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Tremenda definición de Messi, que festeja el primero de Argentina.
GRUPO D

Argentina le ganó agónicamente a Nigeria y jugará en octavos de final contra Francia

Lionel Messi en el primer tiempo y Marcos Rojo en el cierre del partido marcaron los goles de la gran victoria.

Una aparición oportuna del defensor Marcos Rojo a cinco minutos del final del partido le dio a la Selección Argentina la victoria sobre Nigeria por 2 a 1 y la clasificación a los octavos de final del Mundial de Rusia 2018, donde enfrentará a Francia el próximo sábado.
Argentina, después de que Lionel Messi la adelantó con un golazo en el primer tiempo y sufrió la igualdad por un penal polémico convertido por Víctor Moses en el arranque del complemento, sufrió hasta último momento y Rojo, con un remate de derecha a centro de Gabriel Mercado, consiguió el triunfo.
Los dirigidos por Jorge Sampaoli, después de haber vivido los días más difíciles desde que inició su gestión, estarán en la próxima instancia, donde el sábado a las 11:00 (hora Argentina) en Kazán, chocarán con Francia, ganadora del Grupo C.
La victoria de Croacia sobre Islandia por 2 a 1 poco importó al final, ya que la Selección albiceleste se sacó la mufa en este Mundial y pudo conseguir el primer objetivo.
Pero fue un partido de sentimientos, emotivo, que había que ganar por sobre el juego, que tanta deuda generó en las primeras presentaciones en Rusia 2018.
Y detrás del grito de Rojo y el abrazo como un mono de Messi, se fueron los alaridos de los más de 25 mil argentinos que estuvieron en el estadio de San Petersburgo, y de los millones que estaban frente a una televisión en el país.
Las lágrimas de los jugadores en el círculo central, abrazados con el cuerpo técnico y los dirigentes, fueron el reflejo de ese sufrimiento interno.
El análisis del juego quedará para otro momento, podrá aparecer ahora que, dicen los que saben, es cuando empieza el verdadero Mundial.
 


El partido
Messi empezó volcado sobre la derecha, con Enzo Pérez como apoyo e intentando encontrar un hueco en la apretada defensa de Nigeria, que esperó agazapado en esos primeros instantes.
Para romper eso, Argentina intentó mover la pelota horizontalmente hasta encontrar el hueco, aunque tuvo mucha imprecisión.
Sobre los siete minutos, el partido tuvo su primer cortocircuito, con Rojo y Tagliafico cerrando con lo justo un ataque nigeriano, y el propio lateral izquierdo llegó del otro lado para intentar un remate que se fue lejos.
Estaba intenso Argentina, más allá de los errores en el manejo, y todavía no había aparecido Messi, que caminaba por detrás de la línea de mediocampistas analizando el terreno.

Dominio argentino 
Y desde el empuje, Argentina empezó a dominar y desbordar a Nigeria, lo que logró trasladar incluso al marcador, haciendo lo más difícil para un partido con tanta carga emotiva.
Rojo anticipó en el fondo, Banega recibió y, con tiempo, esperó el desmarque en vertical de Messi, que controló con el muslo, acomodó hacia delante y definió de derecha, cruzado, para firmar un golazo, su primero en el Mundial de Rusia.
Era un desahogo para los días más terribles de la Selección en los últimos años, por todo lo que se vivió dentro del búnker de Bronnitsy.
Y con la ventaja, Argentina justificó el triunfo desde la tenencia, la movilidad de un enchufado Messi, que tuvo el segundo en un tiro libre que reventó el palo izquierdo del joven arquero Francis Uzoho.
Hasta Di María tuvo su opción en una corrida solitaria previa a la falta que derivó en esa acción de Messi.
Enzo Pérez y Banega trataron de ser los socios de Messi, pero Argentina, cuando le tapaban los huecos, optaba por un pelotazo largo de impaciente, que casi siempre fue errado.

Falta de reacción
Argentina no sufría. Nigeria casi no lo había podido agarrar de contragolpe, su principal arma, y si bien no era vistoso en el juego, lo controlaba emocionalmente.
Pero todo cambió en un segundo, a los cuatro minutos del segundo tiempo: de un lateral-centro, Nigeria ganó un córner en el que el árbitro turco Caneyt Cakir vio un sensible agarrón de Mascherano a Balogun en área y sancionó penal.
Tras la venia del VAR, Víctor Moses engañó a Armani, que se quedó en el medio y vio cómo la pelota entraba a su izquierda para convertirse en el 1-1.
El gol fue un baldazo de agua fría para una Selección acribillada mediáticamente y que veía aparecer los fantasmas nuevamente en su alrededor.
Con la urgencia y el nerviosismo, Argentina volvió a ser ese equipo previsible, falto de conexión y sin cambio de ritmo que se había visto en los primeros dos partidos.
El ingreso de Pavón y Meza por las bandas, más Agüero en el tramo final, le renovó el aire pero estaba carente de jerarquía individual para sacar diferencia.
Los centros iban al primer palo, los pases volvían a ser errados, mal elegidos, y defensivamente volvió a quedar expuesto en varias jugadas.
Ahí apareció Franco Armani, después de tanta discusión por quién debía ocupar el arco albiceleste, con una atajada vital en un mano a mano frente al ingresado Ighalo, que no podrá dormir por esa jugada ni por la siguiente.
Rojo falló en el cabezazo -hubo revisión del VAR por una mano casual- y la pelota le quedó al delantero nigeriano, que pateó desviado al palo.
Después de ese aluvión de las "Águilas Verdes", Argentina volvió a tomar el dominio posicional, en busca de ese tanto agónico y con el reloj como principal rival.

Final soñado
La ansiedad llevaba a no pensar los ataques argentinos, a que sean desordenados y sin un sentido, aunque así y todo tuvo su oportunidad en los pies de Gonzalo Higuain.
Pero su karma con la camiseta celeste y blanca volvió a aparecer, para lanzar un zurdazo a la tribuna cuando el centro atrás de Meza había sido perfecto y su diagonal para buscar la pelota de frente al arco, también.
Argentina estaba afuera del Mundial, pero el público todavía creía, alentaba y empujaba desde las tribunas, y los jugadores entendieron el mensaje.
Sin pensar, la pelota empezó a acercarse al área de Nigeria, uno de los pocos centros que pasaron la primera línea de defensa, cayeron en la pierna derecha de Rojo, que ya estaba volcado al ataque pese a ser marcador central, y tuvo la capacidad de meterla contra un palo.
El desahogo, las lágrimas y toda la carga anímica de un partido repleto de vaivenes emocionales se terminó con el pitazo final.
"Ahora empieza el Mundial", coincidieron los jugadores argentinos, que esperan que este envión les devuelva la confianza en el juego para llegar hasta el séptimo partido.

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