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JULIÁN PAGURA

El entrenador que ascendió a primera con Ciclista

Llegó a Junín como parte de un proyecto en la entidad del Boulevard. Logró que se extendiera en el tiempo. Consiguió resultados y títulos. Pero lo más importante es que formó jugadores y los llevó con el equipo a la “A”.

“Yo nací en Venado Tuerto. Empecé a jugar al básquet a los 4 años en el club Olimpia, que quedaba a siete cuadras de mi casa cuando me llevó mi tía para probarme. Era una familia donde todos jugaban al fútbol, mi viejo, mis hermanos, todos. Era medio raro que uno jugara al básquet. Yo hacía las dos cosas y a los 13 años el técnico de Olimpia me dijo que tenía que decidir con qué deporte me quedaba y elegí el básquetbol. Jugué hasta los 25 años que me vine a Junín. Cuando dejé Venado Tuerto estaba jugando el Federativo en Argentino de Firmat, pero hice todas las formativas en Olimpia. Inclusive como juvenil estuve dos años en la Liga “A” y uno en el TNA . En el 98-99 que nos salvamos del descenso, en la 99-00 que nos fuimos al descenso con el tema del Banco y todo eso que  fue de amplio conocimiento público. Al año siguiente tuve minutos en el TNA”.

Llegada a Junín


“En toda la etapa de juvenil me dirigió Osvaldo Pocho Abdala. Él me había llevado a Argentino de Firmat. Aprendí mucho y me sentía muy identificado con sus sistemas de juego. Ciclista estaba buscando un entrenador para las inferiores y apuntaba a traer un entrenador de renombre. Pocho le comentó a la gente de Ciclista que era conveniente traer un técnico de batalla y le comentó de mí.
Cuando yo me volvía a Venado, me llamó Gustavo Orcesi para comunicarme que se habían decidido por mis servicios. A la otra semana  estaba trabajando en Junín.
El proyecto que quería Ciclista era mejorar la estructura de las inferiores y lo primero que me pidieron fue que los chicos mejoren la calidad humana. Los chicos en ese momento no saludaban cuando entraban a la cancha, se peleaban con los árbitros, tenían muchos problemas de disciplina. A partir de solucionar ésto comenzamos a pensar en otra cosa.
Se cambió además la idea de los reclutamientos de jugadores. El club quería traer jugadores destacados para ganar. Yo les dije que era al revés. Había que mejorar los jugadores nuestros. El primer año llegaron siete chicos los cuales nos ayudaron a mejorar la disciplina y potenciaron la categoría juveniles. De ahí en más se fueron trayendo dos o tres chicos por temporada para mejorar, por ejemplo a los infantiles que eran buenos en el perímetro pero no tenían poste bajo. Siempre sostuve que si no hay dos o tres grandes es muy difícil que el resto aprenda a jugar al básquetbol. A partir de ésto comenzamos a mejorar y los resultados vinieron rápido, pero no por algo buscado sino por consecuencia del trabajo que veníamos realizando”.

El salto al profesionalismo

“Fue raro porque durante ocho años que yo estuve acá siempre tuve posibilidades de estar arriba. Me lo ofrecieron varias veces pero les dije que no. En realidad no me gustaba porque estaba conforme con la enseñanza en las inferiores. Inclusive por la edad que tenía no consideraba necesario tener tanta presión porque iba a ser difícil de sostener. Esto no se es bueno o malo, se buscan resultados. Podés ser bueno y no tenés resultados y te volvés con una mano atrás y otra adelante.
Siempre traté de ir despacio y apareció la oportunidad este año y no la quise desaprovechar por la cuestión que había un equipo acorde a lo que yo podía dirigir. El club me ofreció la posibilidad de promocionar a los juveniles y traer jugadores que yo conocía dentro de su presupuesto. Me pareció que era una continuidad  del proyecto de base. Creo que el crecimiento debe ser paulatino y uno no puede equivocarse en la marcha”.

