Lionel Messi
Costará mucho hablar de Messi sin mencionar al Barcelona.
OPINIÓN

El peor final

Costará mucho hablar de Messi sin mencionar al Barcelona y a la inversa. Llegó de muy chico al club catalán de la mano de su padre con una campaña tan pequeña como su figura lleno de aspiraciones a flor de piel.
Lio se construyó allí como jugador y como persona. Los logros fueron sumándose a un ritmo alocado. Con solo 36 meses en la escuadra azulgrana apareció mezclado con las estrellas de entonces en la primera división del club “culé”. Diez ligas, cuatro Champions, seis Copas del Rey, Ocho Super Copas de España y tres de Europa y tres Mundiales de Clubes lo instalaron en el firmamento del deporte mundial. 
Batió récords perforando redes y no dejó lugares libres en las vitrinas colmadas de premios y Botines de Oro. El mejor del mundo ya a los 16 años asombró a propios y extraños tanto dentro como fuera de la cancha. Disciplinado, dueño de una habilidad única y recuperado físicamente, Frank Rijkaard fue el DT que lo empujó a los primeros planos. 
Rápidamente se convirtió en figura conformando con Ronaldinho una dupla mortal. La Champions 2004/2005 fue el primer gran logro con la camiseta azulgrana del ciclo glorioso que está llegando a su fin. Costará mucho hablar en pasado de la sociedad que conformaron el club y su capitán. La mejor etapa del Barsa en la historia tuvo al argentino como jugador determinante, eso nadie puede negarlo. 
En el mejor momento, mucho tuvo que ver Josep Guardiola que armó una estructura inviolable, vistosa, ganadora y supo consolidar al mejor Messi. La última vez que se lo vio feliz a la Pulga coincidió con las llegadas de Neymar primero y Luis Suárez después, vitales para componer un tridente colmado de talento y victorias. 
Barcelona pasó a ser una marca registrada de buen fútbol y excelentes resultados. Fue común observar en el transcurso de estos años el apoyo de miles de hinchas argentinos que asumieron su cariño por la escuadra “culé” a partir de la presencia estelar del capitán del seleccionado. Nadie suponía un final como este. Podía pasar que el rosarino alguna vez asumiera la necesidad de cambiar de aire en la etapa final de su carrera. 
Jamás que fuera un epílogo con portazo, enojo y polémicas.

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