El exentrenador Carlos Timoteo Griguol murió ayer, a los 86 años, luego de luchar durante largas semanas contra un cuadro de neumonía, agravado por la Covid-19. La noticia causó dolor en el mundo del fútbol, que lloró la partida de uno de los últimos maestros del deporte más popular del mundo.
Nacido en la provincia de Córdoba, en 1934, se destacó como futbolista en Rosario Central, club que le dio la oportunidad de iniciarse como entrenador, a comienzos de los '70. Allí lograría su primer título: el Nacional de 1973.
Su esplendor, sin embargo, llegaría en los tempranos '80, cuando tomó a su cargo la conducción de Ferrocarril Oeste. De la mano de Griguol, llegarían los años de gloria del club del barrio de Caballito, con los campeonatos de 1982 y 1984.
Como DT de Ferro, también enfrentó a Sarmiento de Junín, durante la estadía del Verde en Primera, entre 1981 y 1982.
En 1987, le llegó la oportunidad de dirigir River, donde conseguiría el título de la Copa Interamericana, frente a la Liga Deportiva Alajuelense, de Costa Rica. En el Millonario no consiguió hacer pie y fue reemplazado.
Regresó a Ferro en 1988 y se mantuvo por otros cinco años, aunque los tiempos de gloria habían quedado lejos. En 1993, asumió como entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde también lograría buenos resultados y dejar una marca como educador y guía de la carrera de los jugadores de la institución.
Tuvo un breve paso por España, para dirigir al Real Betis, pero retornó a Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde terminaría su carrera, en 2004, luego de un fugaz paso por Unión de Santa Fe, en 2002. Su muerte fue confirmada por el exfutbolista de Boca Juniors Víctor Marchesini, quien además es su yerno.
"Se nos fue Timo. Gracias por todo viejito, imposible no tenerte presente minuto a minuto. Te voy a extrañar", escribió, en sus redes sociales. Otro referente de la institución Xeneize, Alberto Márcico, se refirió a Griguol como su "padre futbolístico".
EL FÚTBOL DE LUTO
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