Este fin de semana nos dejó Roberto Edú Pagella, mejor dicho, se fue de viaje a tirar la naranja por el aire en otros lares.
Fue uno de los mejores jugadores de la época dorada del básquet juninense, nacido en la cantera del club 9 de Julio en un tiempo de jugadores de una calidad inagotable.
Época también donde las canchas eran abiertas y, si llovía, era de los primeros en ir a secarla y acondicionar las sillas de chapa para que los aficionados pudieran disfrutar de los partidos de básquetbol.
Se fue a jugar a River Plate hasta que una lesión en el tendón de Aquiles lo marginó de las canchas.
Luego pasó a Vélez Sarsfield donde fue compañero nada menos que de Spurio, Pellejero y el papá de Luifa Scola.
Y luego lo quiso el Boca de Pellandini, Fornier, Perazzo y el juninense Carlos Gandolfo.
Guillermo Edgardo Vecchio lo convenció porteriormente para irse a Concordia y allí llevó a Estudiantes a la Liga Nacional “A”.
Mentor de grandes campañas con la selección juninense, “Edú” cosechó una legión de amigos en su paso por esta tierra. Y lo vamos a extrañar mucho. No es un adiós… sino un hasta siempre.
COMENTARIOS