los pumas rugby
Los Pumas están haciendo historia en el 2020.
OPINIÓN

Casi “pumazo” en rodeo ajeno

Los Wallabies la pierden y la pelota cae en las manos de Pablo Matera. “¡Que la tire afuera!”, grita desde su cabina el entrenador Mario Ledesma. Si la tira afuera (y nada se lo impide, porque no hay rivales cerca) Los Pumas aseguran el empate en un partido difícil. Pero el capitán quiere ganar. Frío, audaz y hábil, Matera patea de zurda con precisión notable para arriesgar entonces un último ataque. Su patada es tan precisa que la pelota cae a un metro del in goal australiano. Santiago Cordero llega antes y toca leve con el pie. Está a centímetros. Pero la pelota le queda atrás.
Australia sí la tira afuera. Respira aliviada. Increíble, sin jugar bien, acaso mereciendo la derrota (los Wallabies tuvieron posesión 63-37 y dominio territorial 70-30), Los Pumas casi se llevan el triunfo en esa última acción. Venían de ganarle a los All Blacks y ayer empataron contra los Wallabies en su casa. Es una semana histórica para el rugby argentino. Sin embargo, Los Pumas parecen algo decepcionados. Tal su nivel de exigencia. Hay que repetirlo: nadie se hubiera imaginado esta semana histórica después de más de cuatrocientos días sin partidos oficiales.
“Fue una locura de Pablo”. Así describió Ledesma esa última decisión de Matera que casi termina en try. Hubiese sido el único del partido que terminó 15-15 a puro penal. Reece Hodge, que no había fallado una patada en toda la noche, tiró afuera justo su último penal. “Siento que decepcioné a un país”, diría Hodge a la TV local apenas terminado el partido. El penal (por una falta infantil de Matías Orlando) hubiese puesto a Australia 18-15 y con apenas tres minutos más por jugar. Pero la patada de Hodge fue afuera, hubo respiro argentino y luego ese cierre con el casi try de Cordero. Paradójico. En el último segundo, fue la única vez que Los Pumas lograron estar tan cerca del in goal australiano. Porque casi todo el partido, hay que decirlo, fue defensa y más defensa. Otra vez casi duplicando los tackles del rival. Un total de 115 (contra 67 de Australia) para frenar a unos Wallabies que en su partido anterior, quince días atrás, también venían de ganarle a los All Blacks y que, si bien precavidos por el triunfo de los argentinos ante los neocelandeses, llegaron al duelo de ayer en Newcastle más que confiados, por su buen nivel, porque llegaban más descansados que Los Pumas y porque el TriNations se juega en su país, y quieren festejar en casa.
Por eso buscaron darle velocidad a todas sus salidas, intentar mucho redoble para burlar la marca duplicada (que tan bien le había salido a Los Pumas contra All Blacks) y tratar de que la pelota fuera de un costado a otro. Para así cansar aún más a unos Pumas que tenían que acusar agotamiento. 
Los Wallabies deberían haberse ido triunfadores cómodos en el primer tiempo. Pero lo hicieron con un ajustado 9-6 y gracias a un penal en el descuento. Demasiados errores en las instancias decisivas. 
En el entretiempo, la TV mostró a Ledesma dando indicaciones en el vestuario, mientras uno de sus asistentes, Nicolás Fernández Miranda, le traducía a Michael Cheika, el técnico que dejó a la selección de Australia tras el fiasco en el último Mundial de Japón y asesora a Los Pumas solo para el Tri-Nations, pues luego se irá a Líbano, tierra de sus padres, a dirigir a la selección en la Copa del Mundo de Rugby League (trece jugadores) que se jugará en Inglaterra en 2021. 
La prensa australiana le pidió numerosas entrevistas antes del partido. No quiso hablar. 
Si los Wallabies creían suyo el triunfo y Los Pumas lamentaron haberlo perdido en esa última acción, Cheika, con el corazón dividido, habrá sido acaso el más satisfecho de todos con el empate. El segundo tiempo comenzó presagiando lo peor. Tres penales en contra, amarilla a Julián Montoya, Sánchez que comienza a sentir molestias en el aductor y falla por primera vez a los palos y Australia que a los 55’ se pone 15-6. Cualquier otro equipo podría haberse derrumbado. No Los Pumas. Ayudó Australia con nuevos errores. Pero que la suerte, como dice el viejo dicho, te encuentre trabajando. Y Los Pumas jamás dejaron de trabajar. “Pese a un partido bastante pobre, al final casi lo ganamos”, graficó Sánchez, otra vez héroe, todos puntos suyos, dos últimos penales de larga distancia. Terminó con el aductor dolorido, igual que Emiliano Bofelli, además de las lesiones de Tomás Cubelli (muy bien reemplazado por Gonzalo Bertranou) y Juan Imhoff. La sensación de que Los Pumas, menos lúcidos, llegaron con lo justo para completar su segundo partido oficial del año y que, tal vez, comiencen a pagar factura en las dos últimas fechas. Jugaron dos batallas. Ledesma avisó que, tal como lo habían planificado originalmente, habrá rotación para la revancha del sábado próximo contra los All Blacks. Sí, otra vez contra los mejores del mundo. Y luego revancha contra Australia para cerrar el torneo. Y Los Pumas, cuando nadie lo creía posible, luchando contra ambos de igual a igual para ganar el Tri-Nations. Ayer bajaron todos los porcentajes y hubo menos efectividad. Pero el espíritu de lucha fue el mismo. “Torazos en rodeo ajeno”, diría Martín Fierro.

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