El director técnico juninense, Jorge Julio, falleció en Mendoza a los 87 años.
El director técnico juninense, Jorge Julio, falleció en Mendoza a los 87 años.
EL ENTRENADOR FALLECIÓ A LOS 87 AÑOS

Murió Jorge Julio, un DT juninense que prestigió al fútbol mendocino

Desde Junín llegó a Mendoza en 1969 y en la mayoría de los equipos que allí dirigió dejó su sello, haciendo historia en esa provincia.

El juninense Jorge Julio, exentrenador de muchísimos equipos de Mendoza, falleció hace pocos días en Mendoza, a los 87 años de edad. El "Turco" estaba internado en un muy delicado estado de salud.
Llegó a Mendoza en 1969 desde Junín, y su huella como director técnico quedó marcada en distintos clubes de la provincia cuyana, como Atlético Palmira, San Martín, Gimnasia y Esgrima, Deportivo Guaymallén, Pedal Club de San Rafael, Deportivo Maipú, Independiente Rivadavia, Andes Talleres, Leonardo Murialdo, Huracán y Balloffet de San Rafael y Luján de Cuyo, entre otros.
En la mayoría de los clubes dejó su sello y en el Deportivo Guaymallén hizo historia, ya que llevó a la institución tricolor a coronarse por primera vez en su historia como campeón de la Liga Mendocina de Fútbol en el 2000.
"Lamentamos profundamente el fallecimiento de Jorge Julio, quien ha sido campeón como DT en nuestra institución. El Club Deportivo y Social Guaymallén acompaña a su familia en este difícil momento y se coloca a su completa disposición. ¡Q.E.P.D. Jorge, gracias por tantas alegrías!", tuiteó Deportivo Guaymallén para despedir al "Turco".

Dirigió a Defensa Argentina y a la Selección de Junín
La que sigue es una nota que publicó quien esto escribe en diciembre de 2008, uno de los últimos viajes que Julio realizó a Junín, entrevista que se llevó a cabo en la casa de su hija Silvia (ya fallecida), en la calle Lartigau:
"Aunque todos los que lo recuerdan lo identifiquen con el fútbol mendocino, Jorge Julio comenzó la carrera exitosa de entrenador en su Junín natal, dirigiendo a un entrañable club de su infancia: Defensa Argentina, para luego conducir el seleccionado de la Liga Deportiva del Oeste.
Todo es tranquilidad en la primera cuadra de la calle Lartigau. La mañana soleada hace más bello al barrio. En la casa de su hija Silvia no abundan los trofeos deportivos, pero sí los retratos familiares, además de hermosos adornos. 
Sin embargo, en la repisa principal luce un reconocimiento reciente, que Jorge trajo con orgullo, pero con una pizca grande de humildad. Se trata del “Premio a la excelencia deportiva”, que acaba de otorgarle el Diario Uno y la Secretaría de Deportes y Recreación del Gobierno de Mendoza, en mérito a su brillante trayectoria en el fútbol de la provincia.
A Jorge Julio lo conocen todos. Los canosos memoriosos, los exjugadores y dirigentes de las décadas del 50 y 60, los viejos hinchas de Defensa y los pibes del barrio que saben que es un poco como el Gordo Troilo: siempre está volviendo. 
Los hombres a los que les gusta el fútbol y las mujeres que suelen verlo por la calle. Todos saben quién es y pueden dar alguna pista para encontrarlo.
Lo encontramos, sí, acompañado por dos grandes amigos: Oscar Ayala y Raúl “Cacho” Bono. El comienzo de la charla empieza con un monólogo sobre “La China” Ayala. “Fue un jugador, distinto, extraordinario. Tenía una técnica superlativa, un traslado armonioso y una deliciosa capacidad de entrega del balón. Si hubiese estado mejor asesorado, no dudo que ahora estaríamos hablando de otra cosa. No obstante eso, alcanzó una dimensión muy grande con la camiseta de Sarmiento”.
Es un nombre con marca registrada en Mendoza. Dirigió diez Nacionales, con San Martín (1971/72, 1974, 1976 y 1980) y Gimnasia y Esgrima (1978, 1981/82). También fue campeón con Viamonte Fútbol Club (Los Toldos),Cipolletti y un equipo de San Luis, con el que ascendió al Argentino “A”.

