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DESPEDIDA A LOS FALLECIDOS EN LA TRAGEDIA AÉREA

“El campeón” volvió bajo la lluvia y entre lágrimas en Chapecó

Una multitud se hizo presente en el Arena Condá para acompañar al cortejo fúnebre con los restos de las 50 personas, entre ellos, 19 futbolistas del equipo brasilero.

El campeón volvió, el campeón volvió” cantaron 20.000 personas en el Arena Condá de Chapecó. Todo Brasil despidió en lágrimas, bajo una lluvia torrencial, a los brasileños muertos en la caída del avión del Chapecoense en Colombia, durante un velorio colectivo realizado en el modesto estadio en el sur del país, que vivió la peor tragedia aérea involucrando a un equipo de fútbol.
Lágrimas, tristeza, lluvia y mucha manifestación de cariño despiden a los cuerpos de los jugadores del Chapecoense.
La atención mundial estuvo en esta ciudad agroindustrial de 200.000 habitantes ubicada a 200 kilómetros de la frontera con Argentina donde se reunieron los familiares de las víctimas, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, la sorpresiva presencia del mandatario Michel Temer y hasta un mensaje enviado por el Papa Francisco a esta comunidad del país más católico del mundo.
La ceremonia, hecha con todos los honores de Estado, sirvió como una catarsis colectiva para soportar el dolor y dar el adiós a los 64 brasileños de las 71 víctimas fatales de la caída del avión que llevaba al humilde ‘Chape’ del estado de Santa Catarina a jugar su primera final internacional, de la Copa Sudamericana contra Atlético Nacional de Medellín.
“Este equipo nos unió enseñando lo más valioso del ser humano, este equipo nos enseñó que todo es posible”, dijo entre lágrimas el presidente en ejercicio del club fundado en 1974, Iván Tozzo, durante su discurso.
La imagen era una de las más fuertes por la que pasó esta ciudad: cincuenta féretros distribuidos en una cancha de fútbol de los jugadores que le dieron identidad y buenos resultados al equipo de toda una ciudad.
Todo el estadio, y la ciudad estuvieron en duelo: familias enteras con la camiseta verde del Chapecoense llorando por la calle, buscando explicaciones, sacerdotes católicos, pastores evangelistas, madres del candomblé y hasta un rabino consolaban a las familias, la mayor parte de otras latitudes de Brasil.
El estadio Arena Condá tuvo 20.000 espectadores, lejos de los 100.000 esperados, a causa de la lluvia que apenas paró al fin de la ceremonia, pasadas las 15.30 (14.30 hora de Argentina).
Pero sin dudas uno de los picos de la emoción en la mañana fue cuando cincuenta féretros abanderados de verde y blanco ingresaron al campo de juego cargados por soldados del Ejército y la hinchada, en llanto, gritaba “El campeón volvió, el campeón volvió”, un clásico cántico que entonan los clubes llamados grandes cuando demuestran buen fútbol.
El presidente Temer fue uno de los protagonistas de la jornada, ya que había anunciado que no participaría del velorio y sí del recibimiento de los cuerpos en el aeropuerto de Chapecó por temor a silbidos.
“No lo anuncié para no alterar a la gente con el esquema de seguridad”, explicó luego el presidente, que se reunió con las familias de las cincuenta víctimas que fueron veladas hoy, para completar sobre “la unión del país en el dolor” y que la fuerte lluvia era “San Pedro llorando por los jugadores”.

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