FÚTBOL

Roberto "Pipí" Guerreño

Un mariscal de Ambos Mundos, de los de antes. Logró dos títulos. Jugó en la selección de Junín y hasta enfrentó a San Lorenzo de Almagro en la cancha de Sarmiento.

Nací en Buenos Aires. A los dos años mi viejo entró a trabajar en el Ferrocarril y nos mudamos a Junín, al barrio Belgrano.

Vivía cerca de la sede del club Rivadavia, iba a practicar con toda la muchachada y por esas cosas de la vida terminé fichando en Ambos Mundos.

Tenía un tío que jugaba al fútbol, Luis Carusolo, un número cinco con mucha personalidad. El me llevaba de chico a ver a Newbery, en la época del Patón Varela, Guillotti. Mi viejo supo jugar al fútbol, pero nunca de manera oficial. Siempre en los potreros.

Fui a la Escuela N° 16 con los hermanos Gavilán, Daniel Sconfianza, Aldo Logaffo. Por lo general vivíamos todos cerca. Antes en los barrios, en dos manzanas había diez chicos. Podíamos jugar entre nosotros. De mi casa a la derecha estaban los chicos de Arguello, los dos Sconfianza, los Manes, los Gavilán que eran tres, los Logaffo que eran dos. Yendo a la izquierda estaban los Andrade, Rovetta, Sánchez, Paniotta. Para el otro lado Souto.  Éramos una banda.

En la calle Juan B. Justo estaba la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, que después semudó frente a la plaza. Había un sacerdote que le gustaba el fútbol y en la parte de atrás de la iglesia tenía una canchita. Y armaba los picados. Pero antes de terminar de jugar nos cerraba el portón y nos metía en la misa de prepo, todos transpirados. Hasta hice la comunión con Carlitos Tobalina ahí.

Mi tío me quería fichar en Newbery y un tal Reyna, que compraba chatarra frente a la casa de mi abuela me quería llevar a Sarmiento. Y yo era de Rivadavia. 

A una cuadra de casa estaba el carnicero Aguirre y me ofreció ficharme en Ambos Mundos. Le pregunté donde estaba y me dijo: “tiene una cancha chiquita, allá por el barrio Los Chanchos”. Y con tal de jugar le di para adelante. Me vino a buscar Cofreces en moto, junto con el pibe Rovetta, y nos fichó. 

El primer campeonato que gano Ambos Mundos, allá por el ´64, de los cinco delanteros que tenía cuatro eran los Ochoaizpuro. Juan Pedro Fernández era el único mediocampista. Yo miré ese partido arriba de una planta. Estaba en las inferiores y dos años después formé parte del equipo con algunos de ellos.

Jugué en el mejor momento de Ambos Mundos. Éramos los más jóvenes con el popular Lobo Sofía. Había grandes valores como los Cullerton, Ochoaizpuro, Aldo Mengón, Teco Delgado.

Participé en cuatro finales contra Rivadavia de Junin, donde ganamos dos y perdimos dos. Llenamos la cancha en todas las oportunidades.

A los 18 años don Edgard Aramburu me llevó a la selección de Junín con el Reca Traverso, el Waly Iturbide, el Dr. Tomino, el loco Ulrich.

Yo era mediocampista, pero en las inferiores jugaba de 9. Como bajaba mucho a buscar la pelota, don Taliche Lombardi me puso en el medio. Hacíamos una hora y media de práctica con pelota, donde se aprendía a cabecear, a cubrir la bola, a pasarla. El me comparaba, salvando las distancias, con Alfredo Distefano.

Un dia me vienen a golpear la puerta. Era un dirigente de Mariano Moreno. Por ellos me vengo a enterar que Ambos Mundos no me iba a tener en cuenta. También me vinieron a buscar de Villa Belgrano… y de Rivadavia de Junín. 
Me fui a Rivadavia porque hicieron un canje con el Lagarto Walton. El destino hizo que me fuera  jugar con Rivadavia un año. Atajaba el Longa Romero. Estaban González, Cataraín, Carnigno, Pirilo Muñoz, Oteiza. Hicimos una buena campaña. Por suerte no me crucé con Ambos Mundos. Salimos segundos. Me acuerdo que empatamos contra el Newbery de Gironacci.

Después volví a Ambos Mundos, donde había otro técnico, el Pato Real, necesitaba que le diera una mano con las nuevas camadas. En la primera fecha perdieron contra Origone 4-0, en la segunda fecha Rivadavia de Lincoln le metió 7. Y me vinieron a buscar. Comencé a practicar y en la tercera fecha entré, de cinco. Fue Pinocho Caro de wing izquierdo para retener la pelota adelante. Enfrentamos a Newbery con todas las figuras y empatamos uno a uno. No lo podían creer en Pueblo Nuevo. Hasta jugaba Fortunato, que lo pusieron para hacer la triangulación a Europa.

A la otra fecha fuimos a la cancha de River, a repetir lo que hicimos. Perdíamos uno a cero en el primer tiempo y en el segundo empatamos dos a dos. Hice dos goles de cabeza.

No pude jugar en ningún club de afuera, porque prioricé el trabajo. Laburaba en Argenlac y hasta los domingos tenía que ir. Manejaba  la máquina de envasar, que era francesa. El problema era que estaba como ocho horas parado. Y sufría de várices. Dejé de jugar casi a los 40.

Cuando vendieron a La Mula Ochoaispuro a San Lorenzo jugamos un amistoso. Ellos vinieron con la tercera a la cancha nuestra y perdimos tres a Uno. Estaban Dalessandro, Casas, Pedro González. En cancha de Sarmiento jugamos contra la primera que atajaba Irusta. Estaban Telch, Albrech, el Toscano Rendo y el Bambino Veira. Doval y Fischer estaban en el banco. Lo dirigía el Toto Lorenzo. Usamos la camiseta de Ambos Mundos, pero solamente jugamos yo y Forconi. El resto eran todos los jugadores de Sarmiento. Empatamos uno a uno.

Como anécdota, una vez Edgard Aramburu me puso a practicar corners. Tenía 29 años e hice cinco goles olímpicos, pero me desgarré. Me llevó al Dr. Suárez. Cuando me vió las várices no podía creer que yo jugaba al fútbol. Las piernas mías eran un desastre. Hizo una interconsulta con el Dr. Musci y me operaron. Tengo trece cortes en la pierna izquierda y doce en la derecha. Yo era una persona triste en el vestuario y alegre en la cancha. En el vestuario porque me escondía, me vendaba, no me masajeaba. Me bañaba en el montón para que no me vieran las piernas. Dentro de la cancha me divertía con la pelota.

¿Maradona o Messi? Dos fenómenos en etapas diferentes. Distintas carreras. A Messi lo vemos todos, es un jugador diferente, jugó con los mejores jugadores del mundo y sonbresalió siempre. Maradona estuvo en equipos más chicos donde se ponía la cinta de capitán y mandaba. Me dio lástima la parte final de su vida privada.

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