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Miguel Puchetta, en su lugar de trabajo: la utilería del Club Rivadavia (J).
FÚTBOL LOCAL

Miguel Puchetta, la historia del utilero que es un símbolo de Rivadavia de Junín

Le dicen "Puche", tiene 63 años y hace 14 que trabaja en la institución albiceleste. En el encuentro que mantuvo con Democracia, confesó que es socio desde el día en que nació. También repasó sus inicios y explicó los detalles de su oficio.

La historia de Miguel Puchetta está estrechamente ligada al Club Rivadavia de Junín. A este hombre de 63 años le dicen "Puche". Desde hace 14 que es el responsable de la utilería pero es hincha y socio desde que nació. 
El querido "Puche" recibió a Democracia en su lugar de trabajo y allí se produjo la charla. Recordó su infancia, sus días de cancha y sus primeros pasos en el oficio. También hubo lugar para hablar de fútbol, de los planteles que dieron la vuelta olímpica, de los buenos jugadores y de los grandes referentes.

- ¿Cómo y cuándo arranca su relación con el club Rivadavia (J)?
- De toda la vida, calculá que el día que nací me hicieron socio. Mi padre (Gilberto) y mi tío (Pedro) fueron dirigentes del club. Hoy tengo 63 años, así que toda la vida relacionado a este club. Cuando era chico jugaba en las inferiores. Jugaba de cuatro y entrené hasta que se me complicó con la escuela, porque yo iba a la Industrial y teníamos doble horario. De todas maneras seguía viniendo mucho como hincha hasta que se dio la posibilidad de trabajar como utilero. 

En el 2003 el utilero que estaba en Rivadavia (J), que era Néstor Herrera, se fue a Sarmiento. El puesto en la utilería quedó vacante y me propusieron el trabajo. Acepté y acá estoy.

- ¿Y cómo se dio esa posibilidad? 
- Yo trabaja en el hospital, era chofer de la ambulancia. Estuve 29 años trabajando hasta que en el 2001 me echaron. Estuve un tiempo haciendo changas hasta que en el 2003 el utilero que estaba en Rivadavia (J), que era Néstor Herrera, se fue a Sarmiento. El puesto en la utilería quedó vacante y me propusieron el trabajo. Acepté y acá estoy.         

- ¿Recuerda ese primer día?
- En realidad yo estaba familiarizado con el club porque venía siempre. Había entrado a la cancha como masajista, siempre fui muy hincha de Rivadavia (J) y colaboraba en lo que podía. Lógicamente que siempre lo había hecho gratis. Cuando empecé a trabajar, el cambio no lo sentí tanto por esto que te digo. Pero sí tuve una gran responsabilidad, con una renta y con la obligación de cumplir horarios. 

- ¿Cómo podría describir su trabajo?
- No es nada del otro mundo. Cuando empecé, Néstor (Herrera) me explicó muy bien lo que tenía que hacer. Yo vengo un rato antes que arranque el entrenamiento, abro, preparo las pelotas, las pecheras, los conos, las tortugas, depende del trabajo que haga el técnico. Me quedo hasta que los chicos se van todos y recién ahí me voy. Los fines de semana se trabaja un poquito más porque hay competencias. Tanto en inferiores como en primera, hay que preparar todo para tener todo listo. También me hago cargo de las planillas, de la documentación de los chicos. Descanso los lunes nada más y durante la semana, hay cuatro días que tengo otro trabajo: hago un reparto de pan. Arranco a las cuatro de la mañana.  

Félix Tobalina fue un crack de verdad. Jugó acá durante la década del sesenta. Ganó varios campeonatos y habrá sido uno de los jugadores que más le rindió a Rivadavia. Jugaba de ocho. Algo grandioso.

