FÚTBOL

Silvio “El mago” Leiva

Uno de los últimos caudillos de Villa Belgrano, donde ganó dos títulos, y siguió cosechando otros tantos por los clubes de la zona.

Nací en Junín en el barrio de Villa Talleres. Fui a la escuela 19, primario, al Padre Respuela donde fui compañero de Doro Alciati.

En el barrio abundaban los campitos. El nuestro era el de República y Libanesa. Estaba lleno de chicos, siempre. Algunas veces éramos pocos, pero se jugaba igual. Era la pelota y la pelota. Ocasionalmente arrancábamos jugando a las figuritas, pero era un ratito. Enseguida venía uno con la pelota y al diablo con las figuritas. A jugar al campito.

No había muchas pelotas en el barrio, pero siempre estaba el que la conservaba o se la podían comprar.

Cuando Villa Belgrano trajo unos chicos de Sarmiento, que fuimos campeones del Nocturno, Peluso Boledi en una jugada me dice El mago y ahí me quedó el apodo.

A mi me vio jugar Chiche Tablada en el campito y me citó para la escuela de fútbol Juan Zubeldía del Club Mariano Moreno. Él pasaba con un auto y se frenó a ver el picado, a pispear jugadores.

Me presenté y automáticamente quedé en Moreno. Hice la escuela de fútbol y comencé en la octava. Pensé que iba a entrenar con Chiche Tablada, pero en realidad estaban Sergio Lippi y  Ramón Mendoza.

Luego unos amigos me invitaron a Origone Fútbol Club y me fui a jugar una temporada con ellos a Agustín Roca. Estaba Barrios de técnico.

Pero enseguida me vine a Villa, a la séptima y de ahí salté a la primera. Debuté a los catorce años en la localidad de Blaquier, con el Chiva Escudero. Me faltaban unos meses para cumplir quince. Habían hecho un amistoso. Fuimos de relleno de la quinta y terminamos jugando en primera. Metí un gol, a Calvo que estaba en Blaquier.

Yo andaba en bicicleta y un día me invitó el Negro Morán a entrenar con la primera. Al otro dia entré de suplente con la primera, en el Nocturno. Ganamos tres a uno contra El Linqueño.

Ese nocturno salimos campeones. Jugué los últimos partidos.

Luego vino el oficial y fui titular. Calabró entró como técnico y me dio una gran mano en mi carrera futbolística. Estuve casi 20 años en Villa. Fuimos campeones en un oficial que faltando un par de fechas me vendieron a Venado Tuerto, porque cerraba el libro de pases de la otra liga. Era el club Avellaneda que había comprado mi pase. Me fue bien, llegamos a la final del campeonato.

Jugué un año en Defensa Argentina, en Singlar de Ascensión fuimos campeones en 2002, estuve en Carabelas donde ganamos otro título, en Rojas jugué apenas unos partidos.

Me fue demasiado bien en la zona. Terminé jugando en Belgrano de Morse, que no estaba en la Liga Deportiva del Oeste. Pensaba retirarme dos años antes, cuando jugué en Defensa Argentina, pero me convencieron de Morse y me fui unas temporadas hasta allá.

Hoy se acabaron los  campitos y con eso la fuente de jugadores. No había otra cosa, la pelota y alguna discusión normal de un picado. Infaltable. Ahora está todo muy agresivo.

Antes era un orgullo jugar de 4. Hoy todos quieren ser Messi. De hecho la selección no tiene un 4 definido. También un poco se lo inculcan los padres.

Además en cuatro o cinco partidos están jugando en primera. Antes había que tener un proceso, sacar chapa para jugar en primera. No te tocaba nunca. Jugaban mucho tiempo los que estaban y eran ídolos. Yo cuando me quise poner la 10 de Villa estaban el Pelado Massari y el Lagarto Walton. Me miraban como bicho de otro pozo.

Fue una época hermosa. Había que estar compartiendo el vestuario con el Toro Rassi, Ricardo Calabró, eran unos capos. Cuando yo debuté en Defensa estaba la Chueca Villarreal, en River el Cholo Loza, Fabián Lamónica en Rivadavia de Junín, Daniel Diosquez en Rivadavia de Lincoln.

A mí me tocó una época bárbara del futbol de Junín. Había que ganarle a Villa en cancha de Villa, a Rivadavia en cancha de ellos, a Jorge Newbery, a Defensa. No era fácil, por más equipo que tuvieras. Era casi imposible ganarles.

¿Maradona o Messi? Maradona, años luz.

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