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DANIEL NORBERTO ARÉJULA

La magia sigue intacta

Fue uno de los jugadores referentes de los ´70 y ´80. Llevó el nombre de Junín por todo el país en la época donde la difusión no era la de los tiempos actuales. Es una fuente de ideas permanente para mejorar este deporte.

“En el barrio éramos siete u ocho amigos que estábamos todos los días en la calle jugando al fútbol o al básquet.  La mayoría de los chicos arrancaron a los seis o siete años para Ciclista. Yo los seguí. Es más, mi viejo jugó al básquet en Ciclista cuando la cancha era de tierra y tenían un vagón de ferrocarril de vestuario. Él vivía en la Avenida a dos cuadras del club. Pero nunca me dijo que vaya, yo seguí al resto.  Sin embargo un día le tocan el timbre. Era un cobrador de Ciclista que venía por la cuota societaria. Mi viejo me levantó en peso como que yo había dado una serie de datos que seguramente me habían preguntado y que no debía decirle nada de mí a alguien desconocido. No me cayó bien el reto y dejé de ir. Estuve un año sin jugar al básquet y solo arranqué para el otro lado. En vez de doblar a la izquierda, lo hice a la derecha y me fui a Los Indios. Estaba Polo Cárdenas. Había una sola categoría: mini. Yo estaba con el hermano de Pablo Gianelli, Luis Lorio, que eran como cuatro años más grandes. Eran ocho contra doce, pero no había otras categorías como hoy.  Después se hizo cargo Darío Racero y comenzó toda mi carrera. Nosotros ganamos el primer torneo oficial de mini que se hizo en Junín donde superamos en la final a Viamonte. Me acuerdo porque fue como mi primer oficial, los tableros eran de madera que se colgaban arriba de los otros y metí un gol desde la mitad de la cancha. En ese equipo estaban Rubén Lorio, el flaco Scaglione y al otro año armamos un plantel donde fuimos campeones nuevamente. Habíamos salido campeones provinciales de mini en Zárate y al otro año se hizo en Bahía Blanca. Acá nos vino a reforzar Duffy y Barrales porque el que ganaba los zonales tenía derecho a reforzarse. Cuando jugamos la final con Bahía estaba Tatote con la selección juvenil de Argentina entrenando y para nosotros que nos vayan a ver jugar fue todo un acontecimiento. Además salimos campeones en Bahía Blanca, fue algo muy lindo. No sé por qué hoy al mini le sacaron un año en un cambio muy grande que me gustaría que alguien me justificara. A ninguno de nosotros nos hizo mal competir todos juntos, es más,hoy uno de mis mejores amigos es Marcelo Duffy. A nivel amistad muchos entablamos diálogos con chicos de otras ciudades que perduraron en el tiempo.
Después el salto era a infantiles derecho, luego menores y juveniles. Pero un dato curioso es que con Carlos Gandolfo nunca salimos campeones con las inferiores de Los Indios. Siempre nos ganaba Sarmiento. Y los únicos jugadores de selección de esa camada fuimos Pablo Gianelli, Carlos Gandolfo y yo.
Por ahí veo la vehemencia en los torneos locales de formativas donde la gente se pone muy nerviosa, donde parece que son partidos de vida o muerte, los padres se ponen locos. No lo entiendo. A mí mi viejo me habrá ido a ver 15 veces en las inferiores. Va en la decisión de cada uno en lo que quiere hacer con el deporte, con el estudio, con su vida.
A los 15 años Racero nos promovió a primera. Subimos con el Flaco Scaglione y Gandolfo. Estaban Dametti, Samperi, Cognini, Pluma Tuñón, Nicolás Crechia. En esa época nos cambiábamos en otro vestuario, no podíamos entrar al de los mayores.  Cuando vieron que empezamos a darle un respaldo y muchas soluciones a los problemas del equipo, nos llevaron al vestuario con ellos (risas).
Ganamos un montón de campeonatos locales con los mayores, el primero fue en 1977, con Rubén y Luis Lorio en el plantel. Y ganamos en la cancha de Sarmiento, que era abierta. Se jugaba durante todo el verano. Ahora no se juega más. En la cancha de Sarmiento no se podía abrir mucho la boca porque te tragabas los cascarudos de una (risas). Pero las canchas estaban llenas. Es como que la gente con el calor sale más, después del partido si la hora es razonable se va a tomar algo, en fin hace otra vida.
 
