Santiago Solari, DT campeón con el Real Madrid.
ENFOQUE

La cajita feliz

Como el propio universo de River tomó con naturalidad que el campeón de América no haya llegado a la final, bien puede darse por descontado que con la coronación del Real Madrid y el reparto del segundo y del cuarto puesto en el Mundial de Clubes han quedado todos satisfechos.
Real Madrid justificó con amplitud su condición de favorito y con la goleada de 4-1 a expensas del Al-Ain se quedó con su tercer Mundial de Clubes de forma consecutiva, en correspondencia con otras tantas Champions League. 
"Va a ser muy difícil que se repita algo así"!, observó el entrenador Santiago Solari, con la humildad que parece ser su marca en el orillo y en ese contexto con tiempo para destacar la gigantesca influencia de Zinedine Zidane.
Lo del rosarino Solari es asimismo excepcional: su debut como director técnico se remonta a septiembre de 2013 al mando del equipo de cadetes, pasó por todo el escalafón y 50 días después de reemplazar a Julen Lopetegui se convirtió en el conductor campeón del club más poderoso del planeta.
Ayer, en la final disputada en Abu Dhabi, el Madrid atravesó apenas un rato de dificultad y después marchó con solvencia hacia una goleada que plasmaron Modric, Llorente, Ramos y Nader en contra de su valla.
Pese a una derrota contundente Al-Ain también festejó, habida cuenta de que nadie daba dos pesos por su suerte, pasó tres fases, eliminó a River y alcanzó una final que se perfila irrepetible.
El tercer puesto, dirimido por River y Kashima Antlers representó un frenético ida y vuelta en el que ambos generaron unas cuantas situaciones propicias, pero el arco defendido por Lux terminó en blanco y el arco defendido por el arquero japonés recibió cuatro goles.
Bruno Zuculini con un golpe de cabeza, Gonzalo Martínez en dos oportunidades y Rafael Borré de penal anotaron los goles del cuadro orientado por Marcelo Gallardo, el Muñeco. (El delantero colombianos ya había marcado por duplicado ante Al Ain). El segundo gol de Pity Martínez fue una joya de esas que en otros tiempos se daban en llamar "emboquillada" y el glosario moderno nomina "vaselina" o "picar la pelota". 
"Me voy feliz", dijo el mendocino, de 25 años, en alusión a su despedida de River y a la inmediata incorporación al Atlanta United de los Estados Unidos, que por su pase desembolsó 15 millones de euros. 
Tras celebrar en Buenos Aires el logro consumado a expensas de Boca en el estadio Santiago Bernabéu y tomar algunos días de vacaciones, espera a River un intenso calendario que incluirá completar los cuatro partidos que adeuda de la Superliga, la reanudación del campeonato argentino propiamente dicho y ya avanzado el verano su debut en la Copa Libertadores de 2019.