Emanuel Dante Fulcheri: “En Baigorrita bancábamos todo los jugadores”
BÁSQUET

Emanuel Dante Fulcheri: “En Baigorrita bancábamos todo los jugadores”

El tirador juninense habló de su paso por el Depo y la nueva etapa en Rivadavia de Junín.

Nací en Junín en el barrio Eucebio Marcilla. Había cuatro casas en aquel tiempo, hoy en día creció un montón.

Era todo descampado. Se jugaba al fútbol en la calle. Hoy sería imposible hacer eso.

Había pocos chicos porque en general se iba poblando de galpones, que eran mayoría en la zona. Luego se fueron incorporando más casas a medida que se fue expandiendo la ciudad.

Fui a la Escuela nº 2 y posteriormente al Comercial. Del rubro básquet, fui con Facundo Meehan, Santiago Scala, Nicolás Maggi, entre otros.

Jugué un solo año al fútbol en el club Mariano Moreno. Mi viejo jugaba muy bien, llegó hasta estar en River Plate. Pero se volvió porque extrañaba. Yo intenté, pero tenía las dos piernas izquierdas.

Después siempre hice básquet. Arranqué en Ciclista Juninense, tuve un paso por 9 de Julio y me fui a jugar a Entre Ríos.

Fui campeón con Ciclista Juninense en Juveniles, en el equipo que dirigió Julián Pagura. Estaban Nicolás Maggi, el Chaqueño Sebastián Picton que había sido reclutado, el pibe Dutto, Juan Ibarra, Bruno Bolzoni. Muy lindo equipo. Fue cuando le ganamos a Argentino que venía de una larga racha de campeonatos logrados.

Luego, con Juan Ibarra nos fuimos a Entre Ríos. Llegamos a Ferro de Concordia. Teníamos diecisiete años. Muy linda experiencia, viví algo distinto. Ahí es donde te das cuenta de que el básquet no está tan valorado como el fútbol en la Argentina.

Si uno planifica vivir del básquet, la verdad es que en la Argentina es muy difícil. Es preferible ponerte a trabajar o estudiar y hacerlo complementariamente. Para vivir del básquet hay que ser muy bueno.

Me volví a Junín. Jugué en Sarmiento, en el equipo en el que estaba Jony Slider, Marcelo Piuma; un muy lindo equipo. Salimos campeones del torneo local.
Ahí me salió la posibilidad de ir a Baigorrita. Estaba el Puche Morgan, que me pidió que le vaya a dar una mano. Estuve un par de años con él.

De un día para el otro, hubo varios problemas dirigenciales en el club. Y nosotros habíamos clasificado a play off. Pero por primera vez nos encontramos con un candado en la puerta del club. No podíamos jugar.

De ahí en más me hice cargo del equipo y seguimos adelante. Al principio con mucha incertidumbre porque era agarrar algo que nunca había hecho. No contaba con ninguna ayuda del club. Hice siete años y luego otro más sin ningún tipo de aportes económicos más que las instalaciones y la luz.

Fue todo a pulmón con el grupo de jugadores. Nos ocupábamos de juntar la planta, pintar la cancha, buscar jugadores, técnicos, ir a la Asociación Juninense de Bósquetbol; todo nosotros.

Además de recibir las inquietudes de los otros clubes por jugar en un piso de cemento.
Igualmente el mayor problema era para los jugadores nuestros, porque las otras entidades iban una sola vez al año.

Seguramente era una cancha complicada para jugar, de hecho yo me rompí las dos rodillas ahí. A los otros clubes se les hacía duro, pero, como iban una sola vez, no se quejaban tanto.

En lo deportivo, hubo un año que me tocó dirigir, que fue cuando me rompí los ligamentos del hombro. Salimos segundos en el torneo y estuvimos a un pasito de llegar a la final. Ese año fue muy bueno, con un excelente grupo de chicos. Lo que teníamos en contra es que jugábamos con doce mayores porque no teníamos juveniles. 

Este año planifiqué la temporada en lo económico y había un costo total estimativo entre los siete y ocho millones de pesos. Un montón de plata para juntar con publicidades, pizzas, aportes de los chicos y demás. Los números no cerraban por ningún lado y encima la dirigencia quería contar con algún refuerzo para mejorar el equipo.

Yo les dije que mi equipo completo trabajaba para que el básquet siguiera existiendo. Yo no podía salir a pagar un jugador cuando ni siquiera sabía cómo iba a juntar la plata.

Entonces surgió la posibilidad de ir a Rivadavia. Tuve una reunión con el presidente y aceptamos las condiciones de los dos lados. Vamos a jugar en Rivadavia, con la facilidad que da tener una cancha acá, menos costos económicos, un club que le da prioridad a todos los deportes y no solo al fútbol.

Santiago Damiano es el único jugador del club que queda. Se sumó al equipo Bautista Basso, Tomy Silvestri, Nicolás Maggi, Damián Martínez. Y estamos viendo a Juani Vincenti, si retoma la actividad.

Tenemos cuatro días disponible la cancha para entrenar: lunes-martes, miércoles y viernes, con horario fijo.

Creo que este torneo va a ser el más competitivo de los últimos años. Sacando a San Martín y Los Indios que están preparados para otra cosa, el resto va a estar parejo. Ellos potencian el torneo, pero hacen una diferencia importante contra el resto de los equipos.

El problema de que no salen tantos jugadores es que hoy los chicos no tienen ganas de entrenar. Les gusta poco y nada. Ahora hay jugadores de 30 y pico largos que siguen jugando, y antes agarrábamos a los jugadores de esa edad y los corríamos por todos lados. Hoy los chicos no quiere entrenar, no quieren sacrificio, no les gusta ir al gimnasio, entonces se va perdiendo un poco todo. Pero es en todos los deportes en general.

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