None
FÚTBOL

Rodolfo De Carlo: El mercedino que de Ferro llegó a Sarmiento

En la década del '50, logró el ascenso jugando con Taqueta Barrionuevo. Estuvo en varios clubes de la zona y se retiró en Jorge Newbery.

Nací en la ciudad de Mercedes en 1933.  A los 15 años me fiché en el club Sportivo Belgrano, en la segunda de ascenso y ascendimos a primera división. Hice la quinta, cuarta y llegué a jugar un partido en primera.

A los 16 yo terminaba el colegio Industrial y ese año se hicieron los intercolegiales. Venían muchos dirigentes de Capital Federal a ver jugadores porque en Mercedes se concentraba el juego de toda la zona.

Ahí se me presentó la oportunidad de que un dirigente de Ferro Carril Oeste me vio jugar y me citó en Buenos Aires para que fuera a probarme.

Fuimos tres. Cuando uno llega a Capital no lo conoce nadie. Entonces fue difícil. Aparte entre quinientos jugadores en esa época te probaban distinto.

Te veían cómo te plantabas en la cancha, cómo parabas la pelota y cómo dabas el pase.

Yo bajé de aire la primera pelota, le puse al piso y la pasé al área dejando solo un compañero ante el arquero.

Al toque me llamaron que saliera. Chau, dije, me rajan… y me citaron para otro día.

Los dos que estaban conmigo no fueron más. A mi me hicieron ir varias veces. En la última me dijeron con quien tenían que hablar en Mercedes para hacer la transferencia a Ferro Carril Oeste. Fue a fines de enero del año 1951.
Jugué en la cuarta con Antonio Roma, Emanuel Lara, Silvio Marzolini. Pasé a tercera, jugué en la reserva e hice dos o tres giras con la primera.

En 1955 me dieron el pase para Sarmiento de Junín. Me habían pedido de acá como refuerzo .

Jugué con Taqueta Barrionuevo. El equipo era: Mussi, Saco y Medina; Comisso, Lombardi y Ferrari; Mantino, yo, Taqueta y Torres. Fue en 1956 que salimos campeones, ascendimos a la B con 86 goles en todo el torneo. Después aparecieron Seguini, Petrelli, entre otros.

En los entrenamientos de esa época se hacía hincapié en la marcación. Mucha marca. Si el avance contrario era por la izquierda , bajaba el inside izquierdo.  Y si era por la derecha, bajaba el inside derecho. Nunca bajaban los dos a la vez. Algunos entrenadores jugaban con el ocho libre, que corriera toda la cancha.

Si un jugador era de correr había que frenarlo. Te iban fuerte, pero eran leales.

En Junín había jugadores muy habilidosos. Ayala, Alvarez, Tobalina, Caramelo. La rompían.

En los partidos hasta el final no se sabía quién ganaba. Había cinco delanteros.

En Sarmiento estuve hasta 1965. Hubo mucho recambio. Pasaron presidentes el Chelo Fernández, Gorgonio De Miguel.

En esa época Sarmiento siempre estuvo de la mitad de tabla hacia arriba. Había otros equipos que tenían más plata y punteaban siempre.  Chacarita, Los Andes, Dálmine, Flandria.

Después de Sarmiento  me fui a probar a Huracán de las Heras, Mendoza. Hubo un paro grande en los Talleres Ferroviarios de Junín donde yo trabajaba también (en la Usina). Fuimos tres a probarnos. Pérez, que era arquero de Moreno y Oyarzábal.
Arreglamos un contrato fenomenal. Ochocientos pesos mensuales y premios por partidos ganados.
Teníamos que conseguir el traslado de los Talleres de Junín a Palmira. Nunca hubo problemas, pero con la movilización de los empleados de Junín estaba todo que ardía.
Ejército estaba metido en todos lados. Habían intervenido los Talleres.
Cuando fuimos a hablar con Oteiza a la oficina, estaba con dos militares de rango, uno de cada lado. No nos dejó ni hablar. “Tienen dos minutos para rajar de acá o los meto presos”. Tuvimos que dar media vuelta e irnos. Ni siquiera levantó la cabeza para mirarnos a los ojos.

Con el Titi Carini, Vargas, Ponce y Oyarzábal nos fuimos a jugar a Viamonte. Pagaban bien, igual que Lincoln. Pagaban hasta 1200 pesos de esa época.

De Viamonte me fui a La Delfina, luego a La Vuelta Chica de Rojas, pasé por Salto, volví a Pergamino y me vine a Junín. Le vendí el pase definitivo a Jorge Newbery en cinco mil pesos. Estuve un par de años y dejé de jugar oficialmente.
Pero me puse a jugar con los veteranos hasta que cumplí ochenta años.

Soy un agradecido de la vida. No hice fortuna pero me hice una casa de primera en Avenida República e Irlanda, ayudé a mis viejos cuando estuve en Buenos Aires e hice estudiar a mis tres hijos.

Hoy no hay fútbol. Corren todos detrás de la pelota. Muchos enriedos entre los jugadores.

Hay buenos jugadores, pero algunos se atolondran con la pelota. Antes paraban la pelota y levantaban la cabeza. Te la ponían al pie. Hoy cuesta ver eso.

¿Maradona o Messi? Messi es más pensante para jugar. Va ligero, gambetea y sabe lo que hace dentro de la cancha. No voy a desmerecer lo que hizo Maradona, pero elijo a Messi.

COMENTARIOS