- Imagino que en estos 14 años de trabajo en el club ha conocido a ciento de chicos.
- Imaginate que son nueve categorías, ponele veinte chicos por categoría. A veces me saludan en la calle y, sinceramente, yo no me acuerdo el nombre. Pero acá en el club he conocido chicos maravillosos. Buena gente, que donde te ven te saludan o lo mismo cuando vienen a la cancha. Hago este trabajo con gusto porque siempre fui hincha de Rivadavia (J). 

- ¿Cuáles son los momentos más lindos de su trabajo?
- Cuando ponemos el agua con los muchachos y tomamos mate. Se prenden todos. El entrenamiento puede terminar a las dos y media y hay chicos que se quedan hasta las tres en la utilería. Hay muchas cargadas, nos reímos mucho, pero siempre con mucho respeto. Después tengo muy lindos recuerdos de los campeonatos que hemos ganado, por ejemplo, cuando salimos campeones con el "Hueso" Coppola y Hernán Morón; con el "Cucho" López y Pablo Peppa también se ganaron dos campeonatos; otro que se ganó con el "Colorado" Cabañas y Juan Leiva de técnico. Todos esos fueron lindos grupos, como también lo es el de ahora. Acá los jugadores, en su mayoría, siempre han sido hinchas del club. También hemos tenido la suerte de contar con jugadores de mucha experiencia que le han hecho muy bien al club, como el caso del "Manteca" Martínez y de Luciano Lo Bianco.

- ¿Qué jugador recuerda por su habilidad?
- Félix Tobalina. Fue un crack de verdad. Jugó acá durante la década del sesenta. Ganó varios campeonatos y habrá sido uno de los jugadores que más le rindió a Rivadavia. Jugaba de ocho. Algo grandioso. 

- ¿Cómo se lleva con los cambios que se ven en el comportamiento de los chicos?
- Los veo como algo lógico, algo natural. La tecnología es lo que más se nota, el uso del celular. Uno se tiene que adaptar. El uso del celular es algo que a uno le cuesta. Acá en el club y supongo que en todos los clubes, el uso del celular ya es algo normal.

Tuve la suerte de ver el crecimiento que ha tenido la institución, de ver a grandes jugadores, de estar con los planteles que han salido campeón, todo. He vivido muchas cosas y por eso voy a estar agradecido siempre.

- El utilero está muy cerca del plantel, comparte esa intimidad, tiene mucha información.
- Lo lindo es cuando se dan las cosas. Hace unos años, cuando estuvo "Keto" Barco como técnico, se dio la llegada de muchos jugadores que están o que estuvieron hasta hace poco, como "El Cuca" Sánchez, "Pequi" Álvarez, "Nacho" Teppa. Y con ese grupo uno veía que los chicos iban mejorando día a día. El primer año fue flojo, el segundo llegamos a la final con Sarmiento que la perdimos y al tercer año salimos campeones. Y yo siempre trato de estar, haciendo lo mío.

- Dentro de los planteles también existen los referentes. ¿Recuerda alguno?
- Siempre hubo caudillos y los más respetados son los que cuidan las formas. Si te "putean" lo hacen bien, no con mala intención. Yo me acuerdo del "Mencho" Neculpán, hace muchos años, era capitán y un líder natural. Jugaba de cinco. 

- Además de los campeonatos, ¿cuáles otros momentos buenos recuerda?
- Los asados que compartimos, cuando hemos viajado por el Federal C, que compartimos desayunos, momentos lindos con los muchachos. Hemos estado todo el día juntos. La verdad que acá he hecho muchas amistades y en definitiva creo que eso es lo que a uno le queda. Después conozco a mucha gente por este trabajo. Pero te puedo asegurar que esto lo haría solamente acá, en otro club no.

- ¿Qué significa para usted Rivadavia (J)?
- Muchísimo. Yo me crié acá. Estaba todo el día acá. Con mi padre venía todos los días, cuando en el club no había nada. Tuve la suerte de ver el crecimiento que ha tenido la institución, de ver a grandes jugadores, de estar con los planteles que han salido campeón, todo. La verdad que he vivido muchas cosas en el club y por eso voy a estar agradecido siempre.

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