FÚTBOL

Luis Alejandro “El Tuky” Marmisolle

Jugó en Independiente y Ambos Mundos. Se fue a probar a Platense y Gimnasia y Esgrima La Plata. Dirigió al Tricolor y fue subcampeón de un torneo nocturno.

Cuando yo era chico mi abuela me decía Tuco, porque tenía el pelo rojizo. Mis tías me decía tuco y después quedó Tuky. Nací en Agustín Roca. Mi mamá se crió en un puesto de Estancia La Brava y mi papá era el policía del pueblo allá por 1948.

A los dos años me vine a Junín porque mi viejo entró al Ferrocarril. Estuvimos un tiempo por calle Carlos Pellegrini y luego nos instalamos en Intendente Ortega al 1700.

Cuando era chico se jugaba a la bolita, los autitos, las figuritas, la billarda y al fútbol, porque se vivía en el campito. Nos agarraba la noche jugando y nos pegaban el grito de las casas para que volvamos. Vivir así, sin problemas, sin tiempo era fabuloso . No pasaba nunca  un auto, si jugábamos en el medio de la calle.

Venían los ferroviarios a jugar al campito frente de casa y ya cuando tenía 14 años, por ahí les faltaba uno y me llamaban. Y me decían "grillo", porque jugaba adelante y era hincha de Independiente.

Fui a practicar a Ambos Mundos. Estaba un señor, Saucich de apellido, y me acuerdo que me lesioné el empeine del pie izquierdo. Me pisaron en una jugada. Y como nunca vinieron a ver cómo estaba ni me atendieron, no fui más. Me querían fichar y no me vinieron a ver.

En ese interín, el Negro Castro, que andaba a la pesca de jugadore para Independiente. Yo soñaba con la camiseta de Navarro –que jugaba en Avellaneda- y fue tan grande la emoción que fiché en Independiente a los 13 años. Estaban Manolo Sans, Peteca Molina, el Bocha Iturbide, el Bambino Martín.

En inferiores, cuando debutamos, salimos segundos y con la quinta fuimos campeones. Jugamos una final contra Sarmiento que tenía al Pucho Barbieri, el Pato Singla, Roselli. Empatamos en la primera y ganamos en  la segunda por una picardía del Bambino Martín. No pidieron barrera en un tiro libre y pateó. Ganamos uno a cero. Dirigió Cárdenas y cobraron entrada.
Llegué a Primera saltando de la quinta. Había jugado en cuarta y quinta. Independiente jugaba con Moreno, que ya era casi campeón. Llenaron la cancha de BAP porque ya se veían campeones. Yo llego a mi casa y mi viejo me dice “tiene que ir a la cancha que lo vinieron a buscar”. Yo no conocía ni los compañeros de Primera, porque después del partido había que volver a casa. Esa era la orden. Cuando llego al club, me sentaron a comer unas costeletas que habían hecho y el técnico después dio la lista. Yo estaba en el plantel titular y no conocía a mis compañeros. “Usted lo toma a Azconzábal”, me dijo el técnico, “juegue tranquilo como en las inferiores”. En Moreno estaban Pardini y Guzmán, que eran figuras conocidas, pero yo no los conocía. Entonces cuando entro le digo a mi compañero de zaga “cuál es Azconzábal”. Ganamos 3 a 2. Todo el mundo decía que Independiente iba para atrás porque “puso a un pibe de las inferiores que jugó dos días seguidos”. Y, en realidad, Villa nos había ofrecido un premio por ganar el partido. Pero Villa perdió con Ambos Mundos, contra todos los pronósticos.

No fui campeón con Independiente. Tuvimos muchas oportunidades, llegamos a las finales en un par de ocasiones, pero no pudo ser. Es que era un club que juntaba los futbolistas para jugar el domingo. Te avisaban el sábado que se jugaba en tal o cual cancha.  En una oportunidad llegamos a la final con River y los dirigentes de Independiente no tuvieron peor idea que meter dos refuerzos. Después dijeron que no. Pero cuando llegamos a la cancha estaban los dos refuerzos en el vestuario. Perdimos la final.

Me fui a probar a Platense con Molina, Escudero, Etchetto. Un grupo se fue a jugar contra un equipo de barrio. A mi el técnico me mandó a jugar contra la tercera de Racing por los puntos. Yo era dos y me pusieron de cinco. Entré con el apellido Deilvez. Eran aviones para mí. Había un brasilero que encaraba y los pasaba como parados a todos. Perdimos y me quedé mirando la Primera, que era lo que yo quería ver: a Perfumo.

A Gimnasia de La Plata fuimos con la quinta campeona de Independiente de Junín. Era un partido para ver jugadores. En Gimnasia jugaron Muñoz –que era volante de Jorge Newbery- y Pondal. Me acuerdo que el arquero de la quinta me decía “dejá pasar una” así me ven. Porque dominamos todo el partido. El Bocha Iturbide hizo los cuatro goles. El técnico de Gimnasia ni lo miró al Bocha. A mi me dijo que dejara la bicicleta si quería dedicarme al fútbol. Me ofrecieron quedarme en la pensión, pero no podían comprarme el pase. Vine a Junín, hablé con el presidente de Independiente y no me quiso dar el pase en medio de una acalorada discusión.
Me vinieron a buscar de Agustina, donde no precisaba pase. Ibamos bien, faltaban dos partidos con cuatro puntos de ventaja y me aparece Racing de Teodelina que me ofreció por partido jugado lo que yo ganaba en un mes de laburo. Me fui. Allá estaba Horacio Medina, la China Ayala, Colaberardino, Spadano, Acqueri. Estuve tres años. Salimos campeones al segundo año con Bisón, Rocha, Colaberardino, Zunino, Vilaseca, Navarro, Corro, Spadano. Salían dos taxis de Junín con jugadores los domingos.

Estuve un año en Atlanta de Vedia. Casi me retiro y, jugando una final de campeonato de barrio acá, se llenó de gente. Ganamos y cuando terminó el partido me vino a hablar Humberto Franchi, técnico de Ambos Mundos. Me ofreció ir, le pedí unos pesos y los dirigentes accedieron. Lo que pasó después era que la mayoría de los jugadores del club no cobraban y estaban empacados conmigo que me pagaban. Solían pasar estas cosas en Junín. Y cuando terminó el campeonato dije que no jugaba más. Tenía 28 años. Y me vino a hablar Chescotta, el presidente de Ambos Mundos. Le dije que no jugaba más, pero él me precisaba como técnico del club. Y le dije que iba a hacer limpieza general y poner a los pibes. Y me contestó que haga lo que quiera, que tenía patada libre. Y fuimos a jugar el nocturno y salimos subcampeones. Hasta los tres arqueros saqué del plantel. Me llevé a mi hermano de dos y Carlos Calvo fue el arquero. Puse a Barbagelatta de cuatro que era un mocosito y la rompía. Perdimos la final con Moreno. Si hasta me desmayé en el alargue. Me fumaba un atado de cigarrillos durante el partido. Fue en cancha de Villa. Terminó el partido, le di la mano a don Chescotta y me ofreció un contrato de dos años para que siguiera. “Si usted no sigue, yo renuncio a la presidencia”. Yo no seguí y Chescotta renunció.

¿Maradona o Messi? Son dos cosas distintas. Maradona tenía ese temperamento y la garra de un chico sufrido. Messi tiene unas condiciones de locos. Hasta lo vi jugar con la selección, en una eliminatoria en la cancha de River. Parece que no puede hacer nada y sale como una laucha entre medio de todos. Maradona tenía más alma de la que me gusta a mí.

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