-¿Nunca un equipo de Primera, Jorge?
-Tuve varias oportunidades, pero nunca se concretaron. Fui al Palestino de Chile. Estuve quince días y no quise arreglar. Me aquerencié mucho en Mendoza, ¿sabés?
Sin embargo, dirigí en Cipolletti y ascendí al Argentino “A” con un equipo puntano, al que me llevó El Adolfo (Rodríguez Saá), que era el gobernador de San Luis. Yo llevé de General Roca a Cipolletti un chico de grandes condiciones, Gustavo Canales, que después jugó en Tigre, Unión Española, River y recientemente en Arsenal, donde le pasó un ingrato episodio de doping, del que ojalá pueda salir bien parado.

- ¿Cuál es su recuerdo más lindo?
-Tengo muchos. Con San Martín, por ejemplo, ganamos dos ingresos al Nacional y un cuarto de final, en una semana. Un domingo, en La Pampa, derrotamos a All Boys por 1 a 0 y clasificamos al Nacional 1971. El miércoles se juega la final del torneo oficial con los mejores cuatro equipos y la gana San Martín. El sábado nos hacen jugar con el campeón mendocino, Andes Talleres. Triunfa San Martín y clasifica para el Nacional 1972.
Hoy se juega un partido entre semana y dicen que están cansados, que es demasiado… San Martín tenía futbolistas que hoy estarían en Inglaterra, España o Italia. Una brutalidad de jugadores: el arquero Reggi, Lamelza, Maryllack, Gramari, Juan C. Pereyra, Luis Márquez, José Tévez, Czentoricky, Grudzien, Benito Valencia, Vizzo y Forte. Además de Rubén Ángel Ambroggi, el mejor que vi en el fútbol de Mendoza. Ambroggi jugó en el Santos al lado de Pelé, en el Barcelona de España y en el Toluca de México. Se quedó en San Martín, porque el Negro era un bohemio. Ah, en 1980 tuve la fortuna de contar con Fito Pezzatti.

-¿Y con Gimnasia?
-A Gimnasia lo manejé en tres oportunidades, pero los momentos más agradables fueron en los Nacionales 1981 y 1982, con un equipo de monstruos, del que se destacaba un jugador de otro planeta: Víctor Legrotaglie.
Más allá de esto, en 1968, salimos campeones invictos del fútbol mendocino, con un equipo que se le conocía por el “Dream Team del Parque”. 
¿Los jugadores?: Gustavo Mezzabota, Daniel Sosa, Hugo Astudillo, Julio Guido Díaz, Oscar Quintana, Raúl Zolorza, Gustavo Nievas, Jorge Montiveros, Omar Olguín y Raúl Morán, entre otros. Un elenco lujoso que daba cátedra.

-¿Otros equipos?
-Palmira 1969/70. Logramos la clasificación a la Copa Argentina. Tenía muchos jugadores de Junín: Pedro Cambareri, el Loro Allende, Reca Traversa, Oscar Ayala, Velorio Giménez y Petaca Molina. En la Copa debutamos contra Independiente de Avellaneda, que venía de ser campeón de América. Ganamos 3 a 1 el primer partido y empatamos el segundo 2 a 2, y lo eliminamos. El segundo rival fue Lanús, según los críticos el mejor equipo de la historia granate. Ganamos y perdimos 2 a 1, pero quedamos afuera por los penales.

-¿Sigue mirando fútbol?
-Por supuesto. Voy a todos los partidos del Argentino “A” y “B”. Pero no voy a ver a Godoy Cruz, simplemente porque no lo siento. Como no siento tampoco a Independiente Rivadavia, pese a que soy amigo de Daniel Vila y ex DT, Claudio Del Bosco, fue jugador mío. En cambio, siempre voy a las canchas de Gimnasia, Guaymallén, San Martín y Palmira.