Profesionalismo

“A los 17 se hizo un provincial de mayores en Junín (1978) que es donde pego un salto de calidad.  En 1979 me citan a la selección nacional de juveniles. Yo ya estaba estudiando con Raúl Scaglione para ingresar a la facultad de veterinaria. Nos juntábamos en la casa de él. En enero estábamos dándole duro y rendíamos en marzo. Pero tomé la decisión de dejar de estudiar y le di paso a la selección (Raúl entró a Veterinaria). Yo jugué el sudamericano con la selección, después el Mundial donde salimos terceros. Gandolfo ya estaba en Ferro, me invita a una gira de dos meses a Europa para ver si me podía comprar y después vinieron a Junín a hablar para ver si me quería ir.  Les dije que no. Empecé al otro año el Profesorado de Educación Física en Lincoln, pero en el ´80 volví a estar en la selección juvenil donde fuimos campeones panamericanos. Al otro año vino River a buscarme. En ese tiempo el pase era de los clubes. Hablaron conmigo porque en ese tiempo no había representantes que era lo mejor que pasaba porque uno se valoraba mucho a sí mismo y después con el presidente de Los Indios Mario Pugliese. Volvieron espantados. Me dijeron que estaba loco. Les había pedido algo parecido al valor de toda la tribuna San Martín del Monumental. Fui a hablar con él y cuando me vio me dijo “Ya sé, se me fue la mano, no”. Entonces consensuamos un precio razonable y me fui a River. Creo que con ese dinero Los Indios compró lo que es la parte abierta de atrás del club, lo que me reconforta que le haya quedado al club algo que lo pueda disfrutar”.

River Plate

“River compraba los pases, como Obras y Ferro. Eso hacía que los grupos se conservaran juntos. Estuvimos como ocho años los mismos. Hoy es muy raro ver esto en la Liga Nacional. Eran competencias reducidas a pocos clubes para pelear el título. Cuando se empezaron a desmantelar aparecieron clubes impulsados políticamente que armaban un gran equipo y peleaban la final. Así desaparecieron también. Todo tiene que ver con la política. Los clubes son siempre de barrio. Y los clubes poderosos, son pocos los que quieren poner plata en el básquet”.
 
Otros clubes


“Estuve dos años en San Andrés. Pasé a Ferro Carril Oeste donde fui campeón de la Liga en 1989. Llegamos a la final con Atenas. Fue al mejor de cinco y ganamos en el quinto porque teníamos localía.
Fue una época de hiperinflación. Querían arreglar la indexación de los sueldos cada seis meses y logramos hacerlo cada tres. Cuando cobrabas parecía un sueldo millonario por los ceros y no te alcanzaba para nada. Al año siguiente fue el acabose de Ferro. Tenía el mejor equipo de vóley, atletas destacados, básquet y el fútbol con Griguol.
Estuve en Peñarol de Mar del Plata, luego en Olimpia de Venado Tuerto donde ascendimos y al otro año volví a River Plate. Terminé en Olímpico de Santiago del Estero. Profesionalmente dejé a los 32, solo en Santiago del Estero. La posibilidad al año siguiente era Mendoza, Misiones o Madryn. Eran excelentes contratos porque había aparecido TyC que ponía una moneda, pero tenía que seguir solo. Y me volví  a Buenos Aires”.

Los Indios

“Me vine a Los Indios como para cerrar mi circuito personal. Y logré ascender a la “B”. Todavía tenía un poco de cuerda. Ahí lo llevé a Cuqui Mársico a hablar con Picho Cerisola a Buenos Aires para ver como se manejaba todo el básquet. Teníamos cuatro meses y yo necesitaba que se decidieran dos meses antes como mínimo porque me quería ir a Buenos Aires para ponerme bien físicamente. La idea era formar un equipo competitivo para el primer año. Nunca me llamó y lamentablemente el club terminó armando un equipo como pudo y descendió nuevamente.
Después volví a jugar el torneo local como para hacer una despedida formal, linda, que no es muy común verlo”.

Amor por el básquet


“Estoy contento de haber elegido el básquet como deporte. Lo único que no me dejó contento fue que no agarré la época que estaba el jugador comunitario en Europa, si no toda la camada se hubiese ido a jugar al viejo continente. Nosotros con 17-18 años salimos terceros en el mundo y hoy nos hubiésemos ido todos a jugar y perfeccionarnos en Europa.
Fue lo que le pasó a los campeones olímpicos. Se terminaron de pulir y se profesionalizaron en Europa. Algunos se quedaron allá, otros se fueron a la NBA.
Nosotros no pudimos dar ese salto de calidad. Un año antes habían ido Perazzo, Raffaelli, Pratto, y a los doce meses intervino la Asociación de Jugadores de Italia y se cerró esta opción. Fue una asignatura pendiente”. 

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