Tiempos de pandemia: otra vez
CUENTOS VERDES: ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD, RELATOS DE LA MITOLOGÍA SARMIENTISTA

Tiempos de pandemia: otra vez

Y un día llegó la pandemia.
Llevó parientes y amigos.
Nos dejó aislados, más solos.
Sin poder demostrar plenamente afectos, sentimientos y pasiones. 
Entonces cada uno se refugió donde pudo.

Y un día, también la pandemia nos escamoteó el fútbol.
Y fue como si nos arrancaran algo.
 
Los primeros meses nos aferramos a ese último triunfo por la Copa Argentina frente a los de Pergamino. 
Ese día afirmamos nuestra paternidad con los vecinos, socios en la Unnoba. Goleamos 3 a 1.

***

La última vez que lo vi a Tucho, ya en cuarentena, fue en la carnicería de Nando. Hablamos de Sarmiento y expresamos lo que extrañábamos ir a la cancha.

Antes de irse me dio un par de palmadas en la espalda y me dijo: “nos vemos en el Eva Perón, nene.”

No sabía que esas, muy pocas, eran sus postreras palabras.

Unos días después Tucho, seguramente falto de fútbol por la cuarentena, no tuvo los reflejos necesarios para anticipar esa ofensiva definitiva y brutal que tarde o temprano nos desborda a todos. Y cuando quiso acordar, la muerte que es una mina como la pelota, se escurrió y le llevó la vida.

Cuando me lo contó el Enano, no lo podía creer. 
No era una cargada, ni una broma de mal gusto como quise engañarme. 

Para colmo con esto de las restricciones no lo pude despedir. 

Una vez en casa, allá en el fondo del patio, al lado del pino que se ve desde la popular, rumiaba mi dolor y pensaba:

“Me cagaste Tucho, no nos vamos a volver a ver en la cancha”.

Entonces me acordé de aquel trapo blanco colgado en el alambre. 

Ahí supe que Tucho cumpliría. Con letras verdes la anónima pasión afirmaba:
“Te seguiré más allá de la muerte”.

***
Y ahora, ante el inminente regreso del fútbol, me aferro a dos palabras, casi intrascendentes, de uno de los versos de nuestra marcha:
 “...y la lógica otra vez volvió a triunfar...” 

Otra vez… Porque siempre, siempre habrá otra vez. 

Hay otra vez después del penal que no fue gol.
Otra vez después de la derrota
Después del descenso.
De perder un ascenso.

Un día volveremos a la cancha.

Y otra vez caminaré las calles cercanas al estadio, mágicas los días de partido. 

Entonces otra vez seré el que toca el bombo. 
El que lleva la bandera flameando bien alto.
El que trepa el alambrado para colgar la ilusión en un trapo.
Otra vez me sentaré en el palco. 
Me ubicaré en la platea. 
Saltaré en la popular.
Subiré al para-avalanchas de la cabecera.
Y me aferraré a la trama metálica que vibra y cobra vida con un gol nuestro.

Otra vez volaré como un pájaro por sobre el estadio y veré conocidos y desconocidos hinchas puros, como yo de Sarmiento.

Pero también veré a Rubén simpatizante de River, a Mario de Chacarita, a Emiliano de Racing, a Edgard de Boca…

Sí, sí que te extrañas. Y serán muchos simpatizantes de cualquiera de los equipos de la fauna futbolera padeciendo y disfrutando junto al Verde.
Porque en Junín hay simpatizantes del equipo que se te ocurra. Pero todos, todos son de Sarmiento.

***

“Sabés Tucho ya estoy más tranquilo.”
Al final, ante tanta pérdida, uno apela al recuerdo que alivia tanto…

Y entonces evoco aquellas palabras que le afanaste al gordo Troilo para consolarme cuando descendimos de la A a la B en el ochenta y tres.

 “...no te calentés nene…
Cómo van a decir que nos fuimos…
Si siempre, siempre estamos llegando...”

(*) Profesor en Letras e Historia y periodista. Se desempeñó como Jefe de Redacción en el Diario de la República de San Luis y como periodista en Semanario y La Verdad de Junín. En San Luis fue profesor en la Universidad Católica de Cuyo, el Nacional Juan Pascual Pringles y la Escuela Secundaria de El Trapiche. En Junín, fue director de la Escuela Secundaria N°19 y profesor en varias escuelas de nivel medio.

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