Ricardo Horacio Bitar
FÚTBOL

Ricardo Horacio Bitar: “Pancho”

El último de los caudillos riverplatenses de la época dorada del fútbol juninense. Campeón en 1987 con La Loba.

Pancho surgió cuando mi papá tenía un taller de pintura en Comandante Escribano y Gandini, donde antiguamente estaba la panadería La Estrella. Yo estaba todo el día en brazos de la panadera, de cualquiera que anduviese por ahí. Era tranquilo de chico y por eso me pusieron Pancho.

Nací en Gandini al 540, a 20 metros de la antigua sede de River Plate que estaba al 518. Cincuenta y nueve años en el barrio El Picaflor.

Fui a la escuela primaria 22 y luego el secundario lo hice en el Comercial. Fui con Omar Iparraguirre, Edgardo Revello, Edgardo Lugli, Claudio Cipelli, Marcelo Pellegrineti, Lidia Guillotti, Mónica Rodríguez, Nora Rivero, Patricia Bustamante, Silvia Baeza, de quienes gracias a Dios tengo un recuerdo muy lindo y anualmente –menos este año- solemos encontrarnos todos.

En el barrio se jugaba a la pelota. Luego algunas figuritas, pero generalmente predominaba el fútbol. Antes jugábamos a la cabeceada, a la pateada, mete gol va al arco y estábamos rodeados de campitos.

En Remedios de Escalada de San Martín y Tedín había un aserradero y teníamos una canchita muy linda. En la placita de Levalle y 12 de Octubre había otro campito muy bonito, haciendo cruz con el club Alumni.

Después también íbamos al Colegio Marianista que tenía una cancha impecable que era de la cantina maternal. Teníamos cancha de fútbol por todos lados.

En realidad mis comienzos fueron en el viejo Canal 2 de Junín que hacían unos torneos bárbaros y encima los televisaban.

Pero fiché en River Plate donde hice toda mi carrera, salvo un año que me fui a jugar a Origone Fútbol Club.

No quise nunca moverme de River Plate porque me sentía como en mi casa. Ganamos un título en 1987 y en algunas divisiones inferiores también logramos campeonatos.

Siempre tuvimos grandes equipos, pero nos costaba llegar al título. Históricamente la premisa de club fue jugar bien al fútbol antes que salir a ganar campeonatos a cualquier precio. Nunca hubo esa mística de esforzarse más para lograr el título. Fue algo pendiente que quedó en una generación de grandes jugadores del club.

En ese nocturno de 1987, que dirigió Foschiatti, teníamos un equipazo. Atajaba Pesaressi. Cielo, mi hermano Coqui, Pepe Sánchez, Catamarca, Maravilla, Juan Rossi, Glenon, Pozo y Loza que alternaban.

En mis comienzos de primera división me tuve que retrasar un poco en la cancha para jugar, porque estaba José Luis Sosa que para mí fue un monstruo a nivel local. Integrante de la famosa delantera Pozo-Sosa-Almirón. O sea que de 9 no iba a jugar nunca. Retrocedí un poquito, ya Daniel Pereyra se estaba retirando de su carrera –un jugadorazo- y terminé siendo enganche.

En la cancha disfrute muchísimo. Tuve la suerte de jugar en el club que amaba. Nos criamos en el club. Tengo en la actualidad 59 años de socio, mi vida, la de mi familia es el club River. Una historia dentro del club impresionante.

A veces era medio rabieta, me pasaba de revoluciones por el hecho de no querer perder con la camiseta de River. 

Pero fui muy feliz en la cancha. Disfruté muchísimo. Y después de haber dejado el fútbol más feliz por lo que me dejó, como las amistades en la calle, el compañerismo, hasta con los rivales. Incluso con muchísimos hoy somos grandes amigos.

Casualmente este fin de semana en una rutina de caminata y algún que otro ejercicio físico por el parque, estaba observando –y lo comenté con un técnico que frecuenta el negocio- cómo unos chicos que no pasarían los 10 años estaban trabajando con ejercicios que nosotros hacíamos en el servicio militar. Flexiones de brazos, empujar las rodillas con saltos. Me llamó tremendamente la atención.

Lamentablemente no vamos a ver más un Maradona o un Messi , o cualquier otro jugador talentoso. De chico ya los están haciendo máquinas físicas en vez de darle técnica de fútbol. Va a costar realmente sacar jugadores de la características de antes. Un jugador distinto, un diez clásico de antes. Un talento.

Se perdió completamente la gambeta. No hay campitos, donde se aprendía el ABC del fútbol. Antes cada dos cuadras había un descampado. Nosotros antes de entrar a la cancha de River, jugábamos en un predio lindero a la casa del casero y hacíamos el calentamiento ahí. Había que gambetear y gambetear. El campito te da la habilidad, el aprendizaje, la picardía de cómo sacarte un rival de encima, la cabeceada, todo.

Hoy el fútbol se ha hecho muy atlético. Cada vez va a haber menos jugadores técnicos.

¿Maradona o Messi? Hoy con lo de Maradona todavía se me pone la piel de gallina. Fue un monstruo, como hoy lo es Messi. Cada uno en su tiempo, no se pueden comparar.

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