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Mario Matthysse, papá de Lucas (quien lo acompaña en la foto), Walter y Soledad Matthysse, fue buen boxeador profesional y ganó su 20° pelea el día del inicio de la guerra de Malvinas,
UN 2 DE ABRIL DE HACE YA 37 AÑOS

Malvinas, debut de Coggi, el triunfo de Palma, y boxeo en todo el país

Ese día combatió Mario Matthysse (padre de Lucas), logrando su vigésimo triunfo, en Trelew, cerca de la guerra.

“Los soldados argentinos vivían la primera noche en las Islas Malvinas, luego del desembarco en ese inolvidable amanecer del 2 de abril de 1982. 
El país entraba en una etapa que quedaría en la historia, marcada a fuego. Momento de borrachera que instalaba el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, conduciendo la cruenta dictadura desde la Casa Rosada.
El pueblo, el laburante común, no dejó de sorprenderse esa mañana con el inicio de una guerra que todavía nos duele, por los cientos de soldados que dieron su vida, la gran mayoría adolescentes indefensos. Bien temprano aturdía en los parlantes de las radios la marcha que arrancaba diciendo que “tras su manto de neblinas, no las hemos de olvidar. ¡Las Malvinas, Argentinas, clama el viento y ruge el mar...”.
Unas 16 veladas de boxeo que se habían programado para esa noche en todo el país,  se realizaron igualmente pese al inicio de la guerra. Una de ellas, en La Plata, en la que iba a debutar como profesional alguien que tiempo después se transformaría tres veces en campeón mundial de los superligeros.
 En la pelea estelar desarrollada en la ciudad de las diagonales, se presentaba el estilista local Adolfo Arce Rossi. Un púgil que daba gusto verlo combatir en 63,500 kilogramos, con una afinada técnica, picardía, aunque siempre le faltó una mejor preparación física para llegar más alto.
“Cacho” iba a mantener esa noche su invicto al vencer por nocaut al probador santafesino Raúl Fernández, a quien ya le había ganado dos veces por puntos.
Pero el detalle que nos permite recordar esa cartelera sería el semifondo profesional pactado a seis rounds.
Un joven nacido en Fighiera, Santa Fe, domiciliado en Brandsen, provincia de Buenos Aires, llamado Juan Martín Coggi, apodado “Látigo”, era el nuevo prospecto elaborado artesanalmente por el viejo maestro Santos Zacarías, quien ya había disfrutado sacar un chico de cero a campeón del mundo con Sergio Víctor Palma.
Coggi subió al ring esa noche marcada por Malvinas, y despacho en cuatro rounds al cordobés Horacio Valdez, de quien no se supo más boxísticamente tras soportar el duro gancho izquierdo de su rival con destino de gloria.
Recordando esa jornada, Coggi le comentó con nostalgia y humor hace algunos años al periodista Julio Moya: “Ese día salí a la calle y vi un mar de banderas argentinas flameando en todas partes. Igual, cuando me subí al ring. Me dije: ‘La puta, qué importante que soy’. Jaja, la verdad que fue un día tremendamente emotivo”.
Y siguió recordando: “Nunca me voy a olvidar de ese día. Fue tan fuerte todo aquello... Sé que van a decir que soy un fanfarrón, pero cuando empecé a boxear sabía que iba a hacer algo. Le prometí a mi padre que iba a ser el mejor del mundo y por suerte lo logré”. 
Pero también dejó una reflexión por aquella fecha que no se borra del almanaque: “Hay que abrazar a los pibes de Malvinas. Se habló siempre de lo que nos han enseñado en las escuelas. San Martín y Belgrano, grandes héroes, pero nunca hemos hablado de esos chicos. A los ingleses les tirábamos con piedras y gomeras, siempre estoy en contacto con los veteranos de guerra, son nuestros héroes en vida”. 
La guerra que comenzaba aquel día, hace 37 años, terminaría dos meses después con las heridas conocidas, que todavía sangran. La carrera de Coggi en el boxeo se extendería hasta 1999, y acumularía tres coronas mundiales. 
Por esas cosas de la vida, el inicio rentado de uno de los grandes campeones mundiales de boxeo que dio Argentina, coincide con aquella fecha que cada año nos empaña los ojos, nos emociona bien adentro. Las Malvinas son argentinas.

