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Fernando Ochoaizpur: "El presidente de Bolivia me llamó a mi casa para que me nacionalice"

Creció en Ambos Mundos y en 1986 se fue a Estudiantes de La Plata en donde comenzó su carrera profesional. En 1994, llegó a Bolivia y por su gran nivel le pidieron que se nacionalice, lo que le permitió disputar eliminatorias y dos Copas Américas. Además, su paso por Sarmiento en 2005.

Emigró hacia La Plata a los 15 años para sumarse a las inferiores de Estudiantes para debutar en 1990 frente a San Lorenzo. Pero el destino de Fernando Ochoaizpur le tendría preparado algo que quizás el nunca hubiese imaginado: llegar a Bolivia, triunfar allí y que lo llamaran a su casa pidiéndole que se nacionalice para jugar en la selección de ese país.
Él, sorprendido pero encantado, aceptó sin dudarlo y asegura orgulloso que le permitió mostrarse “para seguir creciendo en el fútbol”. Incluso le tocó enfrentarse con Argentina un 2 de abril de 1997. Ese día marcó un gol y dejó de lado las sospechas de los medios bolivianos. Además, disputó la Copa América de 1997en Bolivia, y fue subcampeón: sólo perdió la final con Brasil por 3 a 1.

“Son cosas que te quedan grabadas para siempre”, afirma en la tranquila noche de Carmen de Areco -donde recibió a DEMOCRACIA- el actual ayudante de Rubén Agüero en Atlanta posición en la que dice estar “haciendo escuela para el día de mañana ser entrenador”.


-¿Desde chico tu meta fue ser futbolista?
-A mí me gustaba mucho jugar, estaba todo el día pensando en una pelota: picado que había me metía. Iba a practicar con cuarenta grados de fiebre, tenía pasión por lo que hacía. Dejé de estudiar para dedicarme de lleno y era mi objetivo. Si me hubiese ido mal no sé qué sería de mí porque no terminé la secundaria, siempre lo tuve claro: quería ser futbolista.


-Naciste futbolísticamente en Ambos Mundos, ¿qué recordás de esos años?
-Cosas muy lindas, me crie ahí, estaba siempre en el club junto con mi hermano. Ahora no voy muy seguido a Junín, pero cuando puedo me junto siempre con esos chicos con los que comencé a jugar, con los que crecí y dejaron de ser compañeros de equipo para ser amigos.


-¿Qué aprendiste en Estudiantes?
-Muchísimas cosas en lo deportivo y en lo personal. En una pensión vos aprendés a arreglártelas solo, a ser responsable y tener disciplina: crecés mucho. Con el tiempo todo eso lo valoras, te marca mucho el sacrificio que hiciste para estar ahí y llegar a Primera: son cosas que luego te sirven para todo tu vida.

Su llegada al altiplano

En 1994, luego de una discusión con el presidente de la institución “pincha”, Fernando Ochoaizpur tuvo que salir a buscar nuevos horizontes futbolísticos para volver a reinsertarse en este deporte.  “Tuve que empezar todo de nuevo”, comenta. Aunque nunca se imaginaba que lo mejor estaba por venir. 

 
-¿Cómo llegaste a Bolivia?
-Fue algo extraño. Tenía en un buen nivel en Estudiantes, y había tenido ofrecimientos de otros equipos de Argentina, pero, quizás por ser ingenuo en algunos aspectos, me peleé con el presidente del club porque quería quedarse con todo el pase. Al no arreglar, me dejó seis meses entrenando solo. Necesitaba agarrar ritmo de nuevo, llegó la propuesta del Deportivo San José y fui. Al principio me costó mucho, cambié La Plata por Oruro, nada que ver, porque es una vida muy distinta. Además venía de jugar contra Boca, River, en un fútbol más competitivo a uno más desconocido: no fue nada fácil. Pero bueno, mi meta era seguir jugando en primera y seguir creciendo. Empecé de abajo nuevamente y las cosas me salieron bien.


-¿Cuándo consiguieron el título en 1995 te ayudó a crecer allá?
-Claro, fue un gran año, salimos campeones y me ayudó a que me conozcan en Bolivia. Ahí pasé a Oriente Petrolero, donde también me fue muy bien y llegué al Bolívar. Las cosas iban cambiando para mejor día a día, ya jugaba la Copa Liberta-dores y tenía una vidriera importante.


-¿Ahí comenzó a surgir la posibilidad de nacionalizarte?
-Sí. Estaba el serbio Dussan Draskovic como entrenador y me venía siguiendo hace un tiempo. Pero lo echan y llega Antonio López Habas. Me llama a mi casa y me consulta sobre qué me parecía nacionalizarme boliviano para jugar en la selección, que me veía en un gran nivel y que me necesitaba.  Yo le dije que sí, que era un honor para mí y le agradecía por su llamado. Tenían que dar la lista de convocados en una semana para el partido con Colombia, así que había que apurar los papeles. Suena el teléfono en mi casa y era el presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada que me llamaba para hacer las gestiones.  


-O sea que era una cuestión de Estado tu nacionalización, porque para que te llame el Presidente del país a tu casa…
-La verdad que sí (risas). Pero no termina ahí: cuando estaban listos los trámites tuve que ir al parlamento nacional a cantar el himno delante de todos para que acepten mi nueva nacionalidad. Todos me vieron ahí cantando (risas).


-¿Tu alto rendimiento en Bolivia, te abrió las puertas en México?
-Sí, las cosas me estaban yendo muy bien y tuve muchas propuestas de Europa pero siempre volvía a resentirme de la lesión en la rodilla cuando estaban las chances concretas. Llegó la propuesta de Pumas y no dudé. Allá te dan todo, cobras en término, te dan todas las comodidades para tu familia y hacen que no te falte nada para que sólo pienses en jugar. Fue algo muy positivo y casi cinco años maravillosos.


-Después llegaste a Sarmiento, ¿ Era un anhelo tuyo ponerte la camiseta del club más representativo de la ciudad?
-Yo tenía muchas ganas de estar y jugar delante de mi gente. Lamentablemente no llegué en una buena época porque no se estaban haciendo las cosas bien desde la dirigencia y eso se notó en la cancha. Para mí fue algo muy especial, pero no lo pude disfrutar como hubiese querido: hasta nos venían a presionar a los entrenamientos. Por suerte ahora con esta actual comisión, el club ha crecido mucho, por eso me parece importante que la ciudad apoye lo que se está haciendo porque Sarmiento tiene infraestructura y gente para estar en primera.

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