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FÚTBOL

Gustavo Miguel Merlo

Juninense que trascendió las fronteras de la República Argentina. Jugó en Sarmiento, Gimnasia y Esgrima La Plata, Los Andes, Deportivo Pereyra de Colombia, Oriente Petrolero y Blooming de Bolivia, entre otras entidades.

Nací el barrio 9 de Julio. Toda mi infancia viví en calle Vicente López y Planes y Chacabuco. Fui al Marianista con Gabriel Villores, el Gringo Albergamo –jugábamos al fútbol juntos en Sarmiento- Pablo López - con quien somos compadres-, entre otros. Nos reunimos en diciembre pasado al cumplir treinta años de egresados.

En el barrio había campitos. Jugábamos en una esquina que todavía no estaba edificada, después hacíamos el barrio contra barrio, generalmente contra los de Fátima, jugábamos en el campito que estaba en Chacabuco y Vicente López y Planes –hoy hay un dúplex- y mucho en la calle.

Más allá de los dibujitos animados clásicos de la época no había otra cosa que jugar al fútbol.

Jugué un intercolegial en la cancha de BAP y me fueron a buscar directamente de Sarmiento. A los 10 años todavía no me podían fichar porque no había escuelita.

Jugaba al básquet en 9 de Julio, con Pastorino que era figura, y después me iba a la cancha. Hasta los doce años hice las dos cosas. Pero después comenzamos a competir con el Verde los fines semana y me dediqué de lleno al fútbol.

En Sarmiento estaba el famoso Comisario Rodríguez. Después tuve a Dionisio García, Taqueta Barrionuevo, el Gallo Melillo. Pero el mayor tiempo de esa generación fue con Taqueta.

Salimos campeones en sexta división, pero ya a  los quince años me pasaron a la primera local y a los dieciséis estaba entrenando con el plantel profesional. Estaba Héctor Silva y no bajé más.

Debuté a los 17 años contra Deportivo Merlo acá en Junín. Ganamos. Terminó el partido y mi viejo me estaba esperando porque me fui de raje a ver mi categoría que estaba jugando en la cancha de Moreno.

Jugué profesionalmente en Sarmiento hasta que me pidieron de Gimnasia y Esgrima La Plata. Me lleva López y Caballero a jugar en primera.  Luego se van del club y todos los que habíamos ido con ellos, nos volvimos al club de origen. Llegué a Sarmiento que justo había ascendido a la “B”, hice un año y luego me fui a Los Andes.

A mitad de año me ve un representante y me lleva el Deportivo Pereyra de Colombia.

Cuando volví a Argentina estaba cerrado el libro de pases. Me llamó Sergio Lippi a Juventud Unida de Banderaló, que había juntado jugadores de Junín. Salimos campeones.
Salió la oportunidad de irme a Oriente Petrolero de Bolivia a prueba. Me fui por tres meses y me quedé ocho años. Me fue muy bien. Al principio era difícil porque había un técnico brasilero que casi no me ponía, pero el mismo entrenador me fue dando oportunidades y me afiancé. Quizás fue donde mejor jugué. Salimos campeones. Jugué Copa Sudamericana, Copa Libertadores, tuve la oportunidad de viajar mucho.

Hice dos años con Oriente y luego me compró Blooming, el clásico rival. Estuve  dos años. Un día se hizo un amistoso con Gimnasia y Tiro de Salta y Oscar Garré me convenció para llevarme a Gimnasia. Me fui un año a Salta y otra vez me llamó la gente de Oriente Petrolero que no estaba en una buena situación para que volviera a darles una mano y así no descender.

Volví, tuve la suerte que nos mantuvimos en primera, salimos campeones otra vez y ahí el dueño de mi pase no renovó para jugar la Libertadores. Me fui a Jorge Wilstermann –que fue rival de River- por dos años.

Ya mi hijo mayor comenzaba el colegio y con mi señora comenzamos a replantearnos si volvíamos  a no, más allá de que estábamos cansados de estar afuera.

Empecé el curso de técnico y me llevó Germán Cheddad a Ascención con un proyecto para salir campeón de la Liga de General Arenales. Con un grupo de jugadores de Junín salimos campeones por primera vez y  por tres años consecutivos. Me retiré en cancha de El Linqueño contra Argentino de Lincoln ganando la final del torneo Tres Ligas. Era el momento de dar el paso al costado y fue una buena decisión.

Había tenido la oportunidad de ver trabajar en Bolivia a la escuela Tahuichi Aguilera, inclusive fui a dar una charla. Quedé impresionado de cómo trabajaban con los chicos. Luego cuando jugamos en Washington hice una amistad con Marcos Echeverri. El Diablo tiene una escuela de futbol allá, muy grande, y tomé conceptos diversos. Cuando volví a Junín instalé una escuela de fútbol con similitudes a esa y luego me surgieron muchas oportunidades de trabajo.

¿Maradona o Messi? Vi a los dos, aunque a Messi en una cancha directamente. Quiero a los dos. Cuando uno vive en el exterior no divide, se hace hincha de la selección. Pasé varios Mundiales afuera  y ves como los demás países tiran en contra de Argentina, entonces uno se hace más fanático aún. Quiero que la selección gane siempre, con cualquiera al frente, con cualquier jugador.

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