Vasco Azonzábal
El Vasco Azconzábal habló con Democracia.
FÚTBOL

Vasco Azconzábal: “Soy un juninense del barrio Las Morochas, de Mariano Moreno y de Argentino”

En una entrevista con Democracia, el actual entrenador de Unión de Santa Fe recordó sus primeros pasos en el Aurinegro y realizó un balance sobre su trayectoria como DT. “Siempre es una alegría que le vaya bien a los equipos de Junín”, dijo.

Palabra autorizada oriunda de nuestra ciudad. “Made in Junín”, podría ser un buen slogan para definirlo en tiempos de globalización. Crecido y forjado en el corazón del barrio Las Morochas, pasando una gran cantidad de tardes en el club Mariano Moreno, como jugador, y en la de Argentino, como hincha. 
Juan Manuel Azconzábal es el único entrenador juninense en la máxima categoría. Raúl (padre) y Mirta (madre) son sus pilares y han sido los guías en su vida. “Gracias a ellos pude cumplir mi sueño”, reflexiona antes de dar comienzo a la nota. Su ligazón con el fútbol es histórica debido a que su abuelo y padre han sido personas muy relacionadas con este deporte.
“También estoy eternamente agradecido con mi señora e hijos. Son mi sostén. Gracias a ellos estoy hoy en Santa Fe”, resalta sin dejar de acordarse con las personas que han estado siempre.
No es de dar notas y dialogar con los medios. Prefiere mantenerse por la sombra de los resultados y en el silencio del trabajo y la disciplina. Valores que aprendió de chico en su casa y se sintió interpelado en la escuela “pincha”.
Actualmente se encuentra dirigiendo a Unión, equipo al que arribó a mediados del 2020 y va en búsqueda de su cuarta competición a nivel local. 
Como jugador, el Vasco vistió las camisetas de Moreno, Estudiantes de La Plata, Estudiantes Tecos (México), Chacarita Juniors, Universitario (Perú), Emelec (Ecuador), Banfield, Independiente Medellín (Colombia), Rosario Central, Las Palmas (España), Atlético Tucumán, y Defensa y Justicia. 
Como entrenador, supo estar al frente del Pincha platense, Huracán, Guaraní de Paraguay y Deportes Antofagasta de Chile. En total, dirigió más de 200 partidos.
En una entrevista exclusiva con Democracia, el Vasco Azconzábal recordó sus inicios en Moreno, destacó el lugar ocupado por Junín en su vida, analizó su presente en el Tatengue y hasta respondió todas las preguntas del Ping Pong que le hizo este medio.

-¿Te sentís un juninense después de tanto tiempo y experiencias fuera de la ciudad?
-Soy un juninense del barrio Las Morochas, de Mariano Moreno y de Argentino. Lo que no significa que esté ajeno a los triunfos de Sarmiento, de Ciclista, de San Martín, de Newbery, de Villa, cuando participan en el Torneo del Interior. A mí me identifica Junín. Así como me identifican con Estudiantes de La Plata, yo me identifico con Junín. Me fui a los quince años, pero para mí es mi ciudad pese a lo vivido afuera. Es donde están mis afectos. No pasa por estar ahí a nivel laboral. Si me toca estar, lo mejor y estaré ahí, pero jamás forcé una situación. No soy demagogo y busco alguna frase para quedar bien. De corazón lo digo, me pone muy contento que les vaya bien a los equipos de Junín.

-¿Te reconoce la gente cuando te cruza en la calle?
-Los que me conocen me dicen “Topeka” en Junín. Los que son un poquito más jóvenes y me relacionan con el fútbol, me pueden conocer como Azconzábal, un exjugador de Primera y un actual entrenador. La verdad que, a mí, estar en Junín, me cambia el semblante.

-¿Por qué “Topeka”?
-Por una marca de ropa de jean que existía y que cuando mi viejo era entrenador, iba de chiquito a los vestuarios, las canchas y los entrenamientos, y siempre estaba con el mismo enterito. Entonces, los jugadores me llamaban con ese nombre. Después fui creciendo y todos me conocen, los de mi época, con ese apodo. Para el resto soy el “Vasco”.

-¿Te gustaría volver a trabajar en Junín y relacionado con el fútbol?
-No lo he pensado. Estoy orgulloso hoy de estar trabajando en Unión. No pienso más allá. Pienso que tenemos acá un proyecto interesante, en un club que me permite expresarme como entrenador y más allá de que los resultados son condicionantes, siento que confían en mí.