Un país repleto de veladas
Esa noche de inicio de la guerra, varias figuras del pugilismo se presentaron en diferentes cuadriláteros del país. Hubo carteleras en Mendoza capital y en Junín, Córdoba, Huinca Renancó, Río Cuarto, Villa Huidobro, Presidencia Roque Sáenz Peña, Trelew, Corrientes, Catamarca, Concordia, Formosa, Salta y San Miguel de Tucumán. El desembarco en Malvinas había sorprendido no solo a promotores y boxeadores sino a todo el pueblo argentino. 
En Formosa se presentaba el campeón mundial supergallo de la Asociación, Sergio Víctor Palma, para vencer por puntos a Américo Suárez, sin estar en juego la corona. Esa sería la última pelea de Palma luciendo la corona de campeón mundial. Venía de defenderla tres meses atrás en el estadio Chateau Carreras (hoy Mario Alberto Kempes), al derrotar por puntos al panameño Jorge Luján. Dos meses después de su triunfo fuera de título en Formosa, Palma iba a perderlo ante Leo Cruz en Miami, y así su carrera comenzaba a perder brillo.
Por otro lado, el uruguayo domiciliado en Pergamino, Carlos Flores Burlón, quien venía de perder ante el duro Juan Domingo “Martillo” Roldán, recuperaba terreno venciendo por suma de tarjetas al local Roberto Justino RuÍz (yerno de Juan Carlos Pradeiro), quien más tarde tomaría la posta del título argentino mediano tras la proyección internacional de Roldán. Luego siguió su carrera en Italia.
En Mendoza, el boxeador de Guaymallén, José Mario López, vencía por nocaut técnico a Pascual Margara, en el céntrico estadio “Pascual Pérez” de la Federación Mendocina de Box, y comenzaba a conformar un buen récord que le permitiría ser campeón argentino pluma. 
Ya en el final de su carrera, enfrentaría en México, por el título mundial FIB del peso, al efervescente Jorge “Maromero” Páez por la corona mundial, perdiendo antes del límite. 
Esa misma noche de abril, también en suelo mendocino, el explosivo pegador peso pesado conocido como “el Gigante de la Feria”, Juan Antonio Figueroa, vencía a Roberto Carlos Cardoso y dos meses después iba a noquear en su tierra a Domingo D´Elía, para consagrarse campeón argentino de los completos.
 
La familia matthysse
Trelew también tenía velada de boxeo pese a que la guerra estaba cerca. Mario “El tordo” Matthysse (padre de Lucas, Soledad y Walter Matthysse, destacados profesionales de las últimas décadas), un santafesino de 24 años de edad que por trabajo había decidido radicarse en la Patagonia, iba a suma la victoria número 20 en el profesionalismo, derrotando por puntos al cordobés de Río Tercero, Ramón Saturnino Peralta, en categoría welter. 
Cinco meses y medio después de esa noche de triunfo y guerra, iba a nacer su hijo Lucas, quien 35 años más tarde se transformaría en campeón mundial en el mismo kilaje. 
Mario también es padre de Walter “El Terrible”, pegador ya retirado de los rings, y de Soledad “La Itaka” Matthysse, quien aún combate, e integra esta gran familia de boxeo. 
Matthysse padre terminaría completando una carrera sin títulos, ganando y perdiendo con púgiles discretos y figuras. Al final de su carrera (una pelea antes de su retiro) el día anterior a la Nochebuena de 1988, en la mismísima Trelew, iba a ser víctima de un nocaut del ascendente santacruceño Jorge “Locomotora” Castro, de quien ya hablaba todo el periodismo nacional y sería la primera gran figura surgida en el pugilismo tras el cierre del Luna Park.
Al aire libre, en Río Cuarto, dos púgiles locales se presentaban en el Anfiteatro Municipal. Raúl Roque Bianco iba a ganarle con claridad y por puntos al salteño Hipólito Núñez. 
Mientras que Hugo Emer iba a conseguir su última victoria profesional, venciendo a Julio César Saba. Ambos transitaban la etapa final de sus carreras. 
Dos años después de esa noche, Bianco llegó a ser campeón argentino superpluma al vencer al marplatense Carlos “el Gato” Olivera. Hoy, ya lejos de los cuadriláteros, trabaja en los tribunales de su ciudad
En tanto Emer, pasó los últimos años de su vida atendiendo el carrito “El campeón”, donde vendía comida rápida en el mismo anfiteatro donde peleó aquel 2 de abril. Murió el 4 de enero de 2013, a los 59 años.
Mientras que en su Huinca Renancó natal, Carlos Laciar (hermano de Santos “Falucho”), concretaba su décimo combate pago, venciendo al riocuartense Miguel Lequín. 
Carlos iba a desarrollar una carrera pugilística discreta, llegando a campéon argentino supergallo, pero bajo la sombra de su hermano exitoso y triple campeón mundial. 
La noche de aquel viernes 2 de abril, tuvo la conmoción del inicio de una guerra, que no aquietó el desarrollo de muchas actividades en el país, incluido el boxeo.
Las Islas Malvinas son argentinas. Siempre”.

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