None
Juan Manuel Azonzabal recibió a Democracia, en Junín.
ENTREVISTA EXCLUSIVA DE DEMOCRACIA

"El fútbol argentino está más preparado para los fuertes que para los buenos"

Así lo indicó Juan Manuel Azconzábal. En su visita a nuestra ciudad, el DT saliente de Huracán recibió a este diario para hablar de todo. De su salida del "Globo", de los caudillos en los vestuarios y de la difícil tarea de ser entrenador.

"El Vasco" Juan Manuel Azconzábal se siente muy orgullo de ser juninense. Cada vez que puede se da una vuelta por la ciudad para visitar a sus padres y comer asados con los amigos que le regaló la vida. 
En su última estadía, el DT saliente de Huracán recibió a Democracia para hablar de muchos temas. Lógicamente, la pasión por el fútbol fue el condimento especial de toda la conversión. 
"Mi papá (Raúl) era técnico y me llevaba a la cancha cuando yo tenía cinco años. A esa edad yo ya andaba en los vestuarios", confesó un Azconzábal nostálgico.
Acá en Junín, contó que aprovechó para estar con sus padres, que vino con su señora y sus dos hijos; y que anda siempre por su barrio, por el barrio "Las Morochas".  
También contó que la última vez que vino fue a fines del año pasado. "Hacía bastante", reflexionó. En la charla con este diario, "El Vasco" se expresó en cada opinión con una gran convicción. Habló pausado, preciso, sin desbordes ni objetivaciones demagógicas. 
Habló de su alejamiento de Huracán, del fútbol argentino, de su paso por Atlético Tucumán y de su trayectoria. En definitiva, del fútbol, del deporte más lindo del mundo.  

- ¿Cómo viene tu estadía en Junín?
- Disfrutando mucho de los afectos y tratando de pasar buenos momentos. Estar en Junín para mí siempre es un cable a tierra. Ojalá siempre tengamos la posibilidad de venir. Hoy encuentro muchas cosas nuevas en la ciudad. Eso me parece bien. De todas maneras yo no conozco tanto, cuando vengo me quedo acá el barrio y estoy tranquilo. Sé salir a andar en bicicleta con mi hijo mayor. Lo disfruto. 

- Pasando a un poco a lo profesional, sorprendió mucho su alejamiento de Huracán ¿Por qué se fue?
- Me voy por una decisión del presidente, de prescindir de mis servicios. Fue una experiencia que quedó a mitad de camino. Para esta segunda etapa queríamos llevar a Huracán a pelear arriba, armar un equipo para eso, para lograr objetivos diferentes a los de ellos cuando fueron a buscarme. Logramos mantener la categoría y además de eso hoy el equipo quedó clasificado en la Copa Argentina y en la Copa Sudamericana. Para esta parte queríamos armar otra cosa y seguramente iba a ver una renovación. Pero el presidente tomó otra decisión. 

- Se habló mucho de esa renovación que incluía bajas de jugadores importantes.
- Las discrepancias en la elección de jugadores pudo haber sido uno de los motivos. La decisión me sorprendió porque ya habíamos mantenido muchas reuniones. En una de ellas habíamos estado hablando como seis horas. Hablamos del futuro del equipo, de llegadas, de salidas. Después de eso, en dos o tres días, de varias llamadas telefónicas, la situación cambió hasta que el presidente vino y nos dijo que no seguíamos. Fue una pena porque nosotros habíamos cumplido la primera parte de los objetivos e íbamos a ir por lo segundo, que era posicionar al equipo entre los mejores del torneo. Una pena, no pudo ser.

- ¿Quedó sed de revancha?
- En su momento me molestó mucho y lo dije porque me parecen que no son las formas. Ya habíamos diagramado un trabajo, conocíamos la base del plantel, habíamos hecho debutar a varios pibes, iban a venir refuerzos. Pero bueno, ya pasó. Ahora tenemos que dar vuelta la página y seguir. 

- ¿Cómo sobrelleva el tema? El hecho de estar sin trabajo.
- En esta profesional hay que prepararse siempre. La proyección que hacemos es a corto plazo, en el fútbol argentino es así. Sabiendo que hay que asimilar situaciones como estas. El fútbol argentino está más preparado para los fuertes que para los buenos. Si sos endeble no vas a tener la posibilidad de seguir estando, porque siempre, en los momentos incómodos para las instituciones hay fusibles que se pueden utilizar y uno de ellos es el entrenador. 

El fútbol argentino está más preparado para los fuertes que para los buenos. Si sos endeble no vas a tener la posibilidad de seguir estando, porque siempre, en los momentos incómodos para las instituciones hay fusibles que se pueden utilizar y uno de ellos es el entrenador. 

Está claro que la máxima felicidad, uno la asemeja con los 15 años que tuve como jugador profesional. A un entrenador, los buenos resultados más que felicidad le dan tranquilidad. Cuando era jugador jugaba para ganar y ser feliz; siendo entrenador se busca estar tranquilo, que igual es mucho.

- ¿Has recibido alguna oferta en estos días?
- Al poco tiempo de irme de Huracán me llamaron de un club de primera, conversamos y yo tenía que responder en menos de 48 horas. Entonces no se pudo dar. Creía conveniente que pasara un tiempo. Así que dijimos que no. También hace poco tuvimos un ofrecimiento del exterior que también dijimos que no. Recién estamos terminando con lo de Huracán. Me parece importante tomarse un tiempo. Ese tiempo, que podría ser de ocio, uno siempre trata de aprovecharlo para seguir aprendiendo, leyendo, mejorando. También me gustaría hacer un viaje al exterior para presenciar el entrenamiento de algún entrenador. 

