Rodolfo Fischer
Rodolfo Fischer
FUTBOL

El último reportaje a Fischer publicado por Democracia

El viernes falleció Rodolfo “Lobo” Fischer a los 76 años. Democracia –en nota firmada por el periodista Nicolás Munafó- le realizó una entrevista que publicamos en 2009 y cuyos conceptos principales reproducimos.

El potente y veloz goleador que nació en Oberá, Misiones  recordó con emoción el campeonato de 1980 logrado con Sarmiento. Fue integrante de “Los Matadores” ese maravilloso equipo que deslumbró al fútbol nacional por su juego vistoso. En San Lorenzo marcó 141 goles y además, es recordado por ser uno de los primeros en “tirar la bicicleta” que era incontenible para sus rivales.

 El desafío del club en 1980 estaba claro: ser campeón. Por eso, los dirigentes le ofrecieron venir a Sarmiento para que el “Lobo” aporte su trayectoria y también para que él tenga la posibilidad de retirarse a lo grande.

“Eso me motivó” señaló en ese momento cuando nos atendió en el living de su casa de Monte Grande.  Su llegada al club se dio unos días antes del comienzo del torneo de Primera “B” para ser partícipe de la proeza “recuerdo todo la cancha llena, el calor de la gente, los asados, era como una familia” señaló.

 Jugó 18 partidos esa temporada, convirtió 4 goles y obviamente tiro más de una bicicleta por la banda izquierda del ataque “la gente se volvía loca”. Sin embargo, no todas fueron cosas positivas para el ex San Lorenzo, ya que en la décimo octava fecha fue expulsado contra Chacarita por pegarle una trompada a Claudio Batalla, quien lo había hostigado constantemente hasta que al “Lobo” se le terminó la paciencia: por la agresión recibió 7 partidos de suspensión. “No me alegro del hecho pero sinceramente no aguante” sentenció. 

-¿Con qué objetivo le plantearon llegar?

-Primero me llamó el “León” Espósito diciéndome si no quería ir para Junín. No estaba muy seguro porque iba a cumplir 36 años, sentía que no tenía mucho más para dar. Prácticamente tenía hecha toda mi carrera. También me habían llamado de otros clubes y no sabía si seguir jugando. Pero me insistió y la idea me fue gustando, los dirigentes me llamaron y arreglamos: fui el último en llegar.

-¿Lo terminó de motivar el hecho de que se quería pelear el título?

-Sí, se estaba armando un gran equipo con un objetivo claro. Eso me pareció interesante y creí que era una linda chance de cerrar de la mejor manera mi carrera. Eso me motivo y decidí ir. –

Al comienzo cuando arrancaron con el pie izquierdo se preguntó ¿para qué vine?

- Tanto no, pero era raro. Cuando llegué me di cuenta de la calidad que había, pero realmente empezamos muy mal. Fui a ver el primer partido en la tribuna porque aún no estaba bien físicamente y perdimos jugando pésimo. Lo mismo al segundo partido: se me vino el alma al piso porque no estábamos bien. Aunque rescaté algo; que el “Toti” iba a ser una carta importante para nosotros y no me olvido que le dije “vas a ser el goleador del torneo” y terminó siendo así. Después con buena voluntad, cada uno poniendo lo suyo, revertimos las cosas y lo coronamos de la mejor manera.

-En sus palabras mencionó ese presagio que tuvo con el “Toti”. Usted cómo goleador, ¿qué le vio a él para decirle eso en las primeras fechas?

-Tenía una gran velocidad, definía bien, era explosivo, potente, poseía una variedad de virtudes que me hicieron dar cuenta enseguida que iba a ser nuestro as de espada. Además el equipo se complementaba muy bien para darle el apoyo que necesitaba e hicimos la otra parte: darle nuestra experiencia en el ataque, una buena defensa, un gran arquero y un medio campo que fue solvente. Todos cumplieron bien su papel, nos exigíamos mutuamente: era un grupo muy unido, por eso, hasta el día de hoy somos todos amigos.

-¿Se arrepintió del episodio en cancha de Chacarita?

-Sí, pero en ese momento no aguante. Me hicieron las cosas muy difíciles, me pegaron, me agredieron o me agarraban constantemente: no me dejaban jugar. Tengo la secuencia grabada en mi mente, cuando le decían al pibe: “si seguís jugando así te van a meter una trompada”. No me alegro por ese hecho porque no es lo que quiero para el fútbol, pero no resistí. Cumplí la pena y volví con más ganas que antes porque no aguantaba estar fuera de la cancha con todas las cosas lindas que estaban pasando. Fue un año maravilloso y ese episodio no logró empañar las cosas.

 -¿La gente lo apoyó?

-Sin duda porque sabían de lo sucedido: se portaron de maravilla, no sólo conmigo sino alentando en todo momento al grupo. En la semana íbamos a distintos lugares a compartir una comida y nos trababan muy bien. Todo eso hizo que se viva un ambiente muy bueno, que nos favorecía a la hora de entrar a la cancha. Nos sentimos como en familia: los recuerdo con mucho cariño y siempre quiero lo mejor para el club y su gente.

 -¿Qué imagen se le viene a la cabeza del partido donde lograron el título?

-Muchas. Estaba muy contento de ver a Junín festejar de esa manera, creo que lo vivieron como en pocos lugares. Un campeonato siempre es importante y más cuando estaba en el final de mi carrera, me di cuenta lo acertado que había sido ir a Sarmiento. Feliz por el grupo, la amistad que había creo que fue fundamental para ser campeones.

-¿Tiró alguna bicicleta?

-Sí, alguna tiré cuando iba por la izquierda y a la gente le gustaba mucho. 

-¿El equipo de “Los Matadores” fue en donde mejor fútbol jugó?

-Sin duda, sobre todo en el ´68 donde el juego fue superlativo e imponente. Todos era buenos jugadores, con mucha calidad: Albrecht, Telch, Rendo, Cocco, Villar y Veglio. Era un equipo excelente.

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