El equipo

“Cuando hablamos con Chuny y Ariel (Vivas) lo primero que se planteó fue la parte económica ya que no había dinero para traer jugadores de renombre. Compartimos con Chuny la idea que había que imponer una filosofía de juego para después elegir los jugadores. Si íbamos a hacer un equipo para presionar toda la cancha y con defensa variada, con intensidad en ataque, teníamos que elegir jugadores de determinada característica. Se empezó a dar. Trajimos a Massarelli pero no sabíamos que iba a explotar de esta forma, sí que iba a cumplir con lo que programamos. De Pícton nunca tuve dudas porque inclusive lo había visto jugar mejor que lo que se lo vio en el TNA. A Damián Palacios lo conocía de chiquito de Olimpia y sabía lo que me podía dar. Lo de los internos estaba claro. No podíamos traer uno que cobrara lo mismo que todo el plantel. Yo dije que se buscaran dos para proyectar.  Miré muchos partidos del Torneo Federal, llamamos a Sebastián Uranga por el tema de Kevin Hernández y me dio buenas referencias y me dijo que podía mejorar por lo cual lo llamamos inmediatamente. Después saltó  la posibilidad de Roberto Acuña que fue medio raro. Todos los entrenadores que había hablado me dijeron que no podía jugar el TNA y yo lo traje igual por los videos que había visto. Me pareció que con 2.07 y la velocidad que tenía me podía dar una mano grande. La verdad que lo hizo bien. No habrá sido determinante, pero nos ayudó a contrarrestar un montón de situaciones. Después vino Chuny con el tema del extranjero, yo le dije las características que quería. Debía ser funcional al equipo y que no tome protagonismo excesivo para no restarle poder al resto del equipo. No sé si siempre se va a poder hacer esto, pero a mí me cuesta que el equipo juegue para el que está mejor ubicado”.

El ascenso

“No es que no caí porque no quiero darme cuenta, sino más bien no quiero pensar demasiado. Lo que más orgulloso me pone es que jugamos todo el año igual. Queríamos que el equipo jugara igual en todas las canchas y lo logramos. No solamente fue bueno el desempeño del equipo  sino que fuimos contundentes en todo. El grupo humano fue sensacional. Fuimos cumpliendo metas y logramos el objetivo máximo. No puedo pedir más nada”.

La familia

Cuando me ofrecen venir a Junín yo ya vivía allá con mi señora. Nos habíamos casado en enero de 2005 y en septiembre apareció esta posibilidad. Tenía todo armado en Venado y no es fácil decirle del día a la noche a tu mujer que te vas a otra ciudad. Jugaba, dirigía, tenía un programa de radio, una revista, ella trabajaba en otro lado. Cuando le dije lo de Ciclista fue automático. Me dijo sí, vamos. Dejamos todo y nos vinimos. A los dos años y medio de estar acá nació Francisco que es juninense. La mayoría de los jugadores de Venado tenían por costumbre volverse o mandar a su mujer a tener familia allá. Nosotros decidimos que nazca acá al igual que Delfina –tiene dos años- y ya agrandamos la familia en Junín. Estamos muy cómodos con la gente, con la ciudad. Nos tratan como si hubiésemos sido toda la vida de acá”.

El futuro

“Quiero seguir y dirigir la Liga en Ciclista. No depende de mí, sino de los dirigentes. Todos hicimos un esfuerzo para arreglar económicamente este año. En mi caso era la única forma de entrar al circuito. Yo tomé el desafío y se me iba mal me hubiesen cortado y traído otro entrenador. Hoy con el diario del lunes y como salió todo yo me quiero quedar. Mi decisión es seguir,  me gustaría que se quede todo el equipo y reforzarlo con dos extranjeros funcionales  al equipo pero más determinantes. Igual está todo muy fresco todo muy fresco todavía”. 

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