FÚTBOL

Héctor Santiago “Cebolla” Pose

Jugó en Sarmiento. Estuvo en San Lorenzo con los crack Imbellone, Farro, Martino, Pontoni y Silva. Luego pasó por Villa, Moreno, River, Defensa y clubes de la zona

Nací en el Barrio de las Morochas, el 10 de marzo de 1931, enfrente del puente Alsina. Fui a la escuela que se le decía “de Pelusso”, la 28. Hasta sexto y me mudé a la 7 que estaba cerca de la panadería La Numancia, donde terminé.

Empecé a jugar al fútbol en la calle, con la pelota de trapo. Era lo único que teníamos los chicos. En ese entonces en el diario Crítica los domingos salía una historieta que era el capitán y los tres sobrinos que eran cebollitas. Pero uno solo era vago total. Entonces los amigos de mi viejo le empezaron a decir que tenía un cebollita en la casa. Y me pusieron de apodo cebolla.

A los trece años en la cancha vieja de Defensa jugaba la quinta contra Sarmiento. Y Sarmiento tenía un jugador menos. Vino con la bicicleta Abraham (el tercer Socio de la historia de Sarmiento) a buscarme y me llevó. Jugué sin estar fichado, en esa época se podía. Después me llevó a fichar Pechito Canavesio.  Hice todas las inferiores. Pero en 1947 me fui a jugar a San Lorenzo de Almagro, en la tercera división, en el Viejo Gasómetro de la Avenida La Plata. Practicaba con Blazina, Mancini y Basso; Zubieta, Greco y Colombo; Imbellone, Farro, Martino, Pontoni y Silva. En una de las semanas se lesionó Greco y me pusieron a mí. Después, cuando pasó el tiempo, fueron unos crack. Le metieron 13 goles en 2 partidos a la selección de España en Europa y le ganaron 10-4 a la selección de Portugal.

Vivía en Corrientes y Medrano. El primer día me llevó Chiche Tablada, pero después me tenía que manejar en Tranvía y me perdía siempre. Estaba mal. Me encuentro con Biondi de casualidad en Buenos Aires -que era delegado de Sarmiento- y me dice que jugaban unas finales en Junín, que me mandaba la plata si me quería venir. Y me vine. En 1949 salimos campeones en la cancha de BAP con Taliche Lombardi, Leopoldo Grego y Mussi.

Estuve un año sin jugar. Entré al Ferrocarril.  Se hizo un campeonato Ferrroviario, me hice amigo de unos muchachos de Villa Belgrano que estaba para ascender a intermedia y me llevaron. Pero Villa no tenía jugadores. Se lesionaba uno y jugábamos con diez.

Me fueron a buscar de Moreno y Villa no le quería dar el pase. Arreglaron con un trueque en 1954 porque Moreno le dio tres jugadores a cambio. Jugué con los mejores. Inglese, Tomeo, Alide Marchesi, Tatá Gnazo. Ese año me casé y Moreno me regaló los muebles y me hizo la fiesta de despedida.

Debí llevar a mi hija a Bs. As. porque se enfermó. Me tuve que radicar allá. A una cuadra había un club chiquito, Almagro. Entro un día y les digo que quería jugar al fútbol. Me miraban como bicho de otro pozo. Me dijeron que en el momento había un campeonato de Sapo, si sabía jugar. Para mi el Sapo era como jugar a la mancha. Les gané a todos. Se volvieron locos, no me querían dejar volver a mi casa. Y me llevaron a practicar. Ahí nomás me ficharon, en el ´56.

Mi hija afortunadamente mejoró y me volví a Junín. Por intercesión de Fito Inglese me llevaron a Pintense. Estuve cuatro años y arrimé varios jugadores de Junín.

Estando en una confitería del centro apareció Elmo Bovio, que había jugado en Sarmiento, Uruguay, Italia y Francia. Me llevó a jugar a Comodoro Rivadavia.  En ese tiempo era una ciudad pujante, todo dólares del petróleo, pagaban fortuna. Me fui con Luna, un defensor de Ambos Mundos que era un fenómeno. Allá nos presentó Baleani. Las canchas en ese tiempo se rastrillaban y regaban en el primer tiempo porque no tenían césped. Había que sacarle las piedras. Estuve un año. Ganábamos tres veces más que en el Ferrocarril. Integré la selección y enfrentamos al Colo Colo que trajo al famoso Cua Cua Hormazábal (como un Messi de hoy). En el primer partido no me pusieron y perdieron  6 a 0. Presionados por la prensa jugamos con Luna el segundo partido y perdimos 3 a 1.

Me vine a buscar a mi señora y cuando le conté que había vientos de 100km por hora no quiso ir.  Conseguí trabajo en la Municipalidad, fui cinco años administrador de la Terminal de Ómnibus (me nombró Pablo Bava Bussalino).

Me vinieron a buscar del Singlar de Ascensión. Fui con los mellizos Azconzábal, que venían de jugar de Estudiantes de La Plata, el Tano De Carlo, Mosca, Azil. Un equipazo. Jugamos cuatro partidos. Empatamos el primero, ganamos el segundo, empatamos el tercero. En el cuarto le hicieron un penal a Azconzábal, dieron la ley de ventaja y no la pudo meter. Azil le pegó una trompada al referí y se armó una batahola. Declararon desierto el campeonato.

Luego con Pinocho Ciarapica jugamos en River Plate de Junín. Me fui a Alberti, viajaba en colectivo. Finalmente jugué en Defensa porque me vino a buscar Jorge Julio.

Yo siempre iba a correr a la Laguna. Ahí fundé Los Flamencos, junto con Flores que había venido de Buenos Aires. Corríamos en la Laguna. Asociamos a Cacho Iorio, Roberto Fij y así empezamos.

Paralelamente se inauguró una pileta en la Laguna y necesitaban tres bañeros. Y fui bañero, con Rosuadonskey y Urano Pérez.
¿Maradona o Messi? Pelé. Yo lo vi jugar a Pelé. Fuera de serie.

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