-¿Alguna vez recibiste un llamado de Sarmiento para dirigirlo?
-Sí, hace muchos años.

-¿Qué análisis haces del crecimiento y desarrollo del Verde en los últimos años?
-Han sido constantes con una idea de manejo de club y lo han podido sostener más allá de los avatares que significa a veces perder la categoría. Es algo para resaltar.

-¿Qué recuerdos tenés sobre tu adolescencia en Junín?
-La pasé en Mariano Moreno y después a los 15 años me fui. Jugué en Primera un año y salimos campeones, en el año 90. Fui a Moreno porque mi viejo dirigía al equipo en el 81 que salió campeón del regional. Es el club que está en mi corazón y cada vez que voy a Junín me doy una vuelta por la cancha.

-¿Qué te generó el predio que lleva tu nombre?
-Es un orgullo inmenso, por el hecho de que hayan pensado en mí como una referencia para el complejo deportivo que tanto esfuerzo le llevó a la gente y a los dirigentes del club. Ojalá que una vez que pase la pandemia sirva para que Moreno entregue a la sociedad de Junín la posibilidad de que chicos y chicas puedan entrenar y jugar al fútbol.

-¿Cómo te encontrás viviendo en Santa Fe?
-Contento de trabajar en Unión porque encontré la mejor predisposición de parte de mis compañeros de trabajo, y hago referencia a todo lo que concierne a la parte de fútbol, y es un proyecto que lo tomé como un desafío para que el equipo crezca.

-¿Y con qué equipo te encontraste?
-Cuando llegamos buscamos la creación de, prácticamente, un plantel nuevo con muchos jugadores juveniles y algunas incorporaciones. Se había terminado un ciclo en el club y sabíamos que arrancábamos de cero, con bastante cantidad de entrenamientos percibimos que los rendimientos fueron superadores este semestre.

-¿Qué balance haces de lo realizado en Unión?
-Estamos en la búsqueda del mayor rendimiento posible de jugadores que hace ocho meses les dimos la posibilidad de ser de Primera división, en el caso de los juveniles, de la colaboración fundamental de parte de jugadores con mayor cantidad de años en Primera: conjugando esas dos cosas. Te repito, sabemos que ante un torneo que va a ser mucho más difícil que el anterior, sabemos que los equipos grandes o que juegan Copa, van a tener las primeras tres fechas involucradas y después se van a abocar al torneo local, en el que se enfrentan todos contra todos. Entonces, es un desafío y una necesidad que el rendimiento mejore.

-¿A qué juega el equipo?
-El equipo intenta con características individuales, que se van adaptando y que van modificando en base al desarrollo táctico. Siempre buscamos ser protagonistas más allá de los posicionamientos que se tengan dentro del campo de juego. Vamos en la búsqueda del arco rival, teniendo la alternativa de que hay rivales con mayor jerarquía o presupuesto, pero nunca relegando la idea del triunfo.

-¿Qué indicadores podrías discernir entre la fase ofensiva y defensiva?
-En el primer torneo fuimos el equipo que más goles metió y uno de los que más goles recibió. Los porcentajes los achicamos para bien y para mal de los dos lados. En ese equilibrio que conseguimos nos quedó en deuda la posibilidad de tener una mayor cantidad de posiciones ofensivas que, indudablemente, fue de la mano con la seguridad que tuvimos en el fondo. Creo que de haber sido mínimamente más efectivos en cualquiera de las dos situaciones, hubiéramos terminado clasificando, por supuesto.

-Unión se volvió un rival duro de vencer.
-La idea era intentar llegar a posiciones de gol con la mayor cantidad de elementos posibles. En partidos se nos dio y en otros no pudimos terminar de concretar las situaciones de gol. el equipo pudo haber llegado en algunas situaciones con menos jugadores de lo deseado, pero la idea es tener varia cantidad de jugadores en campo adversario, recuperar pronto para atacar sin que queden expuestos nuestros defensores. Hay veces que el rival también tiene su juego y te lo impide, y en otras veces lo hemos hecho y ha faltado la eficacia en el arco contrario.

-¿Qué comentario te merece que haya salido campeón el equipo de la vereda de enfrente (Colón)?
-Salió campeón porque hizo las cosas bien. Más que eso no tengo más para decir.

