El festejo atragantado que llegó siete meses después
OPINIÓN

El festejo atragantado que llegó siete meses después

Por fin ganó Argentina. Hacía siete meses que no festejaba. Desde el 2-0 a Perú por Eliminatorias, allá por noviembre de 2020. Pasó mucha agua bajo el puente hasta que anoche, en Brasilia, se sacó la mufa. Y la bronca de los últimos tres empates consecutivos, todos luego de estar en ventaja e insinuar más de lo que cosechó.

Otra vez lo mejor de la Selección se vio en los primeros 20 o 25 minutos. Lo mismo había sucedido en Santiago del Estero y Río de Janeiro contra Chile, y en Barranquilla ante Colombia. En esos arranques fue mejor, mucho mejor que sus rivales. Como anoche que no le dejó tocar la pelota a Uruguay, lo atacó por las bandas y fue punzante en cada pelota parada.

En esos minutos el abanderado fue Lionel Messi, que en silencio sigue mostrando su mejor versión con la Selección. Sí, en un equipo que no convence y justo cuando está ingresando al último vagón de su carrera, Leo parece sentirse cómodo de verdad y su aporte es mucho más positivo que otras veces. Ahora sí parece ser el líder, el eterno reclamo del pueblo futbolero.

A tal punto se vio una saludable imagen de Leo que en el final del partido quiso emular aquellos partidos en Barcelona de 10 años atrás, cuando agarraba la pelota, encaraba y gambeteaba. Por momentos lo hizo y también abusó de ello. Pero déjenlo, es una señal de que se está divirtiendo y es una muy buena noticia para todos. Ojalá que así siga en esta Copa América, en Eliminatorias y pueda mantenerse en Qatar, seguramente su último mundial.

En el mejor momento de la Selección, además del capitán también se lucieron Nahuel Molina y sus subidas por la derecha, Rodrigo De Paul y una docena de ataques por el centro y Nicolás González (el socio menos pensado para Messi), que siempre se desmarcó para recibir la pelota.

Pero como en cada uno de los partidos en este último tiempo la Selección empezó a retroceder en el campo. Cedió la tenencia, mermó su presión e inexplicablemente empezó a jugar en su campo, maximizando sus problemas defensivos, que anoche afortunadamente no los tuvo. O fueron menos que partidos atrás.

Párrafo aparte para Lautaro Martínez, el delantero de área por excelencia de la Selección que en estos partidos sólo ha decepcionado. Anoche no pudo nunca entrar en juego y la única posibilidad que tuvo la desperdició. El técnico, a quien evidentemente no le tiembla el pulso pese a sus constantes “manotazos”, decidió cambiarlo a los cinco minutos del complemento. Él, Lo Celso y la ruidosa ausencia del Kun Agüero los lunares de una noche feliz, después de siete meses.

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