonio Chiachietta.

En Rivadavia estuve hasta los 19 años. Resultó que había hecho una pretemporada con Taqueta Barrionuevo en Sarmiento con vistas de ir al profesionalismo y pasó lo clásico de esa época. Rivadavia no me dio el pase. Me enojé y me fui del club. Dejé el fútbol.
Al tiempo estaba trabajando en Remy, en la parte de la concesionaria de repuestos, y me vino a buscar Manolo Sanz que había agarrado en Moreno. Le dije que no quería saber más nada, que estaba defraudado. Me dice que estaba Sergio Lippi con él. Y yo tenía excelente relación con Sergio. Entonces le dije que si conseguía el pase de Rivadavia me iba a jugar a Moreno… y apareció a la noche en mi casa con la noticia que le daban el pase. Lo canjearon por dos pares de botines y tres pelotas.

Me quise morir. En la primera fecha nos toca con Rivadavia y los dirigentes de entonces no quisieron que jugara contra ellos. En la segunda fecha jugamos en cancha de Rivadavia contra Villa y tuve la mala fortuna que a los 35´  del primer tiempo me lesioné feo. Aún hoy en día padezco los resabios de una parálisis del nervio ciático de la rodilla hacia abajo. Fue una jugada desafortunada y la lesión que me tocó es una en un millón.
Me fui a estudiar a Buenos Aires y cuando volví, allá por 2012/13, nos empezamos a juntar con los chicos del club para dar una mano en Rivadavia. Juntamos plata, compramos ropa para las inferiores y después nos propusieron integrar la comisión directiva. 

En octubre de 2014 se realizó una asamblea y me propusieron como presidente del club. Ahí arrancamos con una comisión para trabajar, con una idea de un club más inclusivo, de puertas abiertas, y así llegamos al 2023 donde se ve reflejado lo que es Rivadavia.

Ya no tenemos más lugar para sumar actividades. El crecimiento fue muy importante y lo estamos manejando y gestionando como una empresa. Son dos clubes en uno. Hay dos lugares enormes, tanto la sede como el polideportivo. Por eso en la última asamblea dije del compromiso de todos los que integren la comisión y de los colaboradores que son muy importantes para seguir con este crecimiento. Hay muchas cosas  por hacer todavía.

Igual yo como vocal gestionaba como lo hago hoy de presidente. Para mí los cargos son una formalidad que hay que presentar en personería jurídica. Después en el club trabajo codo a codo con todos los de la comisión, si no es imposible manejar un club con la magnitud que tiene Rivadavia.

Lo primero fue convencer a la gente que Rivadavia es para toda la ciudad, tanto de un lado como del otro de la vía, sin distinciones. Todos pueden participar de la vida institucional del club.

Luego a las disciplinas que teníamos le fuimos dando otra formalidad, como que todos sean socios, que colaboren. Hicimos un registro de socios que anteriormente no existía, pusimos controles en los accesos por una cuestión de seguridad y porque es importante el número de personas que entra y sale. Después agregamos handball, hicimos el piso para el futsal, hicimos la cancha de básquet. Apuesto a que el básquet se autofinancie y por qué no, nos deje un dinero. Empezamos con primera y vamos a seguir con las inferiores.

Hay que administrar los pesitos del club, no es fácil. Recién en esta asamblea cambiamos de $200 a $400 la cuota social y realmente hoy en día sigue siendo simbólico. Hoy los costos de los gastos fijos han crecido enormemente. Le dimos la impronta de otro tipo de gestión al club, diligenciando para que ingresen más recursos.

Lo que mantuvo el club son los ingresos genuinos. Cuota social, algún adicional, alquiler del salón, algunos bailes importantes. No tercerizamos nada, ni alquilamos a comercios. 

Rivadavia apunta a que los chicos estén dentro del club. Me parece que es por ahí la cosa, que no estén tanto en la calle. 

¿Maradona o Messi? Los dos. Cada uno en su época. Los Argentinos no nos conformamos nunca con nada. Igual yo siempre defendí a Messi cuando todos lo mataban. Creo que hoy demostró lo que es. Es Messi y Maradona, en distintas épocas. Como también lo fue en su tiempo Alfredo Di Stéfano. Maradona fue brillante, un jugador que nunca tuvo techo. Tenemos que disfrutar a los dos.

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