Ricardo Caimi: El uruguayo
BÁSQUET

Ricardo Caimi: El uruguayo

Originalmente reclutado por El Linqueño, tuvo un paso memorable por Argentino de Junín. Jugó en varios clubes de la Argentina.

Nací en Montevideo en el año 1961. Allá sólo gané un título de Campeón Federal y fue en reserva cuando tenía 17 años en Verdirrojo.

Ahí logré debutar en primera división a la edad de 16 años, donde hice mis primeras armas fuertes.

Mi llegada a la Argentina se dio porque El Linqueño compró mí pase en el año 1985, en $69.000 uruguayos de ese momento.

Lincoln , típica Ciudad de la Argentina en donde se duerme la siesta, me sorprendió, pues llegaba de una Capital y era todo diferente.

Aparte de jugar dos torneos locales de la Asociación Juninense de Básquetbol, participamos de la Liga Nacional “C”, compitiendo frente a Sporting de Mar del Plata (donde jugaba el Giro Perazzo), Sporting de Punta Alta, Estudiantes de Olavarría, Liniers de Bahía Blanca, Costa Sud de 3 Arroyos, etc.

Tuve compañeros como Papón Freston, Eduardo Porta,  Eduardo Cafferata, Cèsar Quevedo, Pedro Taulamet, el Manso Rubén Lorio, Roberto Edu Pagella, Fabián Gondean, Gastón Carra  y en algunos juegos, Nico Pastorino, Fernando Moral, Felo Orol y otros chicos.

Después tuve un paso por Independiente de Zárate, Siderca de Campana y recalo en Argentino, viviendo en Junín porque estaba casado con una chica Juninense.

Para ocupar plaza nacional, necesité hacer los trámites de nacionalización en Buenos Aires y el juzgado de Mercedes, para lo cual fui acompañado por el dirigente Ángel Roberto Chemile.

Jugué el provincial y llegamos al final four junto a Regatas de San Nicolás, Liniers de Bahía Blanca con Juan Alberto Espil, y Quilmes de Mar del Plata con el Gurí Perazzo.

El club me recibió de maravillas. Tremendo Capitán Roberto Biurrum, el cabezón Marchesi, el Pacha Taro, el Chaqueño Brataczuck, Gustavo Sandrk, Canoa Spacapán, Raúl Scaglione, la Fiera Evans, Charles Williams, Rauli Azpelicueta y otros muchachos.
Amo al club. Todavía veo y escucho el grito de esa hinchada moviendo los tablones de madera y gritando: ¡uruguayo!... ¡uruguayo!...¡uruguayo!...

Al final de cada partido compartíamos kepi crudo o cocido en la cantina, una tradición histórica.

El barrio estaba muy orgulloso del club, la gente llenaba las canchas y nos acompañaba a todos lados. 

El incendio intencional que hubo en enero del ´88 impidió la presentación en la categoría superior, pues terminamos terceros. Ascendían dos y se produjo un solo cupo.
Después de Argentino entrenando con Daniel Jaule en Rufino, surgió mí llegada a Peñarol de Rosario del Tala -en Entre Ríos-. 

Retorné a Uruguay para ir a Defensor Sporting en primera división y volví a Argentina a Petrolero Argentino de Plaza Huincul

También estuve en Central Entrerriano de Gualeguaychú, Juventud Unida y Racing de Gualeguaychú.

Pasé por Atlético Tala y antes de venir a Argentina también en Biguá de villa Biarritz y Albatros.

Dejé de jugar a los 40 años y desde 2015 dejé de estar directamente ligado al básquet.<

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