Hace 15 años que es el dueño de la pelota en la Selección. Infinidad de veces la suerte del equipo dependió pura y exclusivamente de la infinita calidad que lo ha llevado a ser el mejor del mundo. Ahora, Lionel Messi, además de todo el talento imaginable que es capaz de desplegar durante el juego, ha expuesto durante los partidos de la Copa América confianza para encarar a los uruguayos cuando el partido se ponía más caliente sumado a todo el oficio necesario y el espíritu combativo para cuidar la pelota cuando el triunfo corría peligro.
Está feliz en la Seleccción y lo ha demostrado con exteriorizaciones como la que protagonizó con la foto que subió a las redes festejando junto a sus compañeros en el vestuario albiceleste después del triunfo del viernes. Y en ese mismo escenario rompió su habitual solemnidad para compartir, junto a la imagen, eufóricas exclamaciones instando a poner todo en lo que viene.
La última ante Uruguay, fue una actuación brillante, como muchas otras, pero ahora con agregados como el de exponer su estado de ánimo en su cuenta de Instagram que cuenta con más de 219 millones de seguidores. Esa foto más las exclamaciones de la Pulga las compartieron en las entrañas del Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia, un grupo muy eufórico integrado por Rodrigo De Paul, Joaquín Correa, Leandro Paredes, Nicolás Otamendi y Angel Di María, es decir integrantes del grupo actual y representantes de la “vieja guardia”. Todos en torno a Messi.
Y si bien el actual equipo, por ahora, no ha hecho méritos como para cautivar a la gente, Messi aportó lo necesario para emocionarla con apariciones notables. Pero a la calidad acostumbrada ahora le sumó intervenciones, principalmente en los tramos finales del clásico rioplatense, que lo hicieron dueño de todo.
La Selección y el propio Lionel Scaloni lo disfrutan. Mientras tanto siguen pendientes correcciones que permitan aceitar los movimientos, definir los titulares, evitar los cambios frecuentes y optar por una línea de juego definitivo que instale una entidad definitiva. En paralelo, Messi está muy metido, con los lujos de siempre y la voluntad de poner todo del minuto uno al noventa.
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