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El querido “Fifo”, en el centro, junto a Alberto Comisso y “Coco” Ferrari.
TAMBIÉN INCURSIONÓ EN LA DOCENCIA

Falleció Adolfo “Fifo” Calvo, un crack de la época de oro del Club Sarmiento

En el plano amateur, fue campeón de la liga en los años 1956/57/60. También jugó en el profesionalismo, en el torneo de 1959.

Una noticia dolorosa para el deporte juninense y la comunidad en general ocurrió el pasado 20, con la muerte de Adolfo Daniel Calvo, muy conocido y apreciado tanto en los ámbitos docentes y ferroviarios como también en la rama futbolística. Tenía 86 años.
“Fifo”, como todos lo conocían, realizó todas las divisiones inferiores en Sarmiento hasta llegar a primera, ganando innumerables campeonatos en todas las categorías, en el momento de mayor esplendor de la divisa verde en la franja amateur. 
En la temporada 1959, jugó dos partidos en el profesionalismo, en un equipo que integraban, entre otros, Horacio Barrionuevo, Noel Madama, Ernesto “Coco” Pelli, Roberto Bruzzio, Ramón Álvarez, Francisco Quaglia, Horacio Medina, Marcelo Lucero, Rubén Azconzábal, Luis Julio, José Fortino, Juan C. Diz, Víctor Oyarzábal y Roberto Piola. 
“Si bien disputé apenas dos encuentros en Primera “B”, para mí fue algo así como ponerle la frutilla al postre y un regalo del cielo, luego de vestir tantos años la entrañable camiseta verde, además de compartir numerosos entrenamientos con compañeros muy talentosos”, decía años atrás, en rueda de amigos. 
Debutó el 10 de mayo en el estadio de cemento contra Unión, partido que terminó 2 a 2.  Sarmiento formó con Fortino; Julio y Lucero; Calvo, Diz y Medina; Madama, Quaglia, Delfino, Álvarez y Pelli.

En los talleres y en la docencia
En el plano laboral desempeñó tareas en las oficinas de Contaduría de los talleres locales del Ferrocarril. Curiosamente, un lugar donde también trabajaban otros caracterizados dirigentes y futbolistas, como Andrés Hankin (presidente de Newbery y de la Liga Deportiva del Oeste), Félix Bacit, Ernesto “Coco” Pelli, Omar Vargas, Ernesto Allende, Juan Carlos Perata y Leonardo Hoyos, entre algunos más. 
También incursionó por muchos años en el ámbito intelectual y docente, vinculado a la Escuela Técnica Nº 1 “Antonio Bermejo”.
Calvo era una persona con quien daba gusto conversar. Inteligente, educado, preparado, cálido, riguroso con sus convicciones (que las tenía y muy firmes), pero sobre todo un gran amigo de sus amigos, a quienes solía frecuentar a menudo, cuando su salud no empezaba a tener dificultades, tal como ocurrió en los últimos años. 
Una dolorosa y sensible pérdida, sin duda.

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