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José Roberto Di Bono, con la placa que le entregó el Club Sarmiento.
TENÍA 83 AÑOS

Dolor por la muerte de José Di Bono

Colaboró muchos años con el Club Sarmiento, al margen de su actividad ferroviaria, que amaba entrañablemente. Fue un hombre común, pero de valores irrenunciables.

José Roberto Di Bono, que dedicó su vida a la familia, al trabajo, a la comunidad y a los amigos, falleció anteayer, víctima de una penosa enfermedad, la misma que lo tuvo a mal traer en los últimos años. Tenía 83 años.
En el plano laboral, cumplió funciones hasta la jubilación en los ex talleres del ferrocarril San Martín, donde se destacó por su laboriosidad, solidaridad, compañerismo y por la lealtad a la fuente de trabajo. Quienes lo trataron en ese ámbito, lo recuerdan como un hombre íntegro, perseverante y honesto.
En los ratos libres y por espacio de muchísimos años, ofició como cobrador domiciliario del Club Atlético Sarmiento, uniendo ese trabajo con la pasión extraordinaria que sentía por los colores verdes. Más que un cobrador, se transformó en un “vocero puerta a puerta”, ya que le encantaba subrayar a los socios que visitaba, las actividades que iba desarrollando su club tan querido. 
Años atrás, la entidad conducida por Fernando Chiófalo le agradeció esa pertenencia, con la entrega de una placa.
En los ratos de lucidez que le permitía su cruel dolencia, preguntaba si Sarmiento había jugado y si había ganado. 
Se puso muy feliz con el ascenso a Primera División, subrayando que los “once bravos” cumplieron el objetivo, parafraseando de algún modo al himno deportivo de la institución, creado Juan Behety y Francisco Saborido.
“El Negro”, como todos lo conocían, tenía otras dos devociones al margen de Sarmiento: su profundo cariño por el ferrocarril y su admiración a rajatabla por el General Perón. Tres facetas que solamente fueron superadas por el amor que sentía por su esposa, hija, yerno, nietas y el resto de la familia.
¿Cómo se podría definir a un gran hombre cuyo paso por este mundo está totalmente justificado por la pasión que entregó y la honradez que transmitió?
José Di Bono se contentaría con que lo recordaran como un luchador de la vida, y al mismo tiempo por su empeño en valorar y revalorar al quehacer ferroviario, sin olvidar ese soldado amor a fuego por Sarmiento. 
Y para los jóvenes simpatizantes verdes que no tuvieron la oportunidad de conocer a una persona común, pero apasionada, es necesario que sepan que, cada vez que pisen el “Eva Perón”, él estará en uno de los pilares de la tribuna, junto a otros célebres muertos de la entidad. Apenas eso. ¿Apenas?

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