-¿Qué características tenían sus equipos?
-Yo creo que lo más difícil para un técnico es lograr el equilibrio. Trataba en lo posible que mi equipo estuviera bien balanceado, bien compensado. Pero sigo diciendo lo que siempre dije en los casi cuarenta congresos de fútbol en los que me tocó participar: lo más importante es el jugador. Si no tenés jugadores capaces de hacer lo que planificás, ¿para qué sirve la charla técnica? Yo puedo pretender tácticamente algo, pero después es el jugador quien resuelve. Otro dato de la actualidad: trabajo con pelota detenida. Partamos de la base de que el ejecutor debe ser un tipo muy preciso, porque por más que practiqués cien horas, ¿y si le pega mal? Hay una gran cantidad de ingredientes en esto.
 
-¿Un balance de tantos años?
-Mirá, si encontrás un jugador que diga yo nunca me la jugué por él en las buenas o en las malas, te doy un premio. Incluidos muchos juninenses que dirigí. Siento el orgullo inmenso de haber ganado 16 campeonatos, participado en 10 Nacionales, 2 Copa Argentina y 5 Regionales. Todo por el mayor mérito de mis jugadores, no solamente el mío, que es chiquito.

- ¿Pelé, Maradona o Messi ?
-Yo digo que Messi es un genio total, un fenómeno, pero me quedo con Maradona. Porque Maradona era el caudillo de los equipos donde él jugaba. Se ponía todo al hombro, con una categoría asombrosa. Messi tiene habilidad en velocidad, algo que es muy difícil de encontrar. El Pulga es extraordinario. Ojo, Pelé también fue un jugador de otra galaxia: exquisito, contundente, cabeceador y corajudo para aguantar las fricciones.

- ¿La dirección técnica es efímera?
-Claro, porque no hay proyectos que se mantengan ni que se respeten. Hoy aparecen en la profesión muchos entrenadores que se creen exitosos porque ganan tres o cuatro partidos seguidos. En mi época, el técnico tenía que tener una consecuencia de muchos años. Yo recuerdo una frase del deportista más grande de todos los tiempos, Cassius Clay: “Si un deportista durante diez años siempre está como protagonista, es porque tiene un gran mérito”

- ¿Por qué no salen buenos jugadores con la rapidez de antes?
-No surgen jugadores porque se acabó el mejor DT de divisiones inferiores: el potrero. Cuando trabajaba en las inferiores, después del ferrocarril salía en bicicleta a “afanar” chicos. En cada barrio había cuatro o cinco campitos con pibes jugando al fútbol. El ´Negro´ Castro en Independiente; Salvador Chiaravino en Defensa Argentina;  Allende en River  Plate; Luis Alaniz en Newbery;  Bozzano en Moreno; Pastorino en Sarmiento. Antes existía una gran rivalidad entre los clubes en las categorías menores. Yo recuerdo el sano enfrentamiento que se armaba en el reclutamiento.

"Taqueta" Barrionuevo, su ídolo
“A mí me hicieron hace poco un reportaje muy grande en la televisión, que lo tengo grabado. El periodista termina la extensa nota preguntándome:  
“¿Tiene algún ídolo, Jorge?”. Y le contesto rápido, sin dudar: “Taqueta Barrionuevo”. El tipo me mira con ojos desorbitados y alcanza a balbucear, sorprendido: “¿Quién?”. Tuve que explicarle. 
"Taqueta" era un genio, genio, genio. Era un tipo parecido a Messi. En una baldosa hacía cosas increíbles. La gente de Sarmiento iba a verlo a él y, si no jugaba, se volvía a su casa. Barrionuevo era un jugador distinto, de tres cuarto de cancha en adelante. Cuando la aga-rraba, no se sabía a dónde quería ir, siempre haciendo algo diferente a lo que se esperaba. 
Los jugadores que yo dirigía me permitieron ver en acción a muchos talentosos, como Labruna, Guidice, Menotti, Bilardo, Ferreyro, Cap, Brindisi, Pachamé, Babington, Solari, Ortiz, Bochini, Artime. Quiero decir que los equipos de Mendoza eran una brutalidad, estaban a la altura de los de Buenos Aires. 
Acá hubo un volante de Sarmiento que hoy sería una locura en el mundo. Cárdenas, Obdulio Cárdenas. Jugaba en ese equipo Presacco, Cárdenas, Alejo Fuertes, Calderón y Curti”.

COMENTARIOS