FÚTBOL

Ramón Faustino "El Negro" Mendoza

Fue el preparador físico Top de los ´80, con numerosos logros en los equipos que estuvo. Jugó al fútbol en Mariano Moreno.

Nací en Junín en 1956, en Guido Spano entre Colombia y Bolivia. Barrio de las Morochas, de tierra por supuesto, tranquilo.

Se jugaba a la pelota de cordón de la vereda al otro cordón de enfrente, todos los días. Y a un paso estaba el campito donde había unos  jugadores increíbles.

Fui al primario la escuela Normal y el secundario lo hice en el Nacional.  Iba con Carlos Ceratto, que luego hicimos el profesorado de Educación Física en Lincoln, Horacio Gambarte, Jorge Franco, Walter Petraglia, que después se dedicaron a la Música porque eran Los Espectros; Gustavo Meehan.

Cuando era muy chico estaba la cancha de Argentino cerca de casa, en Alsina y Almirante Brown, donde se inauguró el busto de Luis B. Negretti. Fue todo un acontecimiento en la ciudad. Mi viejo me tenía arriba de los hombros, porque era un mundo de gente.

Fui un par de veces a practicar al club, pero no había gente que se dedicara a los chicos como ahora. Yo llegaba, me sentaba y me aburría.

En cambio, en el club Mariano Moreno era otra cosa. Armaban los equipos y siempre jugabas al fútbol.

Fiché en la décima de Moreno. Jugaba con Miguel Ángel Chami, Horacio Agesta y más arriba estaban Ángel Kenan, Carlos Ceratto, que eran muy buenos si hasta le ganaron a Newbery y fueron campeones.

Yo tuve la suerte de integrar la quinta división con ellos y también salimos campeones. Llegué a jugar hasta la reserva, nunca jugué en primera.

Me fui a estudiar Educación Física, primero a Santa Fe. Un internado, bravo, lejos de la familia, y me vine a Lincoln donde me recibí.

Ahí me vinieron a buscar de Juventud de Pergamino, que tenía básquet y fútbol. Ahí agarré las inferiores y la primera de básquet. Y en un momento me llamaron para el fútbol porque no había profe y ellos tenían los cruces con Douglas Haig que para la ciudad fueron históricamente memorables. Era 1979.

Me salió laburo en Junín y comencé a entrenar a Moreno donde fuimos campeones en 1981 del nocturno y luego el oficial. Había jugadores de jerarquía como Daniel Falabella, Miguel Morán, Adalberto Bonópera, Miguel Romero, Ángel Kenan, Carlos Ceratto, Daniel Carpanetto, Jorge Castro, el Cano Suseret. Los técnicos eran Abel Pardini y Pepe Herrera.

Después vino el Regional, cambiaron el técnico. Lo trajeron a Raúl Azconzábal con su cuerpo técnico y me pidieron que continuara. 

Viví la mejor época de Mariano Moreno. Trajeron a Oscar “Pinino” Más, Valdivia, Castro, Cabrera, que vinieron de Sportivo Italiano, otros de Sarmiento como el arquero Oscar López, Hilario Bravi y el Grillo Romero. Vino Daniel Di Gilio, también.

Le ganamos la final a Olímpo de Bahía Blanca, que tenía un equipazo y se accedió al Nacional.

Había menos presupuesto, se fueron los jugadores que ganaron el Regional y se armó un equipo que dio batalla pero todo fue más difícil en ese momento. Era un campeonato durísimo. Nos tocó jugar contra Boca Juniors, con Gimnasia y Tiro de Salta, Rosario Central.

Pinino Más era una leyenda de River Plate que llegaba a Mariano Moreno. Excelente persona. Con sus defectos y virtudes, dio todo por el club. Acá fue donde me di cuenta el profesionalismo del fútbol, comencé a investigar.

Me salió la posibilidad de hacer un curso de capacitación y me fui por primera vez a Europa. Estuve en ese entonces presenciando partidos del Barcelona, del Bayern Münich.

Ahí arranqué con otro perfil que me llevó a entrenar equipos en Ecuador. Estuve trabajando con  Horacio Acosta en la Universidad San Francisco de Quito, que competía profesionalmente allá.

Tuve la suerte de entrenar a Sarmiento en una época de la Primera “C”, jugadores como Vigorelli, Gianfrancesco, Cajiao, y muchos chicos que venían de Buenos Aires.

Terminé la carrera en Rivadavia de Lincoln, entrenando el equipo del Argentino “A” donde jugaban Brandán –que ahora juega en Atlético Tucumán y ascendió con Temperley-, Gerardo Fibiger que era el arquero, César Vallejos que sigue atajando en El Linqueño, Matías Caro que está jugando con Alvarado de Mar del Plata.

En realidad me retiró el mercado. Uno deja de trabajar un tiempo y después ya no te llaman.

La falta de jugadores atiende a varias teorías. Ya no está el potrero. En mi barrio vi jugadores impresionantes. Además el chico no sale tanto a la calle. Está con la computadora, el teléfono celular, y hasta excedido de peso porque está mucho tiempo inactivo. No está como nosotros antes, todo el día pateando una pelota.

Hubo una época que las escuelitas de fútbol trabajaban muy bien. Pero hoy se les exige mucho a los chicos, los padres opinan demasiado. El chico tiene que hacer lo que le gusta y si no puede jugar al fútbol porque no le da o no le gusta, tiene que dedicarse a otra cosa. No hay que presionarlo.

Hoy un pibe de 15-16 que sale a la noche o sabe que la novia salió, es muy difícil tenerlo adentro. Se le come la cabeza. Y si sale al otro día no rinde.

¿Maradona o Messi? Me quedo con Maradona, por lo que puso dentro de la cancha y lo que ganó.

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