FÚTBOL

Roberto Darío “Beto” Miranda

Debutó en Primera y fue campeón con Ambos Mundos, en el nocturno 1972-73. Pasó por innumerables clubes de Junín y de la zona.

Nací en el Barrio Villa Triángulo, a una cuadra y media del club Ambos Mundos.

Fui a la escuela San José, donde hice jardín de infantes y primario. Después fui al Marianista donde hice el secundario. Luego de seis años la camada se recibió con dos títulos, perito mercantil y bachiller.

De chico lo más común era jugar a la pelota. Con un primo que vivía al lado de casa fuimos a probarnos a Ambos Mundos. Estaba un señor con todas las letras: Edgard Aramburu.

Ahí comencé a practicar este deporte hermoso que es el fútbol. Salimos campeones en varias categorías, pero me viene a la memoria una sexta división que fuimos campeones invictos.  Atajaba Ruli Fernández, jugaba Fenoy, los mellizos Mossotto, Luis Marciali, Hugo Rao, el bocha Burgos, Víctor Giannatasio. Era una camada muy buena de jugadores que por esas cosas del destino no todos llegaron a primera. Algunos debieron dedicarle más tiempo al trabajo, etc.

En el año 1972 y con dieciséis años recién cumplidos el técnico Héctor Mosca me promueve a la primera división de Ambos Mundos. Fue en un nocturno en el que salimos campeones, ya entrado 1973. Jugaba el Lobo Sofía, Pipi Guerreño, Alberto De Tomaso, Oscar Cullerton, Ramón y Raúl Vega, Maltisotto, Calabró. Le ganamos la final a Rivadavia de Junín en un partido donde se había implementado el gol de oro, que después no se usó nunca más. Habíamos empatado uno a uno y en el alargue el Lobo Sofía, en el primer tiempo, hizo el gol que nos permitió dar la vuelta.

Jugué mucho tiempo en Ambos Mundos, pero pasé por Jorge Newbery, Rivadavia de Junín, Defensa Argentina, luego estuve en Atlanta de Vedia, en La Delfina de Viamonte que también me llevaron a integrar la selección de ahí y perdimos con Junín una final.

Salí campeón en La Delfina. Con Atlanta de Vedia fuimos subcampeones, perdiendo la final con un equipo que había también valores de Junín como Ainchil, Sottile, Vilaseca, Bertolotti, Daglio y atajaba el Gato Villafañe. Jugaban para Alberdi.

Antes se usaba mucho irse  a jugar a la zona por la sencilla razón que te daban un peso. Cuando fui a La Delfina me pagaron muy bien, pero la mayor alegría era que el técnico tenía campo y cada vez que jugábamos de local me invitaba. Abría la despensa y era a elegir lo que quisiera, desde fiambres caseros hasta enlatados. Era oro en polvo. Otras épocas.

El fútbol de antes era distinto. En la actualidad es mucho vértigo. Hoy se corre, no se piensa. Es mucho más difícil el juego actual. Antes se podía parar la pelota, darse vuelta y hoy hay jugadores que de tanto temor que tienen de tener la pelota se la sacan de encima y la mandan a cualquier lado. La pelota va a cualquier parte, menos donde quiere el hombre.

Edgar Aramburu decía siempre que la pelota es como tu novia, hay que cuidarla, tenerla, amarla, pisarla, porque si no la pelota no vuelve a vos. Hoy hacen todo al revés. Todo pelotazo, juegan a un toque, se la sacan de encima prácticamente. No hay fútbol. Es muy difícil encontrar jugadores como en el Barcelona que son todos de buen pie, van y vienen, pero es una excepción.

Antes había jugadores por todos lados. Hoy los chicos están todo el día encima de la computadora. Nos pasa en todos los órdenes de la vida, pero los chicos es increíble.

Antes salíamos de la escuela y nos íbamos a jugar al fútbol. El campito de Sánchez para nosotros era religión. Todos los días, los sábados hasta de noche jugábamos. Era fútbol, fútbol y fútbol. Hoy hay computadora, celular y confitería. Se están perdiendo la mayoría de los deportes.

Por eso es loable la gente que está en los clubes, por ejemplo en Ambos Mundos que está a cargo de Keto Barco. Sacan un montón de chicos de la calle y le ponen empeño todos los días, le dan una merienda, un cobijo, un profesor para que les enseñe. Es muy meritoria su tarea y hay que cuidar a todos los clubes de Junín.

¿Maradona o Messi? Los dos unos monstruos. Pero a la generación nuestra Maradona nos marcó mucho.

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