Marzo de 1971. Osvaldo Zubeldía dejaba de ser el entrenador de Estudiantes de La Plata.
Marzo de 1971. Osvaldo Zubeldía dejaba de ser el entrenador de Estudiantes de La Plata.
EL ZORRO Y SU VISITA A LA PLATA CON SAN LORENZO, EN 1974

La promesa de Zubeldía que no pudo cumplir: encima le tocó enfrentar a su mejor alumno

Demoró su llegada a Huracán para no jugar contra el Pincha, pero tres años después tuvo que hacerlo contra Bilardo.

Hace poco más de 50 años, precisamente en marzo de 1971, Osvaldo Zubeldía dejaba de ser el entrenador de Estudiantes, luego de ganar tres copas Libertadores, una del mundo y una Interamericana.
El técnico más vencedor de aquella época  se despedía en medio de una crisis institucional y provocando un cimbronazo.
La noticia, que la prensa ya especulaba semanas antes, se conoció unos días antes que el Pincha recibiera a Huracán, por la primera fecha del torneo Metropolitano.
“Alejarme de la muchachada estudiantil es la mayor pena de mi vida, pero creo que ya no tenía mucho más por hacer”, le dijo en Caseros y La Rioja donde el expresidente de Huracán Seijo tenía su oficina.
En ese encuentro con el único cronista apostado en el lugar, el famoso entrenador albirrojo hizo una promesa por demás audaz:
“Sea en el equipo que me toque en un futuro, exigiré en el contrato una cláusula para que me libre de tener que dirigir al equipo en el partido contra Estudiantes”.
“Sería como pleitear contra mi madre o mi padre. Porque yo a Malbernat, Verón, Echecopar, y Pachamé los quiero mucho como para hacer una cosa así...”, cerró su declaración.
Días después de su salida, Zubeldía acordó el arribo al Quemero, casualmente el rival de Estudiantes de la primera fecha del Metropolitano, que vino a La Plata con DT interino. Sus amigos aseguraron que había demorado su firma para, precisamente, no tener que salir a la cancha contra su exequipo. El partido se jugó en La Plata y empataron 1-1.
El paso de Zubeldía por Huracán no estuvo ni cerca de lo   imaginado por él y los directivos. Lo dirigió sólo un torneo y el equipo finalizó en la novena posición, con 12 triunfos, 11 empates y 13 derrotas.
Estudiantes acabó 13ro, bajo la dirección de Miguel Ignomiriello, primero y, en el tramo final, con Carlos Salvador Bilardo.

Su cara a cara contra Estudiantes
Zubeldía asumió en 1974 como nuevo entrenador de San Lorenzo para jugar el Metropolitano, que en aquella época se dividía en dos zonas. El destino quiso que ambos equipos estuviesen en la misma. El choque se produjo el domingo 17 de marzo.
De un lado Zubeldía y, del otro, su mejor alumno: el Narigón Bilardo.
Hubo saludo, casi fraternal, muchísimo respeto y el cariño de los hinchas.
En la cancha ganó el Pincha. 1-0 con gol de Camilo Aguilar,  de los pocos “sobrevientes” del plantel campeón del mundo, junto Pachamé, Pagnanini y Fuceneco.
En su columna del partido para el periodista Mercurio habló en nombre de los hinchas de Estudiantes y escribió que debían agradecerle a Don Osvaldo haber sacado del equipo “a los seleccionados Telch, Glaría, Cocco, Enrique Chazarreta y Veglio, para formar con los suplentes un team milonga como el que trajo a La Plata”.
“La impresión que dejó ese equipo azulgrana fue chirriante, como la del viejo tranvía nº7 que pasaba por la avenida 1”, graficó el recordado periodista, dejando en claro que el equipo de Zubeldía no había sido  bueno. Su nota fue titulada: “Gracias, Osvaldo. Los Pinchas”.
En la revancha, jugada en el Viejo Gasómetro, ganó San Lorenzo 4- 1 y así el historial entre “Padre e Hijo” quedó igualado 1-1. El local acabó sexto en la zona (de un total de 9) con 14 puntos y Estudiantes finalizó octavo, con 13. En el tramo final del año 74 se jugó el torneo Nacional, pero el Pincha y el Ciclón estuvieron en zonas diferentes, por eso no volvieron a enfrentarse. Los de Zubeldía fueron los campeones.
Al año siguiente Don Osvaldo se mudó a Avellaneda para dirigir en Racing. Pero en el Nacional de 1975 y en el Metro de 1976 no coincidieron y así Zubeldía no tuvo que enfrentar a su exequipo, ese que había dicho no querer hacerlo. Luego viajó a Medellín, donde lo sorprendió su muerte. En La Plata todavía recuerdan la vez que lo vieron salir por el viejo túnel de la calle 55, pero con el buzo de entrenador de otro club.

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