-¿Es brava la pica entre Sabaleros y Tatengues ahora que estás en Santa Fe?
-Es como en todas las ciudades de Argentina donde hay dos equipos importantes: se vive con pasión. Lógicamente que no es lo mismo ahora que se juega con estadios sin gente. Después, la verdad, en el día a día, lo que es la ciudad, no estoy interiorizado porque me centro en el trabajo y en mejorar día a día.

-Se dio que compartieron zona con Sarmiento ¿te es especial enfrentarlo?
-No. Me pongo contento que un club de Junín esté en Primera división. Y no solo el fútbol, lo mismo con el básquet y los equipos que están en Primera. Todo lo que resalte sobre Junín, a mí me da felicidad y me llena de orgullo. Felicito a los equipos que trascienden a nivel nacional desde Junín. Siempre es importante. Después, lo tomo todo a nivel profesional. 

-¿Qué significó tu paso por Estudiantes de La Plata?
-Es mi segunda casa. Así lo siento, porque estuve desde los 15 años hasta los 27, y tomé los valores que tenía en mi casa y los encontré en el club. Por eso me identifico y la gente también. Es gran parte de mi vida.

-Hay una estadística del INDEC que señala que del 100% de jugadores que se inician en Novena división, tan solo entre un 2 y 3% llegan a firmar contrato como profesionales. ¿Es cruel el fútbol profesional?
-Es terrible. La estadística es cruel. Ser futbolista profesional es maravilloso, lo que pasa es que es para una determinada cantidad de jugadores. La exigencia es máxima y a las cualidades personales hay que agregarle: perseverancia, amor propio y carácter. Es una profesión que, si bien es un juego, es un trabajo para elegidos. No deben ni tampoco lo hacen en cuanto a evaluar las pocas posibilidades que marca la estadística. Todos van con la ilusión y con el paso de los años pensás en firmar tu primer contrato y es la punta de la pirámide para muy pocos en nuestro país por la cantidad de personas que sueñan con eso. Es mínima la garantía de ser futbolista de la Primera división, pero después la satisfacción es enorme. Inigualable con cualquier otra actividad que haya podido realizar en mi vida.

-¿Un mal que atraviesa a nuestro fútbol es la abundancia de entrenadores y no de formadores en las categorías juveniles?
-No lo sé porque para tener la potestad de opinar debería conocer uno por uno la metodología de trabajo de todos los clubes del fútbol argentino. Eso no lo conozco. Lo que sí sé es de muchas personas que se dedican al trabajo en el fútbol argentino y se preparan para ser entrenadores. No es fácil serlo y mucho menos docente. Por otro lado, veo que en el fútbol argentino siguen saliendo jugadores y hay materia prima. Hay capacidad, hay entrenadores argentinos repartidos por todo el mundo en divisiones inferiores y a nivel profesional, así que no soy quien para decir eso.

-Lo tuviste en Atlético Tucumán y hoy en día es un símbolo del potrero nacional. ¿Qué comentario te merece el presente de Luis Miguel Rodríguez?
-Es un amigo porque fuimos compañeros en el año 2008 hasta el 2010. Salimos campeones del Nacional B y jugamos en Primera juntos. La vida me regresó a Atlético y lo tengo en mi corazón, donde me siento querido y respetado. Volvimos a salir campeones del Nacional B y clasificamos a la Copa Libertadores. De Luis tengo palabras de agradecimientos por cómo fue conmigo como jugador. Es un gran profesional, que entendió lo que significa jugar en Primera división y lo ha demostrado en los últimos 6 y 7 años.

-¿Qué balance haces a nivel personal de tu carrera como entrenador?
-Lo que busco es seguir aprendiendo y crecer en conocimientos, en manejo de grupo y, por supuesto, en la búsqueda cotidiana de mejorar para ganar, de competir para ganar. La tranquilidad a mí me la da ganar. El entrenador cuando gana está tranquilo. El jugador cuando gana está feliz.

Tras disputar la Copa Diego Armando Maradona, Sudamericana y la última edición de la Liga Profesional, en donde quedó en la puerta de la clasificación tras un destacable torneo, Azonzábal se encuentra próximo a dar un nuevo paso en el equipo santafesino, institución en la que parece encontrado una estabilidad en base a los resultados y rendimientos. 
Asimismo, ha ido dotando al equipo de una identidad de juego con su impronta: intensidad, compromiso y sacrificio por parte de sus dirigidos.
El próximo torneo será una nueva oportunidad para que el Vasco Azconzábal pueda dar con su cometido y lograr la consecución de su sueño: conseguir la coronación como DT en la máxima categoría del fútbol argentino.

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