Nací en Junín, en el barrio Obrero. Oras épocas. Era un barrio nuevo, justamente este año cumple los 66. Y como era un barrio nuevo había 120 familias y 70 chicos en la plaza diariamente jugando con toboganes, hamacas, caños para hacer gimnasia, hermoso. Y ahí estaban los potreros. Uno al lado de la plaza y otro donde está el CEF ahora, que era más grande. Fui a la escuela 18. Hice después hasta tercer año en la Escuela Fábrica, la Yapeyú. No terminé porque me fui a jugar a River de Buenos Aires.
Acá empecé a jugar en Sarmiento. Mi viejo trabajaba con Ceballos que era colaborador del Verde. Entonces me llevó a la escuela de fútbol con Pepe Rusiñol y el Cholo Lucaroni. Hice todas las inferiores donde salí campeón dos años seguidos invicto, con la sexta A y B, uno contra Defensa y el otro contra River Plate. Con la quinta perdimos una final por un punto contra Independiente.
En la primera local de Sarmiento jugué cuando volví de Buenos Aires. Lo que sucedió fue que un tío mío vivía allá y tenía una herrería en San Justo. Un día cae una señora para que le vaya a hacer unas rejas. Cuando llega a la casa se encuentra con un montón de cuadros del marido vestido de jugador de fútbol. Y le pregunta “usted jugaba al fútbol” y el tipo le dice sí, yo soy Osvaldo Diez. Era el capo de las inferiores de River. Y le dice “tengo un sobrino que juega en Junín”. Le pregunta “y cómo juega” y mi tío le dice que no tenía idea porque no me había visto nunca. Pero le dice que jugaba en Sarmiento. Entonces Diez le contesta “entonces si está en Sarmiento, algo debe jugar. Tráigalo a probarse”. Me fui para allá en unas vacaciones de invierno del 66. Me probó nada menos que Anzarda y me dijo que a fin de año me iban a llamar.
Y me llegó un telegrama a fin de año que me tenía que presentar a las prácticas. Hice la preselección y quedamos 4 de 3000 pibes. Quedé y Sarmiento no me dio el pase. Pero Osvaldo Diez me hizo quedar a toda costa. Entrené un año y jugaba los amistosos, a la vez que laburaba a la mañana con mi tío. Al año siguiente Diez se fue a Atlanta y me llevó. Quedé en Atlanta y tampoco Sarmiento me quiso dar el pase. Estuve casi un año y medio sin jugar de la calentura que tenía.
En el ´70 me volví a Junín y ahí recién integré la primera local de Sarmiento. Estaba sin laburo y Ceballos me consiguió un trabajo para que justamente volviera a jugar al Verde como canje.
Jugué en el profesionalismo en 1976 en la B Metropolitana. Estaban el Gringo Curini, Omar Atondo, Omar Giménez, Miguel Álvarez, Coco Benítez, Tatín Boguey, Daniel Perea, Daniel Pelegrinetti, Héctor Masino, el Gallo Melillo, Cataraín, Alcibar, Papalardo. Descendimos y al otro año ascendimos con Héctor Silva en 1977, atajaba Durich, jugaba Solaegui.
En 1978 me fui a Moreno por dos años y en 1980 pasé a Rivadavia de Junín. Estuve tres años. Luego me fui a ambos Mundos.
En el medio hice dos nocturnos bárbaros con BAP donde jugaban los Ruiz, a quienes tampoco le habían dado el pase a San Lorenzo. En ese tiempo pasaban esas cosas. Ojo que yo anduve hasta en la AFA por el pase mío y me dijeron en ese momento que para el Consejo Federal era más fácil tirarse contra un jugador que contra una institución. Con los años sacaron la patria potestad. La verdad que hasta que a uno no le sucede no se da cuenta de estos disparates. Yo estuve un año y medio parado en el mejor momento de mi carrera y eso me condicionó mucho.
Cuando me tocó el Servicio Militar jugué en Independiente de Neuquén. Cuando llegamos éramos un grupo de la provincia de Buenos Aires y otro de Tucumán y Santiago del Estero. Estuve en el Batallón de Ingenieros de Construcciones, en Neuquén Capital.
Lo primero que te preguntaban era si jugabas al fútbol. Por supuesto que le dije que sí. Al rato hicieron un partido de fútbol y ni bien terminamos me llamó el segundo jefe y me dijo que tenía un equipo. Y me llevó. La pasé de diez porque me llevó para una prueba y estuve todo el año. Me pagaban el hotel los viernes, sábados y domingo, me daban plata. Hasta me pagaron el pasaje de vuelta en micro, porque a los soldados los mandaban en tren y un par que jugábamos en el club nos quedamos hasta el otro día que nos hicieron una cena de despedida.
En la zona estuve en Sarmiento de Vedia. Terminé jugando en BAP porque me habían llamado y tuve la mala suerte que se me cortó un tendón en una semifinal contra Defensa. Fue en 1985.
Hoy a los chicos los empiezan a hacer profesionales desde la escuelita y ahí está en error. A los chicos le piden que no pierdan la pelota, entonces el chico la agarra y la larga. Al que gambetean le gritan enseguida que la largue. Entonces el fútbol perdió la gambeta que en realidad es la esencia de todo.
¿Maradona o Messi? Los dos. Son estilos diferentes. Uno fue la magia y el otro la capacidad de transportar la pelota sin que se le note.
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