- ¿Qué entrenadores son de su agrado? 
- En Europa hay técnicos argentinos muy destacados, de los cuales se puede aprender mucho. Tenés a Berizzo, Simeone, Pochettino, Sampaoli, Marcelo Bielsa. Pero está claro que si no tenés buenos jugadores es imposible. Sí uno puede aprender técnicas de trabajo, manejos de grupos y muchas cosas más. Pero el jugador sigue siendo lo más importante, siempre, porque una improvisación de ese jugador hace que el equipo sea otro.       

- ¿Puede ver un partido como un espectáculo? Algunos entrenadores dicen que el 4-4-2 no favorece al espectáculo.
- Si se usa ese sistema, sólo se cumple casi a rajatabla a la hora de defender. Pero a la hora de atacar, no, se rompe. Yo creo que hay que ver las características de los jugadores. En un sistema de cuatro en el medio, en mis equipos los de afuera son punteros. Son extremos, como se les dice ahora. Y los marcadores laterales pasan siempre al ataque. Antes un central jugaba de marcador de punta, hoy no.

- ¿Su mejor versión como entrenador fue en Atlético Tucumán?
- Sí, y en gran parte fue porque estuvimos dos años de trabajo. La dirigencia nos dio tiempo para armar el plantel y para trabajar con mucha comodidad. De todas maneras nunca se está conforme, porque siempre hay que hacer cosas en un equipo. Siempre hay lesiones, suspensiones y jugadores que bajan su rendimiento. Hacer un cambio es una decisión muy importante, porque no sólo se cambia un jugador, sino que se puede cambiar el estilo de juego del equipo.

- ¿Por qué se fue?
- Porque consideré que esos dos años ya eran suficientes. El esfuerzo familiar era grande, por las distancias; y como cuerpo técnico necesitábamos tener otros objetivos. En esos dos años el crecimiento de todos fue muy importante. De los jugadores, de nosotros, de todos. Le dimos al club un envión futbolístico que fue histórico. Hasta que decidimos buscar otros objetivos profesionales. Una cuestión personal.

- ¿Cuál es tu sueño como entrenador?
- Estar en un lugar importante, en donde los objetivos del club, de los dirigentes, jugadores y nosotros sea el mismo. Eso es muy difícil hoy en día porque hay muchos intereses personales. Cuando hay una comunión firme, entre todos, me da mucho gusto trabajar. 

- ¿Hay vestuarios bravos o es un mito?
- Hay que ser siempre sinceros y frontales. Como entrenador hay que marcar pautas en algunos jugadores, eso siempre es clave. Uno lo que más quiere es que los jugadores más representativos tengan un buen rendimiento, así es más fácil y llevadero el trabajo de todos. 

- ¿Y si esos referentes no coinciden con usted?
- Es raro que en el fútbol, cuando se hablan las cosas cara a cara, las situaciones no se resuelvan. Es difícil no ponerse de acuerdo. Por siempre digo que debe prevalecer lo colectivo a lo individual. En el fútbol la única forma de sacar resultados es con el trabajo colectivo. El compromiso general se fomenta día a día, eso sí es parte de nuestro trabajo.

- ¿Atravesó alguna situación que le haya generado un replanteo, en cuanto a su elección por la profesión? 
- Yo tengo la suerte de que mi papá, cuando yo tenía cinco años, me dejó entrar a un vestuario. Son muchos años y cuando estás tanto tiempo en relación con un ambiente, las situaciones se sortean de otra manera. Vivimos en una vorágine que a veces nos perjudica pero en algún punto estamos acostumbrados y nos gusta. Está claro que la máxima felicidad uno la asemeja con los 15 años que tuve como jugador profesional. A un entrenador, los buenos resultados más que felicitad le dan tranquilidad. Cuando era jugador jugaba para ganar y ser feliz; siendo entrenador se busca estar tranquilo, que igual es mucho. 

- ¿Le gustaría dirigir Sarmiento alguna vez?
- Una vez tuve una conversación pero después nunca más me contactaron. Yo deseo que a todas las instituciones le vaya bien. A los equipos de básquet también. Ojalá que los equipos que están en el profesionalismo se puedan mantener. Después, si dirijo o no Sarmiento ya es algo profesional. Si alguna vez existe la posibilidad se verá. No me gusta hacer demagogia. 

- ¿Qué significado le da fútbol?
- Es una pasión que tuve la suerte de conocer desde muy chico.  Ser jugador de fútbol no se compara con nada; ser entrenador es diferente. Me gustan las dos. Pero jugar al fútbol no tiene comparación con nada. Lo único que no puede faltar para exista el fútbol son los jugadores. Eso está claro.

- ¿Mejores compañeros que le ha regalado este deporte?
- Por suerte, muchos. Ariel Zapata, Gastón Córdoba, Pablo Quattrocchi, "Tito" Pompei. En Atlético Tucumán conocí gente maravillosa. Cuando estuve en Central también, el "Chino" Garce. Sería injusto, no puedo nombrarlos a todos. Me voy acordando de unos cuantos. Son muchos años en esto. 

- ¿Un podio de cracks, que le haya tocado compartir en un equipo?
- Sebastián Verón, Pompei y el Kily Gonzalez.

- De nuestra parte nada más, gracias por el tiempo, lo que quiera agregar. 
- Agradecerle a la gente de Junín que siempre me expresa su cariño. Y decirles que uno siempre quiere que a la gente de acá le vaya bien. Más allá de los colores o el deporte que practique, mi deseo es que le vaya bien a la gente de Junín.

COMENTARIOS