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“Esto tiene mucho de suerte, pero también del esfuerzo de mi familia”, indicó Tomás.
PASIÓN POR EL FÚTBOL

Tomás Muro: “Mi sueño es jugar en Primera para ayudar a mi familia, sobre todo a mi hermano”

En diálogo con Democracia, el joven de 15 años, oriundo de General Pinto y delantero de la octava división de Gimnasia y Esgrima La Plata contó detalles de sus días en la pensión, del esfuerzo en cada entrenamiento, el estudio y la vida lejos de casa.

A los cinco años Tomás Muro comenzó a jugar al fútbol en el Club Social y Deportivo de General Pinto, ciudad en la que nació y vivió junto a su familia hasta el año pasado, cuando se mudó a La Plata en busca de un sueño. Hoy, comparte el espacio, junto a otros 23 compañeros en la pensión de Gimnasia y Esgrima La Plata, y juega de 7 en la octava división. 
Los últimos fines de semana, Tomás se destacó como figura y marcó dos goles que se suman a los de fechas anteriores y dan cuenta de un buen presente en lo deportivo. El esfuerzo y la disciplina son los pilares clave para alcanzar el rendimiento que se pretende: cada día, los 23 pensionistas se levantan a las 6.30 y desayunan. Los más grandes van a Estancia Chica a entrenar; los más chicos, por la mañana van a la escuela, luego almuerzan y 13.30 parten hacia el entrenamiento. Alrededor de las 18, todos meriendan; a las 20.30, cenan, lavan los platos o barren y se van a dormir. Así todos durante todos los días de la semana. En el Club, los técnicos Jorge San Esteban y Alberto Banfi, y su preparador físico, Leandro Pesce, son quienes marcan hoy el camino de Tomás, jugador categoría 2002.
En diálogo con Democracia, Tomás Muro puso en palabras la sensación de agradecimiento y la admiración que tiene por su familia: “Esto tiene mucho de suerte, yo probé y en la primera práctica quedé, pero también tiene mucho de esfuerzo, sobre todo de mis padres que me trajeron desde Pinto hasta La Plata durante tres años”, indicó. Una distancia de más de 400 kilómetros separa a las ciudades y el apoyo de sus padres en la búsqueda de este sueño fue y es permanente. 

“Los chicos que viven conmigo son como una segunda familia”. 

Atravesar la adolescencia lejos de casa, con una rutina estricta y una conducta intachable para alcanzar la meta no sólo tiene que ver con la pasión por el fútbol, sino también con el objetivo que trasciende lo deportivo.
“Mi sueño es llegar a Primera, vivir con toda mi familia bajo el mismo techo y poder ayudarlos, sobre todo a mi hermano”, cuenta Tomas Muro a Democracia. Uno de sus cuatro hermanos, al que hace referencia, es celíaco, diabético y padece hipotiroidismo severo. 
El día que tuvo el primer pico de diabetes, fue trasladado para ser atendido en La Plata y, en una de sus visitas periódicas a la ciudad para ver a su hermano, la mamá le dijo a Tomás si no quería ir a probarse a Gimnasia y Esgrima La Plata. 
Tenía 10 años cuando pisó la cancha del Lobo por primera vez y preguntó cómo tenía que hacer para ir a la práctica de prueba. Le indicaron un día lunes, fue el martes siguiente, y en la primera de las pruebas quedó. La pelota comenzaba a girar.
Los primeros tres años en Gimnasia fueron duros. Tomás seguía viviendo en Pinto y sus padres lo llevaban una o dos veces por mes a La Plata, “me traían cuando podían, hoy estoy acá gracias a ellos”, cuenta. 
Finalmente, el año pasado se instaló en la pensión, solo ve a sus padres y hermanos cada cuatro meses y asegura que “los chicos que viven conmigo son como una segunda familia”. 
Desarraigo, esfuerzo y pasión son las palabras que definen a estos chicos que, al igual que Tomás y con el apoyo incondicional de las familias, empiezan y terminan el día en busca del sueño de jugar en Primera.

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