A RIVER

Julián Álvarez, un joven que promete

Hasta hace algunos meses atrás, Julián Álvarez hablaba de los futbolistas de Primera como un chico -lo que es- que busca un reflejo en sus ídolos. Todo pasó rápido. De golpe. Firmó su primer contrato profesional, fue elegido como uno de los 30 sparrings de Argentina en el Mundial y al regreso de Rusia, Marcelo Gallardo lo esperaría con una noticia: lo incluiría para integrar la lista de la Copa Libertadores con River.
No era todo. Había una perlita insoslayable: llevaría sobre sus espaldas el peso de la histórica camiseta número 9 del Millonario, que hasta la temporada pasada había sido propiedad del saliente Marcelo Larrondo.
Sus 18 años tuvieron intensidad, desafíos y frustraciones. Llegó al club hace un año y medio desde Calchín, un pequeño pueblo cordobés de no más de 20 cuadras, situado a la vera de la Ruta Provincial número 13 y a casi dos horas de la capital de la provincia. “Es un lugar donde todo el mundo se conoce, tranquilo. Se cosechan grandes amigos. Todos tiran para el mismo lado para seguir creciendo como sociedad, pero nunca se pierde la esencia de pueblo. Todo el pueblo está muy feliz con lo que le sucede a Julián”, lo describieron desde su entorno familiar.
“Vine a River en enero de 2016, pero antes tuve varias pruebas acá y en otros clubes. Era muy chico y no me gustaba estar lejos de mi familia”, confesó en una entrevista con el sitio oficial de la entidad.
Ese mismo efecto gravitatorio que está situado en ese amable pueblo cordobés de 3 mil habitantes es el que lo alejó del Real Madrid a los 11 años y le impidió quedarse en España tras afrontar una prueba. Quería estar bien cerca de su padre Gustavo, camionero de profesión, y su madre Mariana, quien trabaja como maestra jardinera.
Lo que algunos podrían considerar como un paso atrás en una carrera, para él fue una inyección de energía que le permitió seguir formándose como jugador. El tren no pasaría una sola vez. River, Boca, Talleres y Belgrano, entre otros, lo tenían en su agenda. Sabían que allí, en esas pocas cuadras en el medio de Córdoba, había un diamante en bruto.
“Araña” recién tomó la decisión de pegar el salto a fines del 2015, cuando el Millonario confirmó en una prueba de jugadores Sub-15 que realizó en Embalse Río Tercero que ese chico seguía teniendo potencial. “No lo dudé porque ya era más grande y sabía que las oportunidades se me iban a acabar”, analizó en aquella nota.
“Nosotros siempre tuvimos los pies sobre la tierra y estuvimos tranquilos. Jamás lo íbamos a obligar a hacer algo que él no quisiera. Cuando estuvo seguro, se fue a la pensión y siempre acompañados por nosotros”, explicó su padre.
Antes de viajar a Rusia, este joven de 1,70 metro nacido en el comienzo del nuevo milenio, firmó un contrato con la institución de Núñez hasta junio del 2021 y con una cláusula de rescisión de 15 millones de euros.